DRACOXCHARLIE

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¡Hola!

Aquí tenéis el siguiente capítulo.

Draco Malfoy iba a matar a alguien.

No podía entender cómo su padre le había convencido para ir a esa convención de dragones en Rumanía. Se suponía que los negocios eran suyos. ¿Que tenía que ver él con dragones?

Y no, no haría chistes con su nombre.

- Aquí solo hay bichos raros.- siseó. Sus ojos observaron a los dragonolistas con disgusto. No tenían ningún sentido de la moda. Ni siquiera importaba que a uno o a dos o a casi todos les faltara un miembro del cuerpo o estuvieran llenos de cicatrices. Se podía perdonar todo, pero no tener tan poco sentido de la moda.- Haré acto de presencia durante diez minutos y me iré. Padre me va a pagar esto...

- ¿Vas a dejar de hablar solo, dragón?

Oh, Merlín.

No lo había oído llegar. Sus sentidos se agudizaron y un olor a canela dejó a Draco con la respiración entrecortada. Por el rabillo del ojo distinguió un largo mechón pelirrojo.

- Pelirrojo, desgreñado y entrometido.- soltó con su típica lengua viperina.- Weasley.

Pretendió tomarse la libertad de ofenderlo, pero no resultó como quería. Este Weasley, en específico, prefirió tomárselo con humor y echó una carcajada al aire.

- Siempre has tenido un sentido del humor muy negro o eso me ha dicho mi hermano Ron.- se burló. Un pelirrojo alto de ojos azules se presentó frente a él. Vestía un traje algo viejo y remendado, pero por alguna razón aquello solo acentuaba su masculinidad y atractivo. Un rasgo que atraía de una manera casi cavernícola a Draco.- ¿Vas a comerme con la mirada mucho tiempo?

Y por la mirada del otro, este no parecía serle indiferente.

- ¿Que quieres, Weasley?

- Hablar contigo.- dijo con simpleza.- o seducirte. Lo que venga primero.

Draco tuvo la suficiente modestia como para no reírse.

- Eres gracioso, Weasley.- siseó.- Te has llevado el papel de los gemelos a mejor payaso.

- No lo soy tanto.- arrastró las palabras haciendo que los cabellos de su nuca se erizaran.- En las asuntos importantes yo no bromeo.

Y Draco no quiso aceptarlo, pero se estremeció. ¿Acaso un Weasley podía causarle tal conmoción? Eso estaba por verse.

- ¿Que quieres exactamente, pelirrojo?- repitió la pregunta no queriendo irse por las ramas.

- Pasa la noche conmigo.

¿Cómo?

- Te lo tienes creído, Weasley.

- No lo repetiré, Draco.

- Malfoy.- le corrigió.

- No lo repetiré, Draco.- dijo sin intimidarse. El susodicho bufó.- Yo no bromeo en los asuntos importantes.

- No sé lo que pretendes, Weasley y no me gusta.

Quiso irse pero su muñeca fue atrapada con fuerza, aunque no al punto de hacerle daño. Charlie Weasley tomó su mano, la giró y besó el dorso posando sus labios cálidos en ella.

Él sintió que su cuerpo ardía.

- Ven conmigo, Draco.

Y por un momento se planteó aceptar la propuesta. ¿Que se le está pasando por la cabeza? ¿Él y un Weasley? Si su abuelo se levantara de la tumba, lo maldeciría.

Recuerdos (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora