Medidas desesperadas || Freezer x Uranai Baba

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Disclaimer: los personajes, así como la historia original de la que proceden, pertenecen a Akira Toriyama.

Comisión realizada para Shadowkikio
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Hacía una tarde asquerosamente apacible en el inframundo. Eso pensaba el destituido Emperador del Mal, que pendía oscilante e iracundo de una rama de un gran árbol. En torno a él y bajo el cielo rosado, unas hadas cantarinas amenizaban el ambiente, aunque bien podían irse al propio infierno al que pertenecieran las hadas. Cada risa de esos malditos seres le suponía una molesta patada en el estómago por recordarle permanentemente la razón por la que estaba allí: Son Goku.

Daría los mundos que fueran necesarios por tal de salir de allí solo unas horas y así enfrentarse a ese malnacido para vengarse como merecía.

—Con que el Gran Freezer sigue enfurruñado.

La vio momentáneamente en una de las infinitas vueltas que daba el capullo que lo encerraba. Maldita vieja asquerosa con esa sonrisa arrugada de suficiencia, pensó.

—Métete en tus asuntos, repelente lombriz —bufó el tirano.

La envoltura siguió girando y, cuando la volvió a encarar, ésta se detuvo. Uranai Baba alzaba su regordeta mano para detener el movimiento del preso con sus poderes telequinéticos.

—¿Qué formas son esas de tratar a esta venerable anciana?. —Freezer profirió un sonido de desagrado y arrugó la nariz, asqueado—. Debería recordarte que tu castigo no ha sido mayor porque intercedí por ti y, de hecho, venía a proponerte un suculento trato —se acercaba al rostro del tirano mientras hablaba. Su aliento era extrañamente gélido—. Pero, visto lo visto, mejor me voy por donde he venido. —La bola en la que se transportaba giró y le dio la espalda al otro—. Ahí te quedas con tus queridos ositos de peluche y tus hadas.

Y se marchó.

—¡¡No!! ¡¡Estúpida momia!! ¡¡Cuando salga de aquí vas a ser la primera que conozca la ira del Gran Freezer!!

La adivina se detuvo para mofarse un poco más de él, aun sin voltearse:

—Pues no pareces ser tan grande estando ahí metido. —Detuvo su andar un instante para rematar—: Aunque tampoco es que lo parecieras antes.

Una suerte de improperios tronó entonces en ese hermoso valle del inframundo.

La anciana giró sobre su esfera y el malvado tirano casi explota de ira al ver su rostro sereno a la vez que divertido. Esa apestosa harpía se está burlando de mí. ¡No se lo voy a consentir!, divagó.

Hizo un esfuerzo sobrehumano para serenarse, rebajar su enfado y aprovechar la jugada para devolvérsela de alguna forma a la pitonisa.

—Perdón por haberme exaltado —trató de comenzar de nuevo—. Lo cierto es que mi exorbitada paciencia estaba llegando inexplicablemente a su fin después de pasar tantos años aquí en este mugroso... Ejem, perdón. Quería decir en este árbol sagrado. Debí haberle tratado con la delicadeza que se merece una bella señorita como usted.

Whishes || One-shots bajo pedidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora