Prologo

5.3K 297 166
                                    

No puedo sentir... Nada.

Bakugou se encontraba en su habitación en los dormitorios de UA, revisaba su celular en busca de algo divertido que ver, hacía un rato que Kaminari y Kirishima lo habían buscado para salir un rato a un centro comercial cercano acompañados de Momo y Ashido, pero el rubio solo les dio un corto "No molesten", incluso se negó a abrirles la puerta.

Desde que recuerdo, nunca he sido capaz de sentir algo.

Después de una hora de buscar y buscar en sus redes sociales algo interesante, Bakugou llego al límite de su paciencia, se levantó de un salto, caminó unos pasos para luego arrojar violentamente su celular contra las almohadas, estaba enojado de que el maldito internet no le diera la distracción que tanto deseaba, pero tampoco sería tan estúpido como para estampar su teléfono contra el suelo.

Comenzó a golpear con sus puños la puerta de su habitación, sabía que a esa hora de la tarde nadie se encontraba en los dormitorios, así que se podía dar aquel doloroso gusto de desquitarse con la pobre puerta, el único objeto en su habitación que sabía que no era capaz de partir.

Respiraba agitadamente, cerraba fuertemente sus puños... Estaba increíblemente agotado, pero por alguna extraña razón... Sus puños no dolían, miró de reojo sus manos notando como sus nudillos se encontraban rojos y con alguna que otra herida pequeña, dándole a ver que se había lastimado considerablemente, pero... Realmente no le dolía, le palpitaba un poco, pero no sentía absolutamente nada.

Pretendo ser normal cuando estoy con los demás...

Al día siguiente, Kaminari y Kirishima, como los mejores amigos de Bakugou, intentaron sacarle alguna información del porque no había querido salir de su habitación el día anterior, pero al obtener solo respuestas cortas y frías del rubio decidieron no seguir forzándolo. A pesar de solo haberse conocido hace un año ya sabían muy bien como era Bakugou con ciertos temas, sabían que presionándolo solo lograrían que se cerrara más.

Ambos chicos decidieron hablar un poco entre ellos en un intento de aligerar el tenso ambiente que se formó de repente, dejando a Bakugou seguir en su extraño silencio, el rubio, en su raro enredo que eran ahora sus pensamientos, realmente creía que había engañado a sus dos amigos, que los había hecho creer que todo estaba bien cuando la verdad... Era todo lo contrario.

Pero realmente no siento nada.

El mayor bajo la mirada observando detenidamente las vendas que se había colocado en los nudillos, le incomodaba un poco el ver lo morado que quedaron por la golpiza que le dio a su puerta ayer, además, había limpiado las cortadas que se había hecho con las astillas y necesitaba colocarse algo para evitar que se infectaran o algo.

Apretó una vez más sus manos volviéndolos puños en un triste intento para tratar de sentir algo, una pequeña punzada, un piquete, ¡Lo que sea!... Pero... Ya su mente ignoraba completamente sus heridas, su dolor superficial había desaparecido. Tanto así era el asunto que incluso se había negado a desayunar esa mañana inventándole a sus compañeros que ya había comido antes de que ellos se levantaran, cosa claro... Que no era verdad.

Colocó una de sus manos sobre su estómago haciendo un poco de presión, un gruñido salió como respuesta, pero... A Bakugou no le molestaba, no sentía ningún tipo de incomodidad ni dolor, lo único que sentía era un poco de cansancio... Cansancio que solo lo desmotivaba, lo hacía sentir vacío... Era un triste y solitario idiota... Justo como Deku en la secundaria.

No es tan malo como suena... Se que estoy rota, pero no me importa, es normal para mí.

Unas voces que conocía muy bien hizo que Bakugou levantara su rostro a la puerta del salón, de allí entraron Ashiro, Uraraka, Iida y Todoroki, aunque las dos primeras eran las que conversaban más, el tercero solo soltaba uno que otro comentario y el cuarto solo asentía con la cabeza.

Mi Mejor Obsesión (BakuDeku) (Yandere)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora