—Aquí dormirás.
Jungkook me abrió una de sus tantas puertas y me mostró la habitación en la que, al parecer, yo pasaría mis noches.
—¿Despues de tener sexo yo vendré a aquí?
—Te acompañaré.—agregó, como si eso lo hiciera menos desagradable.
Hice silencio, no muy conforme con la situación.
—Escucha...—Jungkook se acercó a mí y me tomó por los hombros desde atrás, acerándose a mi oído derecho.—debemos mantener algunos límites. ¿no crees?
¿Límites? No entendía limites de exactamente qué. ¿Acaso nunca durmió con una de sus conquistas y eso lo volvía intimo para el?
—¿Nunca compartiste la cama con nadie? Bueno, es decir...—me corregí—¿luego del sexo?El negó con la cabeza.
—Dormir con alguien para mi tiene otro significado mas profundo.—reconoció, para mi sorpresa.—ven.
Ya para ese momento mi cuerpo temblaba de nervios, porque sabía exactamente lo que se vendría. Jungkook tomó mi mano y me sonrió cálidamente. Se me hizo imposible no confiar un poquito más en él con ese gesto tan dulce, pero que al mismo tiempo podía ser muy engañoso.
Jungkook me llevó entre las habitaciones hasta llegar a esa puerta roja. Esta vez, Jungkook se había preparado para la situación y solo se había colocado unos jeans, muy al contrario de su vestimenta habitual de trabajo. Sacó la llave de su bolsillo trasero y abrió la puerta.
La penumbra del lugar me recibió gustosa y el aire frío que emanaba de adentro me abrazo la piel. Miré a Jungkook, que ya comenzaba a buscar entre sus juguetes algo con que entretenernos.
—Sientate en el sofá rojo y quítate la ropa.—ordenó haciendome pegar un brinco en mi lugar.
Lo miré unos segundos y contesté:
—Sí... mi amo.
De alguna manera, se sentía extraño decirlo. De alguna manera no podía creer que hubiera aceptado ser esclavizada sexualmente por alguien.
Me senté en el sofá rojo quedándome solo en bragas y sostén mientras esperaba a que Jungkook terminara de sacar lo que sea que buscaba en sus estantes. Una vez que lo encontró se dio media vuelta y me observó, yo baje mi mirada hasta lo que tenía entre las manos y apreté mis labios nerviosa.
Entre las manos tenía unas sogas, al parecer muy resistentes con nudos que se adaptaban fácilmente a mis muñecas y también, una corbata azul marino.
La misma que había usado Jungkook en el trabajo esa mañana.
Al parecer, mis ojos habían dicho lo que mi boca no y Jungkook sonrió divertido mientras se acercaba.
—¿No te parece una muy linda corbata?
Ya para entonces estaba frente a mí alzando mi mentón para que lo mirara a los ojos desde mi lugar en el sofá, como tantas veces se había acostumbrado a hacer.
—Sí.—admití, sin decir mas nada. El entonces se puso de rodillas a mí y comenzó a atar las cuerdas a mis muñecas.
Una vez que terminó de hacerlo, con una de sus manos acarició la piel de mi brazo y llegó hasta mi cuello, tomando la coleta que sostenía todo mi cabello y tirando de ella delicadamente.
—Cierra los ojos.
Y eso hice. Ya para entonces el corazón palpitaba a mil por segundo dentro de mi pecho, pero traté de ignorarlo y de disfrutar la sensación tan escalofriante, y al mismo tiempo tan placentera, que me daba Jeon Jungkook.
Una vez que el hombre frente a mí terminó con su trabajo y ya para entonces estaba completamente privada de manos y vista, un silencio nos abordó a ambos. Pero no fue exactamente incómodo, mas bien fue tenso, cargado de tanta tensión sexual que sentía que mi corazón explotaría. Sin embargo no dije nada, nisiquiera cuando lo oí respirar pesadamente frente a mí, viéndome de este modo.
Fue entonces, cuando una pequeña acaricia apareció en mis muslos, que conforme pasaban los segundos comenzó a hacerse mas urgente, mas violenta. Sus manos abrieron mis piernas de repente y se posicionó en el hueco entre ellas, comenzando a besar la piel sensible de mi cuello.
Me dejé llevar por el deseo que el me provocaba e intenté tocar su pecho con mis manos atadas, pero él las quito rápidamente con brusquedad volviéndolas a posicionar en su lugar.
—No.—oí decir a Jungkook, mientras acto seguido volvía a mi cuello.
Sus besos fueron un pequeño camino de estelas hasta llegar a la curva de mis pechos. Donde con sus dos manos apretó ambos por arriba de mi sostén y luego eliminó completamente, comenzando a besar y a succionar mis pezones.
Mordí mi labio y gemí ante el contacto, arqueando mi espalda para buscar más de el. Jungkook entonces, en un movimiento rápido me tiró sobre el sofá rojo colocando mis brazos atados por arriba de mi cabeza. Ya para entonces, me sentía totalmente expuesta y vulnerable.
Jungkook me quitó las bragas en un movimiento rápido y me dio media vuelta en el acto.
Sus besos dejaron marcas en la piel de mi espalda y sus dedos se enterraron en la piel de mi cintura. Yo sentía todo mi cuerpo arder en deseo por su contacto, mi respiración para entonces, estaba igual de agitada que la suya, porque el tenía el control y yo estaba siendo controlada.
Sentí su boca bajar hasta mi trasero y dejar mordidas en el. El dolor de sus mordidas eran el mismo cielo para mí. Mi frente tocó el sofá rojo y me quedé allí, apretando la tela del mismo, excitada, gimiendo por lo que podía provocar Jungkook en mí.
Jungkook entonces sin avisar, dejó de jugar con mi trasero y luego de darle una gran nalgada que resonó en el lugar, sujetó mi cabello mientras sentía algo grande y duro invadir mi cavidad.
Un gran gemido ahogado y sorprendido salió de mí, mientras el comenzaba a moverse con precisión y ferocidad sin darme tiempo a siquiera procesarlo.
Lo único que se oía en el lugar eran nuestras respiraciones agitadas, mis gemidos, el ruido de las palmadas que daba mi trasero contra su pelvis hasta que comencé a sentir que algo quemaba dentro de mí. Algo se volvía insoportable y una oleada de calor inundaba mi cuerpo. Los pequeños espasmos controlaban mi cuerpo, mis piernas temblaban y mi cavidad buscaba su toque por medio de mis movimientos.
De pronto, gemí una ultima vez casi lloriqueando, mientras Jungkook daba sus ultimas embestidas en mí y acto seguido, luego de llegar al orgasmo, se retiraba lentamente, totalmente cansado por el ejercicio.
Por un segundo el vacio repentino me lastimo, pero traté de ignorarlo. No se podía esperar menos de una situación de así. Solo habíamos acordado hacer una cosa, no más de eso.
Jungkook me quitó las sogas y la venda, para luego observar como me arrojaba al sofá exhausta y soplaba los mechones en mi cara.
—¿Tienes hambre?
Lo miré sorprendida por esa pregunta.
—Puedo decirle a Anne que cocine algo para nosotros.—sugirió.
—¿Anne es tu cocinera?
Asintió con la cabeza.
—De las mejores que existen.
Sonrei.
—No.—Jungkook me miró sorprendido por ello— Dejame cocinar a mí.
El asintió luego de unos segundos de duda.
—Te esperaré afuera.—informó, incorporándose, fue entonces que me di cuenta que el ya se había puesto sus boxers y sus jeans.
Asi que luego de dar un suspiro y pensar en la locura de hace unos instantes, me incorporé lentamente comenzando a buscar mi ropa. Tomé mi teléfono también, el cual había olvidado ponerlo en mi bolso antes y revisé si había mensajes en mi casilla. A veces Jennie me regañaba por ser distraída con el teléfono.
Fue entonces que lo vi.
Era un numero desconocido, pero podía saber exactamente quien era a pesar de ello. Sobre todo por el mensaje que contenía.
"Te extraño cariño. ¿Cuándo volverás a casa?"
Apreté mi mandíbula mientras con manos temblorosas, enviaba el mensaje al tacho de basura.
¿Cómo demonios consiguió mi número?
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Mr. Jeon | Llm & Jjk
FanfictionLalisa Manoban no contaba con que el jefe de aquella empresa fuera Jeon Jungkook, el hombre mas poderoso, intimidante e insoportablemente sexy que jamás creyó tener la dicha de conocer. Lisa intenta con todas sus fuerzas no involucrarse con su jefe...