「𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐌𝐞𝐫𝐦𝐚𝐢𝐝」Shirou Ogami

𝐎𝐣𝐨𝐬 𝐀𝐳𝐮𝐥𝐞𝐬, 𝐈𝐠𝐮𝐚𝐥 𝐐𝐮𝐞 𝐄𝐥 𝐀𝐭𝐥𝐚́𝐧𝐭𝐢𝐜𝐨

Su respiración se hacia cada vez mas desesperada de lo que oe gustaria.

Corría de firma rapida entre la maleza, con oa suerte de no ser alcanzada pir su depredador. Esquivando las ramas sueltas de los árboles u raices de estos mismos.

Hasta que en algun punto, una de sus piernas termina tropezando, cayendo en medio de las hierbas.

Unos ojos azules palidos la observan con cierta diversión y descaro en el momento que habia tropezado con una rama que estaba en la hierba.

Cayo en medio del campo, estando boca arriba, miramdo el color tal puro del cielo; hasta que escucho una pasos.

Oh no...
Su "depredador" por fin la había alcanzado.

—Gane la carrera Luna. — Dijo el albino sonriendo, mientras se apoyaba encima de la alta marina.

La de hebras rosadas rio tontamente al escuchar las palabras del hombre bestia; estaba bien, le daria esta victoria al chico de cabellos blancos.

Desde hacia tiempo, ambos solian juntarse para simplemente jugar, en ocasiones, ambos nadaban en el mar, sobre todo la sirena.

—¡Oye Ginrou! Fue trampa, ustedes los de tierra firme estan mas acostumbrados a usar sus piernas. —

El lobo blanco solo solto una risa, al ver la actitud de la sirena, negando con su cabeza. Luna solía ser ligeramente orgullosa en cuanto a perder o ganar.

—Tu siempre ganas cuando hacemos carreras para nadar, y no me quejo. Acepta tú derrota, Alta Marina—desafía de ojos azules claros con diversión, o al menosasí era, hasta que sintió como la mujer lo empujaba contra el suelo, quedando la chica de cabellos rosados, encima de el.

La cara del albino se torno roja al ver como los ojos azules de la sirena tenian cierto brillo juguetón. Sus caras estaban tan cercas que incluso podían sentir sus reparaciones.

—Tienes unos ojos lindos...— murmuró la mujer, perdiendose en los orbes verdes de aquel lobo, para luego, unir sus labios con el contrario.
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Había recibido una llamada al despertar, era de la directora que dirigía el orfanatorio en dónde trabajaba.

Al parecer, la señora ya estaba enterada del asunto relacionado con aquella denuncia en el muelle y su sospecha hacia ella.
Cosa que la había alarmado un poco (mucho) a Marin. Una sospecha como esa, y podría peligrar su trabajo.

Afortunadamente, la directora era una mujer sumamente comprensible y amable con sus empleados. Había comprendido su situación, lo cual, la chica agradecía demasiado.

Cuando llegó a la fundacion fue directo al salón que utilizaba como "clases"

Su trabaja se dividía en varios aspectos. Algunos días, solo cuidaría a los niños, llevándolos al parque de la ciudad, alistandolos para cuando estos fueran adoptadas, otra veces, ayudaría a los empleados de cocina, repartiendo las porciones.

Y su parte favorita, era el enseñarle lo básico a los niños.
Principalmente a los más pequeños solía enseñarles a escribir o leer. A los más grandes, les enseñaba algunas cosas como literatura, ciencias y matemáticas.

Era algo complicado para ella, teniendo en cuenta, que solo pudo aspirar a preparatoria fingiendo ser humana. Sin embargo, el ayudar a esos pequeños, valía la pena.

Estando a escasos metros de su oficina, vio la presencia de una persona, la cual, le provocó una amarga sensación en su boca.

─¿Usted que hace aquí? Le aclare ayer que yo no tenía nada que ver con esa denuncia─ bramó agresivamente la mujer al ver la presencia de ese detective albino que el día anterior vino a buscarla.

El hombre de cabellos blanco suspiró por lo bajo, con cierta incomodidad. El ambiente era pesado para ambos.
─Si bien, no podemos inculparla, tengo que seguir investigando al resto del personal de la institución─ explicó con pena.

Tras oír las palabras del detective, la mujer de hebras rosadas, llevo una mano a su cadera, con total indignación.

─Y si planea investigar todo el personal de la fundación, debería consultarlo con la directora, al final de cuentas, ella es la que da la autorización. ¿Por qué tiene que venir explícitamente a mi área de trabajo?─
Cuestionó con fastidio.

Por alguna razón, la presencia de ese detective le provocaba... Cierta ansiedad, la forma en la que el albino la miraba, parecía que estaba viendo directamente a un fantasma.

Se habia dado cuenta de esto, la primera vez que se habian conocido, habia notado como los ojos del hombre bestia parecían estar sorprendidos al conocerse.

─La directora del lugar me dió el permiso, acudí con usted, ya que creo que me podria ayudar para saber sobre el resto del personal.─

Soltó un suspiro por lo bajo, con más fastidio. Al final de cuentas si la orden era directa de su superior, no le quedaría otra de acatarlas y tener la hombre con ella hasta que este encontrara una pista.

─Si lo dices de esa forma, supongo que tendremos mucho trabajo que hacer. ¿Por donde quieres empezar?─ pregunto, mientras tomaba asiento y le daba una señal al detective para que hiciera lo mismo.
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Deberían haber pasado un mínimo de dos horas desde que los dos habían comenzado a buscar un sospechoso. Pero, simplemente no encontraban ningún indicio de algo fuera de lo normal.

Suspiró la mujer estando totalmente derrotada. Podía sentir un ligero dolor en su cabeza, casi toda la mañana y parte de la noche se habia sentido de esta forma.
Y el que estuviera tanto tiempo encerrada en su oficina con un desconocido no mejoraba su malestar.

Miro al hombre que se encontraba enfrente suyo antes de hablar.
─Oye, llevamos casi toda la mañana sin encontrar nada... ¿Quieres ir por algo de comer?─ le ofreció amablemente al detective. ─Venga, que yo invito─

Miro como el hombre parecía tensarse ante la invitación, aunque luego deje los papeles que tenía en su mano en el escritorio.
─Esta bien...─
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Lo se, lose, lamento el no actualizar. He estado teniendo cierto problemas para escribir. Espero que les gyste este capitulo