IV

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I can't shake these midnight thoughts when I'm alone

latching to my brain and never letting go

So I'll start making friends with the noise in my head

Midnight thoughts; Set it off.

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Un páramo desolado se extendía haya dónde llegaba la vista, el sol brillaba con fuerza reflejando en la roca caliza su esplendor mientras el murmullo del viento golpeaba áridamente su rostro. Haya dónde miraba, Morax no veía ni un solo atisbo de vida, solo la roca agrietada y seca se presentaba ante él. Antes de que pudiera pensar en nada más sus piernas empezaron a moverse como si ya conociera el camino que debía seguir.

Quizá lo hacía.

No sabía cuánto tiempo llevaba andando cuando finalmente divisó lo que buscaba. Una mujer se encontraba sentada en la dura ruca, su túnica blanca manchada de arena, su cabello era tan largo que llegaba hasta el suelo y el sol dejaba destellos plateados sobre el mismo.

Él conocía a esa persona.

La mujer sostenía una flor rosada que miraba con infinito cariño mientras ella se derretía en un mar de arena muy lentamente, la flor lucía exactamente igual que aquellas que se encontraban en su jardín, solo el color difería. Morax se sentó a su lado.

—Guizhong.

—¿Siempre tiene que ser un paisaje tan desolado? —preguntó la diosa mientras acercaba suavemente la flor a su rostro para olerla. Desde su posición, Morax podía ver las grietas tatuadas en el rostro de la diosa, exudando arena. Durante un largo tiempo ninguno de los dos dijo nada más.

—¿Qué es el amor? —preguntó Morax, al fin.

—¿Después de tanto tiempo aún no lo sabes? Ah, realmente eres un niño tonto —la mujer suspiró, los arenosos dedos de su mano derecha se perdieron en la tela de su vestido mientras con la mano izquierda giraba la flor frente a sus ojos. Después de un rato, Guizhong cerró los ojos y Morax no pudo evitar fijarse en lo largas que eran sus pestañas.

—¿Te amé? —preguntó pese a que empezaba a conocer la respuesta.

—Eso fue hace mucho tiempo —respondió ella mientras una sonrisa alegre iluminaba su rostro. De repente, los delicados pétalos rosados de la flor entre sus dedos cambiaron—. Así que cuéntame, Morax...

Se convirtió en una flor chingxin.

¿Quién está ahora en tu corazón?

Zhongli despertó en un sobresalto, empapado en sudor, con la garganta agarrotada y la visión borrosa. Tuvo que parpadear un par de veces para enfocar la vista y tras cerciorarse de que se encontraba en su salón se llevó la mano al rostro. ¿Cuánto tiempo hacía que no soñaba con ella? El consultor suspiró pensando que últimamente ese gesto se había vuelto común en él. Su plan de tener una pacífica vida en su retiro se había ido tantas veces ya al traste que había dejado de confiar en que fuera posible para él.

Además...

Inconscientemente su mirada se dirigió a la puerta de su habitación. Un pequeño gemido de frustración escapó de su boca mientras él enterraba el rostro en sus manos. Después de dejar al yaksha dormido en su habitación había improvisado una cama en el sofá de su salón y había dormido ahí. Si es que realmente había conseguido dormir algo. Apenas había pegado ojo en toda la noche y cuando finalmente había conseguido que su mente se rindiera al cansancio su sueño se había tornado en algo turbulento y sin sentido para él.

Boca de dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora