Salimos de la discoteca. El guarda de la puerta nos grapó las pulseras de plástico para que pudiésemos entrar de nuevo sin problemas.
Atravesamos el aparcamiento y salimos a una calle llena de farolas y tiendas. Nos sentamos en un banco, no muy lejano al club, bajo una farola que parpadeaba, estaba medio fundida.
-Marianne...-dijo el moreno-tengo que decirte algo.
-¿Sí?-dije curiosa, mirando a sus preciosos ojos celestes.
-Pues verás...somos amigos desde que tenemos quince y desde ese tiempo...me caes muy bien y yo...pues que...me, me...me gustas Marianne De Lordette. Muchísimo.
Lo miré enternecida.
-Lo cierto Daniel es que tú también me gustas-dije algo cohibida, de hecho no sé ni de donde saqué fuerzas para decírselo.
La sonrisa de Daniel no podía ser más grande, ni la mía tampoco.
-Entonces...-dijo, casi llorando de alegría-¿te gustaría...ser mi novia Marianne?
Una lágrima escapó de mis ojos.
-¡Sí!
Los brazos de Daniel pronto me rodearon, y nos abrazamos.
-Pensaba que me dirías que no porque estabas enamorada de otro...-dijo.
-¿Y qué otro podría ser Daniel?-pregunté divertida.
-No sé, pensaba que estabas enamorada de Nicky-dijo.
Sinceramente esa era la respuesta que menos me esperaba. ¿Yo enamorada de Nicky? ¡Eso es absurdo! ¡Por favor si es mi mejor amigo!
-¡Tonto, si es mi mejor amigo!
-Ya, ya lo sé, pero...no sé, cuando uno está enamorado ve las cosas borrosas.
-Owwww que bonito Daniel.
-Jajajajajajaja ya lo sé, soy muy poético ¿sabes?
-No, pero me muero por descubrirlo.
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Después de estar un rato hablando bajo esa estropeada farola, volvimos a la discoteca, donde todos nuestros amigos se encontraban durmiendo plácidamente en los sillones. Menos Nicky, él estaba sentado en la barra dándole vueltas a un vaso.
-¿Nos vamos ya Nicky?-dije, pero no pareció oírme-¡He dicho que nos vamos!-ya no era una sugerencia, ahora se había convertido en una orden.
Nicky sacudió su cabeza y movió su cabeza para mirarme. Tenía los ojos rojos y estaba muy despeinado.
-Sí si, voy.
Iba a ponerse de pie, pero empezó a tambalearse.
-¡Daniel cógelo!-le grité a mi novio, en vista de que mi amigo iba a caerse por las escaleras.
Daniel fue corriendo a cogerlo, pero...tarde. Mi amigo ya había empezado a rodar escaleras abajo.
-Oh Dios mío-dije lo más alto que pude, porque el miedo de que a mi mejor amigo le pudiese haber pasado algo no me permitía hablar más alto.
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Acabamos de llamar a una ambulancia, y Daniel y yo estábamos sentados en el sofá, esperando a que llegasen.
Daniel me rodeaba los hombros con su brazo.
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Princesa a la fuga
RomanceNicolás y Marianne son los mejores amigos. Se llevan genial, pero lo último que querrían es casarse. Por eso, cuando en la fiesta de cumpleaños de Nicolás lo anuncian, esa noche ella escapa, llevándose parte del dinero familiar y sus pertenencias...