Un puchito para el camino.

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Escucho el golpeteo del piso.
Repetitivo e interminable.
Acercó la colilla a mis labios entrecerrados
e inspiro.
Siento el humo en mi boca,
y luego adentro mío, mientras trago aire-
aunque en realidad no lo sea.
Suelto el restante y rebota a mi costado,
ya que el viento golpea mi pecho.
Este se recibe frio,
a lo que le subo el cierre a mi campera.
Un cosquilleo disfrutable y apacible me invade,
por lo que vuelvo a repetir la acción.
Así.
Sin fin.
Al igual que el ruido de mis zapatillas contra el cemento.
En paz.
Sola.
Con la música sonando en mis oídos,
y sin el ruido de nadie a mi alrededor.

Cada cinco meses me acuerdo de vos y digo MIERDAWhere stories live. Discover now