Yuzu: Por fin era viernes. Con paso ligero, entré en mi dormitorio. La luz tenue se filtraba a través de las cortinas, y el aire parecía más suave, como si el fin de semana trajera consigo una promesa de liberación.Jenell, yacía en su cama. "Los días han pasado tan lentamente", murmuró, como si el tiempo mismo se hubiera estirado en su contra.
Me senté junto a ella, sintiendo la calidez de la madera bajo mis dedos. "Lo bueno es que hoy salimos", dije. La semana había sido agotadora, y la perspectiva de escapar, aunque fuera por unas horas, me llenaba de alivio.
Asintió con una sonrisa. "Sí, y recuerda que hoy salimos". Jenell era la voz de la razón en nuestro dúo, siempre recordándome los detalles importantes.
"Claro", respondí, pero una pregunta persistía en mi mente: ¿dónde exactamente nos reuniríamos? Jenell sacó su teléfono y comenzó a escribir un mensaje para confirmar los planes.
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*En Japón, en otro rincón del mundo...*
El aire en la habitación parecía más denso cuando X habló. "¿Estás seguro de que quieres adelantar la boda?"
Mi abuelo, con su cabello plateado y ojos sabios, miró a Mei, "Mi nieta está de acuerdo con ello", respondió. Mei, con su vestido blanco y una mezcla de nervios y emoción en su mirada, asintió. El tiempo se aceleraba para ella, y me preguntaba si también sentía la urgencia de los días.
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*De regreso en Alemania...*
"Listo, Yuzu, vamos", dijo Jenell, esperando en la puerta. Su cabello rojo brillaba bajo la luz del pasillo.
Tomé mi teléfono y me puse de pie. "Claro", respondí.
Hans, mi tío, apareció en el vestíbulo. "¿No quieres que te lleve?", preguntó. Su voz era cálida y paternal.
"No es necesario", le aseguré. Prefería caminar, sentir el aire fresco en mi rostro mientras recorría las calles familiares. Subí las escaleras hacia mi antigua habitación. La casa había cambiado desde mi última visita, pero aún conservaba la esencia de mi infancia. Me senté en la cama, mirando por la ventana hacia la ciudad que conocía tan bien.
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*En otra parte de Alemania...*
"Elise", llamó Bianca, su voz afilada como una navaja.
Me giré hacia ella. "Sí", respondí, preguntándome qué quería ahora.
"¿Hasta cuándo te dejarás de esconder de Yuzu?" Bianca era implacable, como siempre.
"No me escondo", murmuré.*(Mirando a Bianca)* ¿Por qué crees que estoy evitando a Yuzu?
*(Sonriendo con malicia)* Porque pareces una niña chiquita asustada. ¿Qué te cuesta saludarla? No es gracioso, Elise.
*(Suspirando)* Lo sé. No es que quiera evitarla. Simplemente... hay cosas que necesito resolver antes de enfrentarla.
*(Arqueando una ceja)* ¿Resolver? ¿Qué secretos guardas, Elise? Yuzu pensará que la estás evitando. Hace una semana que no la ves, y le mencionaste que estarían en algunas clases juntas.
*Elise*: *(Bajando la mirada)* Sí, se me olvidó. Pero no es tan sencillo. Hay mucho en juego.
*Bianca*: *(Con tono burlón)* Bien, bien. Pero no tardes demasiado. Las cosas pueden complicarse más de lo que imaginas.
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Por supuesto, continuemos con la historia:---
*De regreso con Yuzu...*
*En la plaza...*
"¡Hola, Yuzu!", exclamó Rashel cuando llegué. Su cabello oscuro caía en ondas sobre sus hombros, y su sonrisa era contagiosa.
"Acabamos de llegar hace poco", dijo Ancel, c
"¿Y adónde vamos?", preguntó Jenell, siempre práctica y directa.
"Me invitaron a una fiesta. ¿Quieren ir?", propuso Ancel.
*Todas*: "¡Acepto!", respondimos al unísono.
*Ancel*: "Está cerca. Si caminamos unos minutos, llegaremos".
*Yuzu*: Así comenzamos nuestro camino hacia la fiesta. La ciudad se extendía ante nosotras, llena de luces y posibilidades. Pero al llegar, nos encontramos con algo inesperado.
"Es aquí", anunció Rashel, señalando la entrada. La música retumbaba en el aire, y las luces parpadeaban en tonos vibrantes. Chicos y chicas se movían al ritmo, algunos bailando pegados, otros riendo y charlando.
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