3. ¡Sé honesto!

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Hoseok y Taehyung al fin tenían una cita de verdad (aunque Taehyung no quisiera aceptar la parte de <cita>).

Habían pasado dos semanas desde que se habían vuelto a reencontrar en la cafetería donde trabajaba el menor. Y había sitio todo un calvario para Hoseok.

Cuando descubrió la treta de Taehyung, una venganza que, aunque hirió una fibra sensible en su ego, fue bien recibida por él, asistió todos los días a la misma cafetería. Al inicio Taehyung no mostraría su cara, mandando a otros camareros a atenderlo y haciéndole enojar a propósito.

Pero al quinto o sexto día, Taehyung había cedido encantadoramente a atenderlo. “Encantador” cómo solo de mesero podía ser, atendiendo con cortesía y alegría, como si de verdad estuviera contento de verlo, cuando en realidad también era bastante grosero al ignorar a propósito las preguntas que Hoseok hacia entre su orden:

—Quiero una rebanada de pastel helado… hoy te ves muy bonito, ¿quieres que te vaya a presumir al cine? —y cuando Tae no respondía, pero tenía todavía su mano en su pequeña libreta anotando, seguía—: y una malteada de esto.

Taehyung asentía, diciendo muy formal: —En un momento le traigo su orden. —y se iba a preparar la malteada. Cuando regresaba después de algunos minutos, dejando la orden en su mesa: —Que lo disfrute mucho.

—No tanto como lo haría contigo, pero muchas gracias.

A menudo se molestaban, como cuando Hoseok pataleaba como si hubiera regresado a los ocho años, pidiendo su número real.

Taehyung le pasaba un papelito, con el mismo número inexistente que, para ese punto, Hoseok ya había aprendido, mientras le decía:

—¡Llámame y quedamos!

Hoseok le contestó una vez: —¡Claro! Cuando tenga tiempo, lo haré.

Y Taehyung se había visto tan enfadado que no lo volvió a hacer.

Así había sido por lo que fueron 4 días más, antes de que Taehyung de repente un día explotara: —¡No me toques!

—No te toqué.

—¡Aún tienes tu mano en mi trasero, pedazo de moco amarillo!

Pero entonces subestimó el gesto de Hoseok, que había sido irritante y desfavorable, cuando vio a Hoseok reírse tan fuerte que la cara se le puso en tonalidades rojizas. —Insultas como un niño de cinco años.

Taehyung tiró de un mechón en su pelo, pero lo soltó rápido cuando recordó que estaba trabajando y al único idiota que podían regañar era a él por tratar mal a un cliente.

Okey, okey, lo siento Tae. ¿Qué dices si te invito a cenar como disculpa?

—¿O sea que no te vas a disculpar y pretendes darme de comer en su lugar?

—Me disculpo en el lugar.

Taehyung arrugó el ceño, pensando en que hacerlo en realidad no le favorecería ya que lo único bueno que había conseguido de Hoseok antes era buen sexo. Ahora sólo venía a fastidiarlo todos los días al trabajo por haberle dejado plantado. Así que si de decidía aceptar, perdería las buenas propinas que esta persona dejaba antes de retirarse (y ya de por sí, para aceptar una propina esta debería de ser realmente buena¹). Aunque si lo pensaba, en cualquier momento se aburriría, quedando él  en la misma situación altibaja.

—Quiero carne.

—Lo que quieras, encanto.

Taehyung rodó los ojos y volvió a marcharse, y Hoseok no había disfrutado tanto de un postre antes.





Cuando salió de trabajar por la noche, Hoseok esperaba por él cerca del callejón donde estaba la puerta trasera. Había elegido un ángulo favorable, pues tenía vista desde la puerta que usaba el personal, y la entrada principal, así que incluso si él decidía escaparse, sería descubierto.

—¿No te da dolor de cabeza?

—¿Por qué?

—Por tantas ideas molestas que habitan en ella. Porque a mí definitivamente me duele la mía.

Hoseok sólo sonrió, extendiendo su codo mientras presionaba la palma de su mano en su estómago, ofreciendo a Taehyung un agarre. Era tan ridículo, pero de todos modos Taehyung aceptó y rodeó el codo flacucho con su mano.

—¿A dónde vamos?

—Dijiste que querías comer carne —dijo, caminando en dirección a donde más negocios había. Sin embargo, no se detuvo pronto, ignorando los tres locales donde Taehyung sabía que vendían. Así que cuando entendió, bufo casi en silencio.

La zona donde trabajaba, si bien era popular, no podía considerarse de buen estándar. La mayoría de personas que iban eran estudiantes, y Taehyung como estudiante sabía que tenía que ahorrar su dinero bien, así que los negocios vecinos a la cafetería eran una buena opción si cenaba con sus amigos. El lugar donde trabajaba era popular porque era uno de los pocos que ofrecían una variedad presumible de postres realmente deliciosos, así que podría verse más variedad de clientela.

Taehyung supuso que eso explicaría porque Hoseok, quien lo guiaba hacia un lugar más gravoso, había tenido una cita en esa zona.

—Presumido —murmuró entre dientes, apretando el brazo de Hoseok.

—Criticón.

Volteó la cara a Hoseok, pero este ya estaba mirando al cielo mientras se hacía el desatendido. Taehyung no tenía la posibilidad de conocer si esta persona era así en realidad, o si sólo estaba exasperándolo por algún motivo irracional, pero se estaba preguntando si valía la pena una cena decente con carne valía la pena. Si lo consideraba, no disfrutaba mucho de ellas a menudo, por preocuparse a otros gastos y también porque no tenía mucho tiempo, pero de todos modos desperdiciarlo deliberadamente con Hoseok era cuestionable.

—¿Cómo te fue en la universidad?

—Mm… bien.

Hoseok respiró con mucho ruido. —Sé que justo ahora no puedo agradarte como desearía, y es mi culpa, pero te debería el cielo si me concedes la oportunidad de tener una plática abierta y bilateral ahora.

Incluso al decirlo, puso ojitos.

Agh… como estoy por graduarme, en realidad las clases están muy ligeras y pacificas, así que estos últimos días he estado durmiendo más.

—¿Si? Entonces incluso ahora, debería de sentirme todavía más afortunado de que aceptaras venir a cenar conmigo, en lugar de dormir un poco más.

—Ajá.

Taehyung le habló un poco más sobre sus clases y sus maestros, pero Hoseok no podía estar seguro de si todo lo que dijo era verdadero. Después de todo, no culparía a Taehyung de inventar cualquier cosa, en lugar de contar, sólo para no ser más intimidado.

En ese momento, ya estaban en el restaurante, sentados en el centro mientras Hoseok preparaba la carne y Taehyung apoyaba la cabeza en sus manos, mirando con atención.

—Namjoon hyung me contó que has estado molestándolo.

El comentario pudo haber hecho refunfuñar a Hoseok, pero si se irritó, de todos modos no dijo nada.

—Eso sólo confirmó mis sospechas —Hoseok le dijo—. Sabía que él si tenía tu número, y al final todavía no quiere pasármelo.

—Le dije que no lo hiciera.

—¿¡Por qué?!

—Que fácil sería para ti.

Si de verdad quería, ¡tendría que esforzarse! Aunque Taehyung había tenido ya su experiencia mala con esta persona, su encuentro posterior acabó solo revelando un espontáneo arrepentimiento. Y ahora solo buscaba enmendarlo, lo que podría decir que pasó de ser espontáneo, a ser profundo.

Aunque Taehyung no sabía lo que él mismo quería de Hoseok, estaba ansioso de descubrir lo que sea que a Hoseok se le ocurriera decir.

—¿Sabes Taehyung? Al principio sólo creí que habías anotado mal un número, pero no tienes idea de las horas que gasté haciendo todo tipo de combinaciones para ver el error, y nunca funcionó.

—El número entero simplemente no existe.

Hoseok tomó un trago de Soju antes de responder: —¡Ya entendí! Dijiste que pasaste como una semana esperando mi llamada. Y ahora yo esperé más de una llamada para llamarte, ¡pero no tenía ningún número!

Hoseok no esperaba que Taehyung se riera, así que cuando lo vio hacerlo, las felices marcas en sus ojos y alrededor de su boca, se quedó sorprendido. Por supuesto que lo había visto reírse antes, cuando recién lo conoció, pero no fue sólo por lo bonito que se veía al hacerlo, si no porque sintió que ganaba algo al ser el propósito.

—Fue un juego. Siete letras, tres vocales, tres sílabas. Siete y tres, diez; tres y tres, seis. Diez y seis, 16. 73310616. ²

—¿Y qué palabra estaba oculta?

Púdrete.

Hoseok presionó sus pulgares en la parte alta de su nariz, aunque impresionado por la risa más fuerte de Taehyung, pero sin poder levantar los ojos y verla. —¿Así que pensaste en eso, en ese instante?

—Sip.

Aún por haber sido ofendido, no sólo en general, si no con su broma subyacente, estaba bastante sorprendido del ingenio de Taehyung. ¿Qué persona era, evitando elegir números al azar, como una persona podría haber hecho? Aunque hubiera sido imposible adivinar que palabra estaba oculta para cualquier persona, Taehyung todavía quería burlarse el doble de lo que habría hecho.

—Eres bastante inteligente, jugando con números y palabras.

—Mm, pero de todos modos, incluso si lo hubieras entendido o adivinado, habría un millón de opciones. Así que no es tan divertido. Pero gracias.

Hoseok le sonrió de vuelta, pero como miraba la carne, no puedo ver como la cara de Taehyung se suavizaba al instante.

—En cualquier caso, tengo que disculparme contigo dos veces. La primera es por haberte pedido tu número aquella noche, cuando mi intensión no era llamarte; no hay nada para excusar lo perdedor que fui al hacerlo, ilusionándote porque era evidente querías tener algo después de ello, así que no te daré mi razón por haberlo hecho así.

—Y luego debería disculparme por la otra vez que te encontré trabajando, yo todavía no creía necesario disculparme y lo hice sin sentirlo de corazón. Así que…

—Te estás disculpando por no haberte disculpado honestamente cuando te estabas disculpando.

—… más… más o menos… creo.

—Mm… está bien, te perdono.

—¿Por cuál de las dos?

—Ambas. Aunque más por la segunda que la primera. Tendrás que hacer más que preparar carne, para hacer que tu disculpa sea aceptada en todo su esplendor.

—¡Daré lo mejor mí! —Hoseok alentó, alzando ambos pulgares, aún si el gesto debería de ser para él.

Tae volvió a sonreír. De cualquier modo, cuando las disculpas eran honestas, Taehyung tenía que aceptarlas. Tomar la vía no era lo mismo que seguir la dirección ideal. ³







Taehyung aceptó que lo acompañara a su departamento cuando acabaron la cena. Tomaron el autobús y el trayecto fue en su mayoría silencioso.

—¿Puedo invitarte a salir otro día? —Hoseok preguntó cuando ya se encontraban en las puertas del condominio, con las manos los bolsillos de su abrigo mientras veía a Taehyung buscar las llaves en su mochila. —Yo… te lo decía en serio la otra noche. Quiero salir contigo. Y con “salir contigo” no me refiero sólo a salir a cenar o tener una cita.

Las manos de Taehyung se detuvieron dentro de su mochila. —¿Qué?

—Me refería a… ya sabes…

—Hoseok, no me conoces. Ni siquiera sabes si te gusto de verdad.

—Pero definitivamente si me gustas. Ni siquiera sé porqué, si sólo te he visto dos veces además de irte a molestar a tu trabajo. Pero esa noche…

—¿Qué? —Taehyung se burló—. ¿Te viste en lo profundo de mis ojos y supiste que me amabas desde que nos conocimos?

—Claro que no. Incluso si tenemos algo, no puedo estar seguro de que llegue a amarte, no soy idiota. Y tampoco lo sabré si llego a conocerte —musitó con una risa nerviosa, sosteniéndose del barandal cuando Taehyung lo encaró. De repente, estaba nervioso—: ¿Por qué hablamos de amarte? Apenas tuvimos una cita.

—No lo sé. Cuando nos conocimos no vi mi vida frente a mis ojos, y no te vi amándome en un futuro. No creas que sacudiste mi mundo al conocerte, Hoseok.

—El punto de esto —continuó, señalando entre ellos y a su alrededor—, es que entiendas que perdiste la oportunidad de ser algo demasiado casual en mi vida, al no llamarme esa vez y luego venir y meterme del modo que has hecho.

—Bueno… —Hoseok probó, su tono dulce después de ver cómo el cuello de Taehyung y sus orejas se ponían rojas—, tampoco puedes forzarme a no ser casual si me dejas conocerte.

—Pues no sé, pero dicen que soy bastante persuasivo.

Hoseok subió el escalón que los separaba desde el inicio de la conversación, cubriendo la espalda de Taehyung con sus manos y atreviéndose a besarlo. —Yo lo sé. Tus ojos me hicieron ofender a Namjoon aquella noche, tu boca a pedirte salir la otra, y definir hay más en ti que me va a hacer quedarme.

Taehyung apretó fuertemente los ojos, pero no pudo dejar de reír. —Esto es demasiado para la primera cita, ya cállate.

—¡Sabía que si era una cita!

Rodando los ojos, Taehyung abrió el portón, y no luchó por quitar a Hoseok de encima mientras entraba. —Si me haces piojito hasta que me duerma como la otra noche, te daré mi número.

—Mientras ambos ganemos, acepto lo que sea.







Jungkook era un joven de naturaleza curiosa, si eso era un eufemismo para excusar que se entrometía en la vida de todos sus amigos. Un día mientras acompañaba en un turno en la cafetería a Taehyung, sentado en silencio junto a la barra, y llegó de imprevisto Hoseok, sintió curiosidad después de verlos saludarse con un cariñoso beso, como si no hubiera nadie más ahí.

Así que le preguntó a Tae cómo se había dado lo suyo, sin esperar que una intensión agresiva se encendiera en los ojos de su amigo en el mismo instante.

—Es el chico del bar. Él no me llamó.

—Y luego cuando quise llamarlo, me dio decenas de veces un número equivocado —Hoseok se quejó; pero aunque la respuesta era para Jungkook, él no dejaba de ver a Taehyung.

Anteriormente se había dado cuenta de que a veces no había nadie en el mundo para Hoseok, excepto Taehyung.

—Incluso después de haberme prometido darme el número real, siguió dándome ese jueguito tonto.

—Oh, mi- ¿eras tú? ¿Sabes lo odioso que estuvo por una semana por tu culpa?

—¡¡Jungkook, cállate!!

—¿De verdad? —Hoseok estaba de pronto muy interesado en lo que decía el menor de ellos, girándose para mirarlo con ambas cejas arqueadas—. ¿Cómo odioso?

—Odioso como un niño de 10 años que no obtiene el juguete que quiere en navidad. Pero las cosas que decía lo alejaban de ser un niño. El idiota estaba llorando porque, según él, no tenía la oportunidad de morir montando tu polla ya que no llamaste.

—¡¡Jungkook, te voy a matar!!

—¿En serio decía eso?

—¡Por supuesto!

Jungkook y Hoseok intercambiaron oraciones, mientras Tae era ignorado, tirando del cuello de ambos pero sin poder detenerlo.

—¡Jungkook, le diré a Jimin! Y tú, ¡definitivamente nada de sexo!

“Pánico” se tatuó en la cara de ambos.

Hoseok: —¡¿Otra vez?! ¡Hace dos semanas hiciste lo mismo, y todavía no me compongo!

—¿Ah, sí? ¡Tú no eres a quien todavía le duelen las caderas!

Jungkook los vio discutir en silencio, un poco atemorizado después de la amenaza, ya que era probable obtener el mismo castigo. No conocía los detalles reales de su relación, pues Tae siempre comenzaba enfadándose y desvariaba con lo que decía.

Pero bien sabía que, aún si eran poco meses desde que formalizaron lo suyo, ambos estaba tan profundo en la vida del otro, que probablemente iba a ser una historia larga que disfrutar.













[1]: aparentemente en Corea y otros lugares de Asía, no se deja propina. Pero, según nuestra amiga Soojini coreana, se puede si es un chingo (todavía no descubro si era chiste o no 😂).

[2]: no sé cuántos dígitos tienen los números telefónicos en Corea, además del código correspondiente. Intenté investigar pero sin mucho ánimo, así que lo dejaré así jejej

[3]: me refiero a que incluso si uno acepta una disculpa, no tiene que enmendar nada. El Tae de aquí es un buen amigo que se quita el peso de la disculpa más que nada por el peso en su propio corazón, no porque crea que solucionó algo al instante.

Todavía estaba dudosa por escribir lo último, ya que no quería poner cosas cursis, pero creo que es mejor para no dejar tan abierto el final 🥴

Espero que les haya gustado esta pequeñita historia jeje 🥺 actualmente me encuentro tratando de mejorar mi escritura, así que si continúo subiendo pequeños proyectos u o.s. es más como prácticas, pero deseo que aún así lo sigan disfrutando!! Gracias corazoncitos bonitos 💜

Llámame [HopeV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora