2. ¡Sé amable!

629 77 30
                                    

Hoseok tenía una cita.

Había pasado tiempo desde la última vez que había tenido una, y por supuesto no podía evitar sentirse un poco emocionado por ello.

Y aunque su primera idea nacía en una de esas citas románticas y costosas, no terminó por conversarlo ni a él ni a su pareja, por lo que habían acordado juntos para ir a una cafetería cuando él saliera de turno.

Así que ahí estaba, en una calle iluminada de colores que cegaban a las estrellas que se escondían en el oscuro cielo, tratando de arreglarse la manga que había arrugado antes mientras estaba nervioso (un poco, al menos). Había usado su fragancia favorita y se había demorado media hora más en arreglar su cabello, usando un producto que Jin le dijo era bueno.

Estaba por revisar su teléfono para corroborar si no había llegado demasiado temprano, cuando una emocionada voz vino desde la calle:

—¡Hoseok-ah!

Hoseok miró en dirección, viendo primero unos bonitos holanes de una falda volar hacia atrás. Fue un poco gracioso ver como la muchacha se apresuraba entre la gente; su voz, generalmente baja, tratando de conseguir ser escuchada para lograr tener un pase educado entre la multitud. Cuando llegó a él, como era todavía costumbre, hizo una pequeña inclinación de torso a Hoseok.

—Lamento mi demora, Hoseok.

Él sacudió la cabeza. Por supuesto, había esperado un poco, pero es que también se había apresurado a venir hasta aquí y llegó antes, así que no era culpa de ella.

Puso una mano sobre su codo, evitando que se inclinara más, aunque era agradable que ellos siguieran tratándose con cierta formalidad cuando habían tonteado antes. Inclinó la cabeza hacia la puerta de cristal y la detuvo por ella mientras entraba.

Esta chica era la rubia a la que había pretendido hace unas semanas atrás en el bar. En realidad no había sido desplazado por ella, si no que estaba en aquel entonces cuidando a una de sus amigas y no podía desaparecerse por un rato.

Incluso después de aquella noche en que la vio, no la recordó si no hasta que cierto tiempo después se encontró con ella en el mismo lugar.

Aunque había sucedido la misma situación, esta vez Hoseok se había animado a pedirle su número. Le escribió al día siguiente, y desde entonces habían estado hablando por mensajes y viéndose de vez en cuando, como cuando Hoseok tenía antojo de un helado, o cuando ella quería compañía en el centro comercial. Si lo pensaba bien, cada vez que habían salido podría considerarse una cita, pero nunca le habían puesto nombre, por lo que esta noche sucedería la oficial.

Se sentaron en una de las mesas del centro, tomando ambos una de los menús que estaban dispuestos en un pequeño canasto en medio de esta.

—Oí que sus cupcakes son muy ricos y esponjosos —Hoseok dijo, sólo por la intensión de iniciar la conversación.

—Mmm… pero no me gusta la crema —respondió ella, distrayéndose un poco con las descripciones de la variedad de postres—. Mi hermano me llevó una vez una rebanada del pastel de chocolate de aquí. Y lo amé, así que pediré una. ¡Todo es de chocolate! La mezcla, el relleno y la cubierta.

—Mmm, pues yo si pediré los cupcakes.

—No me pidas pastel.

—No me pidas cupcakes.

Minhye soltó una risita al tiempo que un muchacho se acercó a ellos para pedir su orden.

—Bienvenidos, ¿desean que tome su orden?

Hoseok sintió el tono un tanto apático, pero siguió todavía entretenido en la imagen de los cupcakes de vainilla que la carta presumía.

Fue hasta después de que Minhye pidió su orden, dopada de chocolate, que Hoseok alzó la mirada para recitar la suya.







—¿Hoseok?

—¿Ah?

—Te quedaste helado, ¿pasa algo? —Hye preguntó, su mirada preocupada y luego curiosa mientras veía al muchacho junto a la mesa.

—A-ah. No, n-no pasa nada —le sonrió tranquilamente, aunque podía sentir colores subiendo por su cuello. —Quería… quería lo mismo que ella.

—¿Ah? —esta vez, Hye sólo estaba sorprendida—. ¿Se conocen?

—No.

—Sí.

Hoseok miró ofendido a Taehyung. ¿Por qué había dicho que no? ¡Claramente lo conocía! No es que la cara de Hoseok fuera tan impresionante como para nunca olvidarla, pero viendo como el muchacho lo veía… pues enfadado, sabía que lo recordaba.

—No me llamaste —Taehyung se quejó en voz baja, tan ofuscado por la obvia respuesta positiva de Hoseok—. Y no. No nos conocemos.

—Es que no tuve tiempo.

—Ajá.

—Es en serio.

—Claro, Hoseok —Taehyung murmuró, claramente sin creerle, antes de dar media vuelta y marcharse mientras decía: —En un momento les traigo su orden.

Hye se le quedó viendo a la cara un rato, antes de finalmente decir, con un tono serio:

—¿No lo llamaste?

—Am… —Hoseok no pudo evitar ocultar su cara detrás del menú, asomando los ojos cuando Hye arqueo una ceja—. Tal vez le pedí su número y nunca le marqué.

—Si no era tu intensión marcarle, ¿por qué le pediste su número?

Hoseok se apenó tanto que no pudo decirle porqué. La verdad no podía dar una explicación sin dejarse ver como el idiota que había sido. Pero Taehyung le había dado esa noche una mirada tan dulce que, naturalmente, se dio cuenta de que él planeaba seguir viéndolo. Y hubiera sido más fácil no darle esperanzas, porque él no quería ni tampoco necesitaba eso, pero un estúpido impulso sobre su ego había hecho que hiciera lo que hizo en aquel entonces.

La verdad también se había sorprendido cuando se encontró escribiéndole a Hye, pero había sido de alguna manera diferente. Taehyung le había dado lo que quería; ella… involuntariamente, tanto él como ella, habían terminado queriendo más, por lo que siguieron saliendo como un tácito pacto.

—¿Debería agradecer porque decidiste a mí si llamarme?

—¿Estás molesta?

—No. No es a mí a quien dejaste esperando —se encogió de hombros, jugando con una de las servilletas antes de levantar la mirada y ver en dirección de Taehyung, que continuó atendiendo otras mesas, aunque con un entusiasmo diferente al de ellos. —Sólo estoy incómoda de que no te escuche pedir una disculpa. Él obviamente estaba desilusionado.

Hoseok suspiró. No sabía si era por la mirada complicada de Hye, o porque aparentemente la cara de Taehyung era fácil de hacer sentir a uno culpable. —Se lo diré. Me comporte como un patán.

—Obviamente —entonces volvió a sonreír, extendiendo una mano para señalar—. Puedes hacerlo ahora. No quiero que el esfuerzo en su trabajo quedé mortificado porque no puede aguantar una mala cara por verte. Tampoco quiero que le escupa a tu malteada.

Hoseok se permitió reír, aunque esta se rompió nerviosa cuando miró como Taehyung se acercaba a la barra para deja las órdenes mientras preparaba las bebidas en todo tipo de instrumentos.

Sintiendo la mirada de Hye sobre él, se puso de pie y se acercó al muchacho.

Taehyung estaba de espaldas, pero al escuchar como alguien se acercaba, se giró con una sonrisa en la cara.

Aunque claro, esa sonrisa también se borró de inmediato.

—¿Se le ofrece algo más?

—Quiero pedirte una disculpa.

No hubo rastros de alguna expresión identificable en la cara de Taehyung. —No es necesario que vengas a pedirme una disculpa sólo para quedar bien con tu cita.

Hoseok apretó los labios porque no tenía algo qué decir. Si pensaba que era correcto disculparse con Taehyung, pero no sentía una intensa necesidad de hacerlo.

—¿Lo ves? —Taehyung continuó, sacudió la cabeza y volvió a su trabajo—. No necesitas aparentar conmigo.

—¿Disculpa?

—Namjoon me dijo que no habías querido llamarme desde un inicio, así que está bien.

Hoseok asintió aliviado, pensando en regresar a la mesa, cuando de repente captó lo que Taehyung había dicho.

—¿Qué quién te dijo qué?

—Namjoon. Nos encontramos por casualidad a las dos semanas en el bar, y me acerqué a pedirle una disculpa por haberlo dejado solo esa noche. Me dijo que estaba bien, que no había problema si yo quería irme con alguien más. Así que lo invité a salir al día siguiente. Fue él quien te mencionó, y yo inocentemente le pregunté si sabía porqué no me habías llamado.

—¿Saliste con Namjoon? ¿Con el Namjoon que yo conozco?

Taehyung se giró, el ceño fruncido y apretando el vaso en su mano. —¿Qué no me estás escuchando?

—¡Claro que sí! Es que… él no me dijo nada.

—Yo le pedí que así fuera. Además, no tiene por qué decírtelo. Lo tuyo con lo mío fue sólo una noche, y eso lo entendí hasta que salí con Namjoon.

—Oh…

Pero entonces, quién sabe porqué, se le ocurrió preguntar: —¿Estás… saliendo con él?

Taehyung se le quedó viendo con una pregunta clara en la cara: “¿Qué carajo te importa?”, y la verdad estaba en absoluto derecho de ignorar a Hoseok y no dirigirle la palabra en, quizá, toda la vida. Pero Taehyung pecaba de amabilidad, por lo que terminó respondiendo: —Quedamos sólo como amigos.

Hoseok asintió, encontrándose un poco nervioso después de darse cuenta de lo que había preguntado. Si, ¿qué carajo le importaba?

—Bueno, te dejo continuar tu trabajo —Hoseok musito después de un carraspeo, girando sobre sus talones después de darse cuenta de que Taehyung no respondería, y avanzó hacia la mesa donde Hye esperaba con una sonrisa—. Bueno, no estoy seguro de haberle dado una disculpa apropiada, pero en todo caso él dijo que estaba bien.

—Lo importante es que te hayas disculpado honestamente.

Hoseok frunció el ceño.





—Vuelvo en un segundo.

Regresó a donde Taehyung, quien al verlo otra vez, suspiró y puso los ojos en blanco. —¿Qué?

—No estás molesto.

—Pues… al inicio lo estaba. Quiero decir, después de estar triste lo estaba. Pero no desperdiciare mucho mi tiempo pensando en ti ni en ello, así que… aunque no puedo aceptar tu disculpa, estoy bien.

—Disculpa —Hoseok deletreo, sintiendo incómodo su estómago—, ¿te hago perder el tiempo?

—Evidentemente.

—No me refiero a justo ahora.

Taehyung lo retó con una sonrisa al tiempo que ponía un trapo sobre la barra, limpiando la marca de sudor que Hoseok había dejado en ella al apoyar antes su mano.

—Lo sé.

¡Este niño era…! Hoseok se sintió caliente -no, no de ese modo- y de inmediato había fruncido el tiempo mientras se alzaba sobre su altura. Detrás de donde estaba, Taehyung no podía ver que se balanceaba un poco sobre la punta de sus pies.

—Pues esa noche recuerdo que me pedías más tiempo.

—Si, es que no creí que fuese a durar tan poco. Pero, caballo bien dotado, no puede controlarlo.*

—Como si tuvieras la suerte de montarme.

Taehyung se rio, y por breves segundos, Hoseok se quedó paralizado.

—Si fuera así, yo llevaría el control, y definitivamente no chorrearías tan rápido.





—Te reto —Hoseok dijo, y justo entonces toda risa en la existencia de Taehyung se borró.









—¿Y tu cita?

Hoseok levantó la cabeza cuando escuchó la pregunta de Taehyung. Con un palpitar lento y delicado, no tan silencioso como debía ser, se extrañó de las preocupaciones del muchacho.

—¿Qué?

—Estabas en una cita, Hoseok.

—Cuando me vio regresar, me dijo muy tranquila: “Bueno, esto oficialmente deja de ser una cita". No lo entendí hasta que volviste a la mesa a dejar las órdenes.

—Mm —Taehyung se encogió de hombros, aunque ahora con un poco de duda que no había ahí antes. Y Hoseok, en toda la noche, no había visto este pequeño vestigio.

—¿Te remordió la conciencia, tigrecito?

—Si sigues así, te voy a re-morder también.

La sangre de Hoseok se heló. Pero luego cuando vio la sonrisa de Taehyung, ladeada y satisfecha, decidió reír también.

¡La suya no salió tan natural!

Taehyung volvió a mover la mano sobre él, presionando el pulgar en la dura cabeza, y no se preocupó demasiado. Bueno, a este punto ya había visto que Taehyung tenía tantas ganas que, si lo mordía, al menos lo haría después de tener sexo. Así que estaba bien.

—Era broma.

—Ya sé.

—Si, claro

¿Taehyung era así de sarcástico? Porque incluso ahora, Hoseok podía sentirse un poco incómodo. Incluso la forma en que Taehyung sonreía, con cierta sugerencia burlona, hacía sentir a Hoseok afectado, aún si su polla estaba entre esas bonitas manos.

Taehyung presionó un beso en su regazo, sacando la lengua para provocar una subida de calor en la parte más cercana que tenía en dicho momento. Tanteando, comenzó a besar húmedamente su cadera marcada y estrecha, sobre su hueso marcado y los músculos resaltantes en los costados, bajando hacia la primavera latente y colorida que sus instintos clamaban.

Pronto, mientras era tomado por la boca ajena, vio que Taehyung se removió. Y recordó que llevaba de rodillas más tiempo del que parecía, sobre el frío y duro piso, por lo que se apresuró a tomar a Taehyung y cargarlo sobre sus piernas.

Muy vestido, y tan sonrojado y excitado, Taehyung se sorprendió, pero entonces Hoseok empezó a besarlo como el beso de despedida del sábado en la noche. Y Taehyung por completo cedió.

—¿Por qué me besas así? —susurró Taehyung, como sofocado entre el aire que la adrenalina y la intensión de Hoseok.

—No lo sé. Tú me besaste así antes.

—Y luego no llamaste.

Hoseok se rio. —Te dije que no tuve tiempo.

—¡Si vuelves a decir eso no vas a tener vida para huir de mí!

Hoseok volvió a reír, tirando del cuerpo de Taehyung para acostarlo en la cama sobre sus espaldas. Las piernas de Taehyung se envolvieron alrededor de sus caderas casi por instinto, apresurándose para tomar más de la boca de Hoseok, y de esos besos que susurraban lo que la incertidumbre callaba.

Taehyung había dicho que no entrenaba, entre la universidad y el trabajo no solía encontrar el tiempo (y eso Hoseok lo recordaba), pero podía sentir un poco de mentira en eso mientras desnudaba las piernas del menor. Incluso si el resto de su cuerpo no aparentaba tanto, sus piernas definitivamente lo delataban.

Taehyung estaba echado sobre la cama, sus piernas extendiéndose con gratitud después de verse sin pantalones. Hoseok se dio cuenta de que antes no lo había visto así, y Taehyung tampoco lo había visto así, pues estaban más ocupados en otros asuntos que ocuparse de los ciertos preliminares de los que podían desistir.

Pero entonces se encontró recorriendo desde sus clavículas, provocando cosquillas con su aliento sobre la llanura de su abdomen. Taehyung empujó su cara más hacia abajo cuando quiso devolverle el favor, sosteniendo sus propias piernas con las rodillas en su pecho.

Se había extendido así mismo tan maravillosamente, que Hoseok sintió toda realización concebida.

—¿Puedes…? —Taehyung quiso preguntar, pedir sin desesperación lo que deseaba, pero para cuando quiso continuar, Hoseok ya estaba lamiendo entre sus montículos suaves con celo.

Hoseok puso la palma de sus manos en la parte trasera de los muslos de Tae, empujando por si solo cuando Taehyung se debilitó. Taehyung gimió, con sus piernas temblando y luchando por ofrecerse a Hoseok, su parte inferior cediendo cuando se profundizó en su sátira muesca.

—H-Hoseok… —suspiró, su estómago hundiéndose ante las represalias primerizas de su juego. Con la lengua en su interior, Hoseok llevó a acompañar un dedo, provocando un suspiro profundo—. Esto no es una cita, no tienes que ser cuidadoso.

—¿No quieres que lo sea?

—¡NO!

Aún con lo dicho, el cuerpo de Taehyung se tensó después de que agregó un segundo dedo. Su agujero se opuso a la intromisión al inicio, aunque después de relajarse a sí mismo, Tae succiono su dedo hasta los nudillos, alzando la cadera para que Hoseok comenzara a penetrarlo con ellos.

Cuando Hoseok ingresó un tercer dedo, ciertamente abusando de la sensibilidad y arqueado los dedos dentro, Taehyung contuvo la respiración y los dedos de sus pies se enroscaron, pellizcando las sábanas.

Tenía su rostro tan rojo que el calor emanante lo mojaba también. Por un breve instante, mientras Hoseok golpeaba entre sus piernas, Taehyung presionó sus ojos como si le doliera, pero los jadeos delataban la magia subyacente de ese cierto dolor experimental. Colocó su mano rodeando su muñeca, acelerando el movimiento de esta, aguantando cuando ingresó su cuarto dígito.

Eran delgados, tan increíblemente suaves, pero tan fuertes y violentos mientras trabajaban en aflojar a Taehyung. Los doblaba y masajeaba sus entrañas, tocando el punto más sensible que había.

—¿Quieres montarme, ah? ¿Quieres eso? —Hoseok sonrió, deteniendo entonces sus movimientos.

Tae no sabía si esto lo enloqueció más que la propia dilatación, pero entonces su boca se aflojó sin su propio control. —¡Sí, sí por favor! ¡Déjame montarte!

Hoseok hizo un sonido satisfecho, alejando sus dedos de la entrada de Taehyung y presionando la cabeza hinchada en su lugar. Cuando empujó un poco, el anillo se empapó y lucía brilloso mientras se abría esperando la intromisión. Presionó una vez más, la abertura abrazando la cabeza y succionándola hacia adentro. Taehyung gimió más fuerte, apoyando la planta de sus pies en la cama para empujarse hacia arriba.

Entonces, así de rápido, Hoseok se alejó.

—¡No! ¿Qué haces?

—Sólo espera.

El mayor volvió a reírse, estirándose a sus pantalones para extraer un pequeño paquete. Habían pasado a una farmacia de camino, aunque a penas habían resistido el detenerse.

Una vez se lo puso, regresó y se sentó con la espalda apoyada en la cabecera, Taehyung apresurándose a montarse sobre sus piernas.

Cuando se embistió a si mismo, Hoseok lo sostuvo de las caderas. Tae rebotó en su lugar con alegría, clavando los dedos en sus hombros para tener firmeza. Después de tanto estímulo, de esos inciertos besos, a Taehyung le temblaban las piernas, y si no se sostenía, se sentaría sobre sus nalgas toda la noche.

Pero entonces los dedos que lo abrieron se posaron sobre las nalgas, subiendo el cuerpo de Tae sobre su tronco erecto y duro, haciendo que la cabeza se empujara en el blando canal y presionando en las paredes.

La habitación estaba cálida, y con los sonidos laboriosos de sus cuerpos y los gemidos entrecortados, Hoseok trató de concentrarse solo en Taehyung. Pero tenerlo así, desnudo y extendido por él, gimiendo mientras trataba de presionar más su polla entre sus estómagos, pensó en todas las diferencias que hubo entre su primera cita.

Pero esto no era una cita. Y la anterior tampoco.

Lo que de hecho sólo hacía que todo fuera más confuso.

Así que se enfocó en Taehyung. Presionar sus dedos, levantándolo, besando el lado de su cara mientras esta se contraía en expresiones de placer. Pero no era cuestión de concentrarse, Taehyung ni siquiera parecía estar pensando, y él estaba ahí luchando por no pensar en otras cosas.

Todavía podía sorprenderse de estar completamente duro, y estaba bien, porque eso hacía que Taehyung estuviera tan alegre -por lo que podía ver-. Y no es que no estuviera disfrutándolo, porque adentro se sentía apretado y cálido, y el simple hecho de oír y ver a Taehyung -boca abierta, roja, y húmeda; cabello desordenado y piel desnuda- era suficiente para estar en perpetuo clímax. Pero… pensar demasiado… pensar demasiado estaba haciendo que perdiera demasiado de esto.

Apenas notó la forma en que Taehyung chilló, aferrándose fuertemente a él mientras entre ambos supuraba la lechosa sustancia. La delicada carne lo presionó con más fuerza, pero para cuando se estaba riñendo a sí mismo por desviarse, Taehyung ya se había dado cuenta.

—¿Qué? —Taehyung frunció el ceño, tratando de levantarse pero él se apresuró a detenerlo—. Otra vez parezco estúpido contigo.

—¡No!

—¡¡Yo le dije a Yoongi que habías fingido un orgasmo y no me equivoqué!! —Tae lo acusó.

—¡Claro que no!

—¡Entonces cómo explicas esto!

—Estaba pensando-

—¡¡Obviamente!!

—¡Estaba pensando en que quiero salir contigo!







Fueron diez segundos, diez segundos que Hoseok sintió que se alargaron toda su vida, antes de que Taehyung reventara en una carcajada tan fuerte que literalmente cayó de espaldas en la cama.

¡Deberían de traerle una peluca de colores y ponerle pintura roja en la nariz! Hoseok de repente se sintió muy sonrojado.

—¿Te causa mucha risa?

—¡Pues claro que sí! —Taehyung respiró, sin controlar su risa. —Tú… tú, ¿quieres salir conmigo? ¿Con el chico que dejaste esperando por más de una semana por una llamada? ¿Con el chico al que acabas de darle sexo, pero sin siquiera llegar tu mismo al orgasmo? Debes estar loco. Dime, ¿me moví muy entusiasta que te golpeaste la cabeza con la pared?

—No me golpe.

—Porque mira, sigues tan duro ahí abajo que puede no fuera esa la única cabeza que se te hinchó. ¿Te sientes bien?

—Si.

—…

—…

—No es divertido, Hoseok. No seas un idiota conmigo —Taehyung musito seriamente, aunque Hoseok pudo ver un sonrojo en sus mejillas. Y por supuesto que pudo ver como lo había ofendido. —Fui un idiota al aceptar venir contigo.

—No estoy jugando Taehyung. Lo digo en serio.

—¿Esperas que de verdad te crea? Tú ni siquiera me conoces.

—Pero sé que no te gusta el café, y aún así trabajas en una cafetería. Recuerdo… recuerdo que me lo dijiste, que no te gustaba el sabor que dejaba en tu boca incluso si tomabas el café más dulce, pero que te gustaba como olía y por eso te gustaba trabajar en esa cafetería. Aunque a veces terminabas mareado cuando volvías a tu departamento, pero al mismo tiempo eso de alguna manera te mantenía despierto cuando tenías que seguir estudiando… lo que era casi todos los días.

Taehyung volteó la cara, sus mejillas ahora parecían que iban a explotar de toda la sangre que se acumulaban en ellas. —¿Cómo recuerdas que te dije eso?

—Porque tú me lo dijiste.

—Pensé que sólo asentías para llevarme a ese pasillo.

—Tú me llevaste ahí.

Las cejas de Taehyung se juntaron, como si estuviera confundido o enojado. Luego se cubrió la cara con el brazo, y Hoseok le besó la barbilla.

Por alguna razón, aún de espaldas, volvió a abrir las piernas y con los talones atrajo a Hoseok hacia él. Hoseok volvió a introducirse en él, y bueno, las cosas fluyeron como tan naturalmente no se dio cuenta.





Se habían quedado dormidos después de varias horas, y Hoseok despertó con el sonido de una alarma sonando. Se dio cuenta de que era la del teléfono de Taehyung, porque había dejado su propio móvil en su auto, pero Taehyung yacía desparramado por casi toda la cama, todavía rondando y dejándolo en una esquina muy reducida.

—Tae… Tae es tu teléfono.

Tae no respondió si no hasta que lo sacudió un par de veces. —¿Ah?

—Tu teléfono.



—¿Qué?

—Tu teléfono está sonando.

—Ah —al fin pareció reaccionar, estirándose sobre el cuerpo de Hoseok para tomar su teléfono de la mesita de noche. Cuando apagó su alarma, se dejó caer como peso muerto sobre Hoseok—. Muy temprano.

Hoseok sonrió un poco, rodeando al otro con un brazo al tiempo que los empujaba sobre sus costados.

—¿Por qué haces eso? Pareces marido.

Como respuesta, lo presionó más entre sus brazos, abrazándose. Pero luego cierta naturaleza matutina hizo a Taehyung quejarse. —Ya no… ya no, por favor. Me duelen mucho. Anoche te volviste un loco.

—¿Si me das tu número?

—No.

—Prometo que esta vez si voy a llamarte.

Ja ja ja, claro.

—Vamos, Tae…

De alguna manera sonó como un niño convincente, porque Taehyung refutó y volvió a tomar su teléfono. —Dame tu número. Yo voy a llamarte.







—No me lo sé.

—Pues búscalo.

—Deje mi móvil en el auto.

—¿Sabes qué? Olvídalo. Ahora quítate que tengo que ir a mi departamento a bañarme e ir a clases después.

Suspiró, pero de todos modos lo soltó y lo vio ponerse de pie. Aún era temprano, por lo que la habitación apenas estaba iluminada, pero todavía podía ver como su cara hinchada seguía siendo tan bonita. Su rostro serio lucía afilado, más oscuro de lo que las sombras en ella lo dejaban.

—Sé dónde trabajas. ¡Voy a ir hasta conseguir tu número!

—Siempre y cuando compres cosas caras.

Taehyung continuó vistiéndose en silencio, y luego dejó algo en la repisa frente a la cama, antes de marcharse de la habitación con un: —Llámame.

Tres segundos le llevó a Hoseok ponerse de pie, correr y tomar el papel.

En él, había un número escrito.






Hoseok regresó a su auto bailando mientras palpaba el pequeño papel en su bolsillo temiendo perderlo. Casi podía sentirlo todavía cálido, las huellas de Taehyung marcadas en las esquinas y dobleces.

Cuando entró a su auto buscó su móvil en los bolsillos de su chaqueta, e ignoró todo mensaje para dirigirse a sus contactos, decidiendo agregar el de Taehyung en seguida.

Luego sonrió al papel, viendo que sobre el último dígito, un seis, había un pequeño corazón dibujado. Casi como un lunar.

Pensó en llamarle a Taehyung hasta que llegará a casa, pero ¿y si eso era suficiente para que Tae volviera a hacerse ideas?

Al decidir qué no quería correr riesgos, presionó sin vacilación el botón de llamada en la pantalla.







Su cara se puso blanca mientras comprendía toda la intensión en las sonrisas que Taehyung le había dado en toda la noche.

<Lo sentimos, el número que usted marcó, no existe. Por favor, verifíquelo e inténtelo de nuevo>.








Jiji Tete es vengativo 😈 fjakkd
Como sea, mi plan al inicio de esta idea era dejarla hasta esta frase, aunque obviamente pienso que estos dos volvieron a encontrarse tiempo después (o uno forzó el contacto *guiño, guiño*) y entonces comenzaron a salir

Pero he ahí mi pregunta, ¿quieren que escriba una tercera parte? Sería sólo para no dejar esto abierto, así que no tendría escenas de s3x0 explícito y PROBABLEMENTE sea más corta

*para evitar malentendidos, aclaro que usé la expresión de Caballo para hacer el juego de palabras con Montar.

Llámame [HopeV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora