Jeongin - 02

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El castaño se mordía el labio, trataba de ver a Hyunjin sin que este le viera. A diferencia de su vecino, Jeongin no era capaz de asomarse por la ventana, sentía que la historia de amor se acabaría si daba a conocer su identidad. Porque no era sorpresa para nadie que Yang Jeongin no tuviera autoestima, constantemente podías escucharlo hablando mal de sí mismo, que si de su cuerpo, que si de su cara, que si de su pelo, que si de lo malo que era en todo... La gente se cansó de aguantar a Jeongin y lo apartaron de cualquier grupo. Eso hizo decaer aún más el ánimo del chico.

Pero toda la tristeza terminó cuando, por su cumpleaños, su madre le regaló unas luces LED. Al principio no eran más que eso, unas lucecitas de colores pero, poco a poco, se fue convirtiendo en algo más especial debido al día en que miró por la ventana, y su sorpresa fue mucha cuando percibió que uno de los apartamentos del edificio de enfrente se iluminaba con una luz verde, cómo la que el pequeño puso. No le dio importancia, pensó que se trataba de una bonita casualidad, pero su corazón comenzó a latir rápidamente al ver, que al día siguiente, había pasado lo mismo.

In comenzó a usar las luces como una forma de desahogarse con aquella persona, contándole como le había ido el día a través de algo tan simple como colores. Eso poco a poco hizo que las luces pasaran de ser siempre tristes con algún que otro día "amarillo" -como llamaba Jeongin a sus días buenos-, a ser constantemente de colores alegres, con algún que otro día "azul".

Un día, jugando a los Sims, vio que cuando su personaje estaba "coqueto" la ventanita con la información del Sim era rosita, eso hizo pensar al castaño, ¿y si le mandaba indirectas a su vecino?

Revisó la hora y eran un poco más de las 20:30. Mierda, se había distraído con el videojuego.

Se levantó de la silla y fue corriendo a buscar el mando y, al encontrarlo, puso inmediatamente las luces rosas.

De verdad que tenía ganas de hablar cara a cara con su vecino, pero de todas formas, no había formas de que esa persona pudiera comunicarse con él. O eso es lo que pensaba Jeongin.





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L E D - HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora