Yo no quise hacerlo.

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Escena 5

(Carlos se toma la boca y la frente como pensativo, mira a Marcelo y hace

gestos, de tranquilidad. Hace saber que todo paso)

Carlos: Tranquilo, querido amigo... No ha pasado nada que no tuviese que

pasar (Sentando a Marcelo en el taburete del toilette) Ya todo

termino... Y también la fantasía de los tres. (Mirándola a ella) Pobre

Sabrina, pensar que ella iba a decírmelo... Pero... Así como es bueno

callar a tiempo, también es oportuno hablar cuando es el momento. Si

ella hubiese hablado antes, quizás todo esto no hubiera sucedido...

Pero ella callo y, el que calla otorga...

(Marcelo ha quedado en un punto fijo; de tanto en tanto mira el cadáver y

escucha lo que dice Carlos)

Carlos: No era mala, pobre; solo era incapaz de comprender lo que yo

necesitaba y, en vez de buscar una solución a nuestra pareja, decidió

apartarse, abandonarme y buscar otros brazos... Si esa capacidad la

hubiera usado para salvar nuestro amor...

(Carlos hace una pausa, se acerca a Marcelo, lo rodea, le coloca una mano en

el hombro y continua)

Carlos: Marcelo, ya está. Te dije que todo termino.

Marcelo: (Mirándole lentamente) habrá terminado para vos. Para mí esto recién

comienza.

Carlos: No. Para vos también termino... Una persona como vos no puede ser

feliz haciendo lo que hiciste con Sabrina; es una acuse demasiado

temerario para alguien tan cobarde... (Palmándole el hombro) Vos

mismo acabas de terminar con todo hace un momento...

Marcelo: (Aterrado) Yo no quise hacerlo.

Carlos: Pero disparaste.

Marcelo: El arma es tuya.

Carlos: Pero luchaste conmigo para quitármela hasta que la mataste.

Marcelo: (Se toma la cara con ambas manos) ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Soy un

asesino!

Carlos: Nada de eso. En tal caso sos un amante despechado. Así lo

entendería mejor la policía.

Marcelo: ¡¿Qué Policía!?... ¿Me vas a denunciar, acaso?

Carlos: No estoy diciendo que vaya a denunciarte, pero en algún momento va

a haber que rendir cuentas por este crimen.

Marcelo: Vos queres que yo me haga cargo de la muerte de Sabrina.

Carlos: Yo no entiendo por qué ese empecinamiento de ustedes de poner en

mi deseos que nunca sentí. Primero me acusaron de venir a matarlos;

ahora vos de querer denunciarte. Yo no fui el que disparo, y mucho

menos voy a levantar el teléfono para llamar a la policía. El tiro se lo

diste vos, y la policía caerá sola en algún momento, aunque yo no la

llame. Si nosotros desapareciésemos, con los días el cuerpo,

comenzará a brindar su nauseabunda fragancia y al no estar nosotros

aquí, las sospechas caerían de inmediato sobre nosotros. Yo como su

esposo, al regresar del viaje, tengo que llegar, encontrar el cuerpo y

hacer la denuncia.

Marcelo: ¿Y que vamos a hacer entonces?

Carlos: (Remarcando) Que "vamos" a hacer. En primer lugar tranquilizarnos y

salir de acá para poder pensar en frio.

Marcelo: ¿Vamos a dejar el cuerpo aquí?

Carlos: (levantándolo del taburete) Por el momento si. Vamos a hacer una

cosa; vos ahora vas a irte para tu casa y me vas a esperar allí.

Marcelo: ¿Pero como voy a hacer para irme de aquí sin ser visto?

Carlos: Cuando yo llegue estabas a punto de irte; durante estos días, entraste

y saliste sin ser visto, o al menos eso creían ustedes. Es la 01:30 de la

madrugada; te alcanzo en unos minutos.

Marcelo: ¿Y qué hago mientras tanto?

Carlos: Esperas a que yo llegue. No podemos salir juntos de la casa. Mientras

vos vas parra allá yo voy a idear un plan que nos saque de este

despelote y no te incrimine tanto.

Marcelo: (Desesperado, lo toma de los brazos) ¡Ayúdame Carlos!... Vos sabes

Que yo no quería matarla.

Carlos: Si mi querido, yo ya lo sé a todo eso, pero los hechos dicen otra

cosa...

Marcelo: ¡¿Me vas a ayudar; verdad!?

Carlos: Por supuesto Marcelo; ya vamos a ver cómo hacemos para salir de

esto. (Le palmea la cara) Ahora anda.

Marcelo: Si, si...

(Marcelo se atolondra al querer abandonar la habitación pero es detenido por

Carlos que lo toma de un brazo y le coloca en la mano el arma nuevamente)

Carlos: Despacio Marcelo. Por lo pronto, esto lo sabemos solo vos y yo. Salí

Por la puerta del fondo que da al callejón y metete en la obra en

Construcción de enfrente para cortar más camino. (Colocándole el

arma en la mano)

Llévate el revólver, déjalo tal cual esta, en cuanto llegue a tu casa

redondeamos el tema (Por el arma) Guárdalo en el bolsillo, no tengas

miedo.

(Marcelo afirma con la cabeza, se guarda el arma en el bolsillo y hace silencio.

Carlos se queda solo con Sabrina y esboza una sonrisa de satisfacción.

Revisa las cosas que hay en el cuarto, va disminuyendo la luz y quedando sola

una muy tenue iluminando a Sabrina. Se apagan las luces, dejando todo a

oscuras)

Tres almas para un crimenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora