Te Amo [Joerick 2]

UNO

Historia original de M_27_el gracias.

–Pasa hijo te estábamos esperando– Daniel abrió más la puerta, mandó a que unos sirviente tomaran las maletas de Erick mientras éste era guiado por su padre hacia el comedor, allí se encontró un gran banquete –Espero que tengas hambre, pedí a los mejores chef de Corea para esto– él omega se sentó en la silla y miró toda la comida, levantó la vista y allí se encontraba al tigre Johann mirándolo.

Por un momento todo se sintió vacío, pero había sido lo correcto, había hecho lo que enralidad quería.

"Vuelve"

Escuchaba los lamentos de su animal cruzando su mente, realmente deseaba huir de allí, volver con él moreno. Pero no podía no podía hacerlo.

–¿Erick, hijo dime que quieres?– Daniel le mostró un plato de carne, algo que le hizo revolver su estómago y huir corriendo hacia unos de los lavabos que recordaba, vomitó casi nada, no había comido nada desde la partida de la casa del alfa. Se llevó la mano en el estómago, aún no podía creerlo era casi imposible quedar embarazado, para los leones eran tan difícil tener hijos, por eso los de su extinción.

–¿Te encuentras bien?– Erick miró al tigre –Deberías descansar, tu padre se esmeró con la comida, pero le diré que debes descansar–

–¿No... no preguntarás?– Johann sonrió.

–Si has vuelvo es por algo ¿No es así?– suspiró –Tu habitación es la misma de siempre, creo que sabrás llegar a ella– y sin más se fué.

Erick se lavó la cara y después subió por las escaleras, realmente la casa que lo vió crecer no había cambiado nada, cuando llegó a la que fué su habitación sintió ganas de llorar, y odiaba eso, necesitaba algo para parar todo lo que sentía. ¿Por que se dió cuenta tan tarde?. Se acercó a la ventana, la misma de la que saltó hace 10 años para huir de la casa, levantó la vista y observo la luna más bella que jamás había visto.

–Lo siento Joel..– susurró cerrando las cortinas.

Despertó al día siguiente, se colocó la ropa más grande que tenia y bajó, el olor a café se olía por toda la casa intentó ignorarlo, cuando bajó se encontró a su padre y Johann.

–¿Desayunarás?–

–No tengo hambre quiero salir– dijo Erick.

–No crees que es..

–Dijimos que volvería si tú me dejabas la libertad que yo quisiera, ¿Lo recuerdas padre?– Daniel sonrió y asintió, miró a Johann y éste sacó de su bolsillo unas llaves de coche.

–¿Sabrás conducir?– preguntó, Erick asintió.

–Gracias– hizo una reverencia y salió de allí corriendo hacia el coche negro asignado para él.