Prologo

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Wanda entro a la sala blanco y negro, ese lugar se le hacía remotamente familiar.

Entonces alguien tocó a la puerta, tuvo un deja vu y recordó a Agnes, aunque no su doble personalidad.

Abrio la puerta y Agnes la saludo como si fueran las mejores amigas, mientras Agnes se sentaba a contarle el chisme del año según ella, Wanda trataba de recordar algo.

—¿Que haces aquí? —Pregunto Wanda de pronto.

Agnes se paró, dió media vuelta iconicamente y con las manos en sus caderas dijo:

—Te lo acabo de decir, Wanda necesitas ponerme más atención.

Trato de empujarla hacia la sala, pero Wanda la esquivo.

—¿Donde están mis hijos? —Pregunto de pronto Wanda, completamente furiosa, levitaba y sus manos brillaban.

A su alrededor la realidad se distorsionaba una y otra vez cambiando la época.

—No se de qué me hablas cariño.

—Ya no finjas Agatha, tu no deberías estar aquí.

—Si, yo no debería estar aquí, así como tus hijos. ¿Lo olvidas Wanda? Ellos no son nada.

Wanda con lágrimas en los ojos impulso toda su energía hacia Agnes, quien la trataba de recibir, pero no podía en ese plano, en su lugar la magia la estaba desintegrando.

—JAMAS. TE. METAS. CON. MI... FAMILIA.

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