Capítulo 1:soy una princesa, y daría lo que fuera por no serlo

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-¡No quiero!-grité exasperada-¡Odio ese vestido! ¡Déjame vestirme como me de la gana!

Me estaba peleando con mi madre porque ese día llegaba la familia de mi prometido, el príncipe Harold de Escocia, y quería que me pusiese un horrible vestido que odié nada más verlo.

-Tengo miles de vestidos¿no puedo simplemente ponerme otro?

Negó con la cabeza.

-Este ha sido diseñado exclusivamente-ya ha empezado a hablar con ese pijerío que detesto de la realeza y clase alta-para esta ocasión tan especial, así hazme el favor de entrar en razón y ponértelo.

Asentí y se marchó de la habitación. En cuanto se fue le tiré encima al vestido salsa de tomate, chocolate y nata. Todo junto. Empecé a remover y sonreí satisfecha.

Me lo puse,y bajé a ver a mi madre:

-Madre, creo que ya estoy bien, pero me gustaría que me dieses tu opinión.

-Me alegra que por fin nos entenda-no acabó de hablar cuando visualizó mi ''gran obra de arte''-¡¿Qué diablos has hecho Marianne?!

Puse mi mejor cara de inocencia.

-Pues no sé, es que me dió hambre y...

-¡Quítate eso ahora mismo y cámbiate, pero no creas que has ganado jovencita, ya hablaremos de esto!

Me disculpé y subí sonriendo triunfal.

Cerré rápidamente la puerta de mi cuarto y empecé a revolver en mi enorme armario-habitación.

Opté por un vestido que me había comprado con Nico, mi mejor amigo, hacía ya un tiempo, y que aún no había estrenado, rojo falda corta roja de tul con la espalda algo descubierta. Simplemente perfecto.

Me adorné el pelo con una tiara de perlas muy bonita y me lo dejé suelto.

Si no le gusto a los padres de Harold hoy es porque están ciegos o yo que sé que.

Me maquillé un poco los ojos con rímel y algo de sombra dorada, y bajé para el salón.

….................................................

-¡Estás preciosa Marianne!-exclamó la reina Iria.

-¿A qué sí?-dijo mi madre, sonriendo de la forma más falsa que he visto en mi vida.

Sonreía a todos sus cumplidos y comentarios, pero me aburría como una ostra.

Harold no había venido, porque estaba arreglando unos asuntos, y solo se había presentado su madre junto con su insoportable hermana, Chloe, con la que pasé de hablar pese a las seguras y predecibles regañinas de mi madre, que decía que debía ''socializar'' más con la familia de mi prometido. Y una m*****.

Cuando hubimos acabado de comer y nos hubimos tomado el postre, me excusé diciendo que me encontraba indispuesta, cosa cierta, porque la princesa Chloe me pone de lo más enferma, y me marché a mi habitación.

Me tiré sobre mi cama, sin deshacerme del vestido, porque tenía una idea en mente.

Princesa a la fugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora