Durante noches continúas sus sueños se inundaban de aquel escenario cubierto de rojo. El avivado fuego que lo rodeaba y las brasas volando a su alrededor llenaban su cuerpo de un calor asfixiante. La sangre que corría bajo sus pies tenía cubierto aquel lugar que parecía estar extinguiéndose gracias al caos. Gritos y llantos se escuchaban donde quiera que miraba, entraban por sus oídos y resonaban en su cabeza, transmitiendo un sentimiento de frustración y miedo, colando por su piel el terror de aquellos a quienes escuchaba, pero no lograba ver.
—Llegó la hora
Una voz a su espalda que sonaba grave y demandante le erizó la piel e hizo flaquear sus piernas. Su cuerpo se desvaneció y sus rodillas golpearon el suelo quedando cubiertas de la sangre esparcida por el suelo. Podía sentir la humedad y el olor a hierro, en sus manos, sus piernas y cada parte de su cuerpo.
—No puedes huir del destino
Aquello desconocido que hablaba detrás de él había tomado forma. Sentía unas largas garras extenderse hacia él y rozar su cara, la piel de sus mejillas comenzaba a agrietarse al contacto y goteaba sangre caliente por su rostro. Era incapaz de mirar atrás, el miedo le tenía inmóvil, frágil, y finalmente, cerró los ojos cediendo ante ese dolor placentero que lo envolvía lentamente.
Abrió los ojos y miró fijamente al techo con la respiración agitada. Suspiró cansado luego de algunos segundos, las noches con pesadillas siempre traían consigo un agotamiento físico y mental inexplicable, pero curiosamente al despertar no recordaba mucho de lo que sucedía en ellos.
Frotó sus ojos y se levantó de la cama una vez que su cuerpo volvió a su estado habitual. Se colocó las sandalias y seguido de un bostezo, estiró sus brazos para así comenzar de nuevo su rutina de cada día. Sus pasos cansados lo condujeron hasta el pequeño baño que estaba dentro de aquella casa. Tomó una ducha corta y después de vestirse, apenas se miró un par de segundos en el espejo para peinar un poco su flequillo y acomodar el cuello de su camisa.Caminó al comedor y preparó un desayuno sencillo para tener la energía suficiente antes de ir al trabajo. El pequeño perro que descansaba en el sofá verde y gastado que estaba apenas un par de metros lejos del comedor viejo, corrió a prisa hasta su amo para rogar por un poco de aquel guiso que desprendía un olor agradable por toda la casa.
—No
Victor negó con una de sus manos. La comida caliente recién había salido, y el perro, obediente, tuvo que esperar hasta minutos después para poder comenzar a comer a los pies de su amo.
—Está nublado
Miró hacia la ventana y notó el cambio radical del clima. El día anterior había hecho un calor agobiante, y ahora parecía que el cielo caería a pedazos.
Se levantó del comedor y limpió el poco desorden que hizo por el desayuno. Lavó sus dientes y tomó sus pertenencias para poder salir a trabajar, así como un abrigo ligero de color negro para protegerse del frío.
Las calles del pueblo se sentían con un ánimo apagado pese al constante flujo de gente a esa hora por la mañana. El paisaje se veía frío y gris ese día, era un pueblo pequeño que estaba rodeado de un amplio bosque. Se alcanzaban a ver las altas colinas alrededor y en la punta de una de ellas, un enorme castillo que imponía presencia en cualquier persona que habitaba ese lugar. Nadie daba dos pasos cerca de allí, decenas de historias rodeaban aquel castillo y ninguna de ellas era agradable.
—Joven cartero
La voz suave de una mujer le hizo a Victor detener sus pasos y mirar en su dirección. Llevaba en una de sus manos un rosario colgando, y por el hábito en su cabeza, intuyó que provenía de la Iglesia que estaba unas calles atrás.
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The Hole
Mistério / SuspenseEl poder del Tomo atraerá a aquellos a quienes está ligado con sangre, incluso en contra de su voluntad. Victor, quien es incapaz de recordar su pasado, se verá obligado a seguir los hilos del destino. [Historia original basada en la esencia 1 de la...