-Bienvenida a su nuevo hogar señorita Brown.- Dijo la señora mayor abriendo la puerta de mi futura casa.
Era una casa preciosa, al lado de un pequeño lago y apartada y resguardada de la ciudad. Trasmitía tranquilidad y silencio. Cosa que adoraba. Nada más entrar tenía un amplio pasillo, el cual te llevaba al salón. No había puertas, simplemente el pasillo estaba conectado con el salón, este con la cocina y con el dormitorio, y luego en el dormitorio estaba el baño.
Le di las gracias a la señora de la inmobiliaria la cual me entregó las llaves y se fue inmediatamente. Dejé mis maletas en la habitación y me dejé caer en la cama. No me podía quejar, era la casa perfecta, el mejor regalo de cumpleaños que unos padres le pueden hacer a su hija, al menos desde mi punto de vista.
Me levanté de la cama y comencé a vaciar las maletas.
Cuando terminé me dirigí a la cocina a preparar algo de comer, pero claramente, no había nada. Una de las cosas que no me gustaba era tener que ir en coche hasta la ciudad para comprar o para ir a la universidad, pero no me quejaba, la casa lo compensaba todo. Salí y cerré la puerta. Me subí al coche y arranqué.
Durante el trayecto al supermercado iba escuchando el nuevo CD de uno de mis cantantes favoritos: Ed Sheeran. Al cabo de una media hora ya me encontraba en la ciudad.
Me costó localizar algún sitio para aparcar pero lo acabé encontrando después de un largo rato. Me bajé y entré en el supermercado.
Cogí todo lo que necesitaba para una semana: cereales, leche, café, carne, fruta...y demás productos.
Pagué todo y volví a casa para guardarlo y prepararme una taza de leche caliente con cereales. Salí al pequeño porche que había detrás de la casa y me senté en una hamaca para contemplar el lago.
Se sentía genial estar ahí tranquila, simplemente se escuchaba el ruido del viento golpear contra las ramas de los árboles y el canto de los pájaros. Cualquiera diría que debe ser aburrido vivir ahí en el medio de la nada y sola. Pero creedme, tendríais que estar aquí contemplando este paisaje y esta tranquilidad para, en segundos, cambiar de opinión.
Me terminé la taza de leche y entré en casa debido a que empezaba a hacer frío. Se estaba haciéndo de noche por lo que me di una ducha y empecé a leer un nuevo libro que cogí de la estantería de madera de roble que había en la casa.
Sin darme cuenta las horas habían pasado y yo me quedé dormida en el sofá con el libro entre los brazos y una manta.
De repente un fuerte ruido que provenía de fuera me despertó.
Miré el reloj que colgaba de la pared. Eran las seis de la mañana. Me levanté rápidamente y miré por la ventana. Simplemente había sido el cartero el que había provocado el ruido. Agradecí que aquel señor me despertara debido a que la noche anterior olvidara poner el despertador.
Me metí en el baño y me dí una ducha rápida. Tenía que darme prisa si quería llegar puntual a mi primer día de clase en la universidad. Salí del baño y me puse una camisa de cuadros, unos jeans negros ajustados y unas vans azul marino. Me recogí el pelo en un moño. No tenía tiempo para desayunar por lo que me pararía en un bar que encontrara en la carretera y pediría un café.
Eran las siete. Me quedaba media hora para llegar a la universidad, y la gastaría en el viaje en coche hasta allí. Cogí mi mochila rápidamente y salí en coche en dirección a la ciudad.
Encontré una cafetería de carretera y allí cogí el cafe, que lo puse en el posavasos del coche mientras conducía.
Llegué a las siete y media. Corrí con el café en mano hacia mi primera clase que era química así que entré todo lo rápido que pude y por suerte no llegué tarde.
Odiaba hacerlo, odiaba llegar tarde. Odiaba todo lo que fuera en contra de las normas. Me parecía horrible ser impuntual o no labrarse un futuro en la vida.
Puse mi café en la mesa y saqué mi libro. Mientras atendía al profesor alguién petó en la puerta.
-Señor Irwin. El primer día de clase y ya está usted llegando tarde.- Dijo el profesor. El chico pidió disculpas y entró.
Se sentó en la mesa que estaba libre a mi lado y sacó un folio en el cual empezó a hacer garabatos.
Antendí a las explicaciones del profesor ignorando mirar a aquel chico con el pelo un poco rizado y músculos. La verdad es que era guapo, tampoco voy a mentir, pero no me apetecía hablar con el o hacerme su amiga, siempre he estado mejor sola.
El timbre sonó y yo empecé a recoger mis cosas. Sin querer se me cayó el libro al suelo, pero cuando me agaché para recogerlo me encontré con sus manos agarrando el libro mientras se levantaba para dármelo.
-Toma.- Dijo con una sonrisa.
-Muchas gracias.- Contesté con una media sonrisa.
-¿Cómo te llamas? No te he visto mucho por aquí.- Dijo.
-Alice Brown, soy nueva.- Contesté lo más cortante que pude, no quería seguir hablando, ya que esta conversación llevaría a las típicas preguntas de familia y amigos, cosas de las que odio hablar.
-Oh, si quieres te enseño la universidad, no es muy grande, pero si eres nueva, probablemente te pierdas, nos ha pasado a todos.- Rió.
Yo reí.
-No hace falta, está bien así, además, no vivo en el campus.-
-Como usted quiera señorita Brown.- Dijo en tono burlón.
Yo reí y caminé hacia la puerta para dirigirme hacia la siguiente clase.
-Bueno, encantada de conocerte...-
-Ashton. Ashton Irwin.- Sonrió.
Se pasaba el día sonriendo, y la verdad es que tenía una bonita sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Love me like you do « Ashton Irwin »
FanfictionPortada realizada por: @xniallscrownx Alice Brown, una chica con poco más de 18 años que decide ir a estudiar a Australia, lugar de origen de su pequeña familia. Se estancia en una pequeña casa a pocos quilómetros de Sidney. No conoce a nadie en la...