Como un radar, mi corazón se acelera cuando se aproxima un fenómeno que jamás antes había detectado. Quiero que todo sea un sueño y que en realidad...
Nunca hubieras aparecido en mi vida
-Te voy a querer siempre, JungKook.
-¿Siempre?, ¿Eso no es de...
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Las llaves abrieron la puerta de la habitación que fue cedida hacia la pareja ganadora.
Entramos rápidamente echándole un vistazo a su interior que parecía tan lujoso. Era una gran habitación con un amplio vestíbulo con unos bonitos muebles blancos, como todo en aquel cuarto. Cortinas blancas en combinación con alfombras grises, una amplia cama que mis ojos divisaron y no bastó decir una sola palabra, ya Taehyung sabía todo lo que estaba imaginando hacer sobre ese mismo colchón con sábanas limpias.
En cambio, un silencio se apoderó de la situación porque ahí en un lugar que se sentía más cálido que nunca, estaba un poco estrujado por palabras ajenas que no deberían importarme mucho, pero lo hace, pero me duele, porque no quiero que el tema se quede ahí y convencerme que siempre va a estar ahí, aunque yo no lo esté.
Me acerqué a él, que estaba parado en el balcón de la habitación, donde una ciudad llena de luces y carteles estaba situada justo debajo de nosotros. Su espalda ancha me hacía querer divagar entre la fantasía y la magia, sí, en la magia se encuentra escondida la fantasía porque son cuentos de niños que todos, hasta los más adultos, piensan en ello alguna vez en sus vidas. Cuando sienten que no pueden más, que sienten que van a caer y estará un ángel de alas blancas extendiendo sus manos desde el abismo para resguardarlos de la caída.
Tanta divagación para acabar cayendo en cuenta que unos ojitos pequeñitos estaban escrutándome a unos metros de distancia.
— Perdóname —dijo Taehyung, no argumentando nada más seguido de eso.
— Te perdone por qué. ¿Por darme cuenta que casi no sé nada de ti? ¿Porque sigues con la idea estúpida en tu cabeza de matarte? —avancé a él unos pasos, sin detenerme de decir con los ojos inyectados en sangre. Mis manos se adhirieron a sus hombros para que su mirada se encontrara con la mía— Estás loco.
— Escúchame, Jeon JungKook. Cosas pequeñas como una puta película no son importantes. No hemos tenido el tiempo que una relación se merece, ni siquiera hemos ido a una primera cita para saber más sobre nosotros —y tenía tanta razón en sus palabras, su tono de voz alto y ronco a la misma vez, sus ojos acuosos como si se estuviera conteniendo bajo el tacto de mis manos. Oh…— Eres un Idol, tienes una prometida, un padre que te obliga a casarte porque es lo mejor para ti, y si me sumas a mí aumenta la carga en tu vida. Por eso no me molesto si no te sabes el nombre de mi puta película preferida, o a la edad que perdí mi virginidad. Siquiera me importa morir si eso disminuye tus cargas.
Va levantando sus manos lentamente de los lados de su cuerpo cuando siente las mías suspendidas en sus hombros. Ya no apretaba poquito, entrando quizás en un pánico que sus palabras han provocado. Mirándolo atónito con la boca entreabierta, y su tacto caliente en mis mejillas fue una respuesta sin decir una sola palabra.
— JungKookie-
— No lo permitiré. Taehyung, yo no te puedo perder. No sigas diciendo tonterías, por favor.
