🛹

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Le dolía, le dolía tanto que sentía como se ahogaba cada vez más y más en esos sentimientos que le perseguían desde que dejó al que era su mejor amigo debajo de la lluvia.

Por un lado buscaba todos los argumentos para justificar su enfado, recalcando siempre el hecho de que Langa había roto la promesa que habían acordado, pero, al final del día, se daba cuenta de que eso simplemente fue la gota que colmo el vaso que sus inseguridades y miedos habían estado llenando sin cesar.

Reki llevaba por dentro una gran pelea donde una parte de él le arrastraba a ir al circuito para ver a Langa y a los demás y explicarles el porque se había comportado de esa manera, para poder así volver a patinar todos juntos, mientras que la otra simplemente le decía que no valía la pena, que sus amigos se darían cuenta de que era un simple estorbo y que era mejor dejarlos ir ahora que sufrir mas tarde. Por suerte, gracias a lo que había hablado anteriormente con Joe, el bando que le animaba a ir con sus amigos fue el que le llevo a actuar esa noche, dirigiéndose sin pensarlo dos veces a aquel lugar que tantas emociones le hacía experimentar.

Tal vez nunca sería tan bueno como los demás y nadie lo reconocería pero al fin y al cabo lo que le hacía feliz era patinar y estar con sus seres queridos, no las opiniones de gente que ni siquiera se había tomado la molestia de conocerle.

Así que, guiado por ese impulso de positivismo y alentado por el sentimiento de que tarde o temprano, con la ayuda de los demás y su propia fuerza, conseguiría salir del pozo en el que las inseguridades le habían encerrado, aceleró su paso sin pensarlo dos veces.

El problema fue que cuando llegó toda su seguridad repentina se esfumó al ver como un joven de cabellos azules escaneaba todo el lugar en busca de alguien. Reki no se sentía preparado para abrir su corazón y su mente ante ese chico que tanto le hacía sentir, tenía miedo de que Langa, al ver sus líos y miedos, decidiera que la relación entre ellos no valía nada. Tenía tanto miedo de no ser lo suficiente para él ni para ninguno de sus amigos que decidió huir de la confrontación escondiéndose entre un grupo de personas desconocidas.

De espaldas a Langa consiguió escuchar como preguntaba a Joe por él, cosa que hizo que su corazón se acelerara descontroladamente, lo echaba tanto de menos pero a la vez tenía tanto miedo que se encontraba paralizado.

Antes de que uno de sus impulsos lo llevara a ir corriendo a por su amigo escucho la voz de ese hombre tan macabro que aparecía en sus peores pesadillas.

Viendo el sorteo simplemente deseó que Langa no tuviera que patinar contra él, ya que uno de sus mayores temores era que Adam destrozara tanto física como mentalmente a su dulce amigo, no podía permitir que aquello pasara. Por suerte al chico de pelo azul le tocó competir contra Joe, un gran desafío que permitía a Reki volver a respirar ya que, fuera cual fuera el resultado, sabía que sus amigos estarían bien.

Así que el joven de pelo rojo fijó la mirada en ambos, esperando expectante que la carrera comenzara, su corazón estaba acelerado y sus ojos abiertos como platos intentando captar cada momento de la competición, ya que aunque no fuera él quien estaba sobre las ruedas podía sentir de forma satisfactoria las emociones de ambos. Esa emoción le hizo conectar de nuevo con su amor por el patinaje, una de las cosas que le hacían sentirse vivo día tras día y a la que no pensaba renunciar, sería duro y sabía  que sus inseguridades no le dejarían de un día para otro pero el iba a luchar por seguir sintiéndose vivo junto
a la gente que ama.

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La posibilidad de que Reki estuviera allí, tan cerca de él, hacía que los pensamientos de Langa no pudieran estar quietos ni en una situación tan emocionante como lo era estar compitiendo contra Joe. Él quería darlo todo, y en el fondo lo estaba consiguiendo, pero la imagen del chico de cabellos rojos que no le permitía dormir por la noche no paraba de aparecersele. Lo echaba tanto de menos que no había momento en el que no pensara en él, llegaba al punto de obsesionarse, cosa que le preocupaba en gran medida, aunque no tanto como el hecho de que llevaba unos días sin que Reki le dirigiera ni una simple mirada.

Perdón [Renga] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora