1.- This girl

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Siendo ya una costumbre, Loki, aquella noche de domingo, se apareció de la nada en la Mansión justo en medio de la cocina, donde algunos de Los Vengadores conversaban o cenaban tranquilos.

Sin muchos rodeos e ignorando a los demás por completo, Loki paseó su mirada por todos los presentes buscando al indicado. Cuando dio con él, con el pobre Peter, nuevamente ignorando a los demás, se acercó hasta él y se lo llevó.

Un segundo después, se encontraban en un parque vacío y apenas iluminado por algunas farolas. Hacía frío, así que Peter supuso que ya no estaban en Nueva York. Miró con mala cara a Loki antes de abrazarse así mismo y tiritar por la suave nieve que comenzaba a caer.

—O-

—Mira esto —interrumpió Loki, como si estuviera esperando a que Peter dijera algo para cortarle y verse más genial. Sin sentir el frío ni molestarse por la acumulación de nieve en su cabellera o ropas, Loki sacó de su traje una bolsa de tela oscura y vieja, y de ella, sacó un pequeño frasco.

Peter le miró con curiosidad.

—¿Q-Qué es? —castañeó los dientes, con más frío que hace unos segundos.

Loki se tomó un poco de tiempo, queriéndose hacer el interesante. Luego sonrió, mostrando aquel frasco pequeño como si quisiera venderlo a un buen precio.

—No sé —admitió.

—¿Bi-bien?

El entrecejo fruncido de Peter, clara muestra de que no entendía lo que estaba sucediendo, animó a Loki seguir hablado. Sin mucha prisa, y con la travesura brillando en sus pupilas, se acercó a Peter.

—Quiero que me ayudes a-

—No —cortó esta vez Peter, retrocediendo un paso—. No.

La última vez, recordaron ambos, cuando Loki pidió ayuda a Peter para hacerle una broma bien divertida a Thor, Peter terminó sin hablar por más de 24 horas, creándole muchos problemas en la escuela y con May, que pensó que ya había llegada a la fase de adolescente malcriado. No fue un buen día.

Cuando la burbuja del recuerdo desapareció, dejando en Peter una mala cara y en Loki una maliciosa, pues fue divertido ver a Thor sin poder hablar en ese día tan importante, ambos abrieron la boca.

—No quiero.

—No es pregunta —refutó Loki, acercándose a Peter. Él no era de los que rogaban, claro que no.

—No quiero —insistió, firme.

—Niño-

—No quiero —siguió repitiendo. Tendría clases al día siguiente y no quería ir a la escuela con veinte ojos o el cuerpo de color morado.

Fuera de ellos, el viento sopló fuerte, más frío de lo normal y mojando a ambos con la nieve que parecía aumentar. De un momento a otro, con un fuerte trueno, pareció escucharse «Loki» corriendo junto a la brisa helada. Los perros comenzaron a ladrar, escandalosos, y Loki, como cinco pasos frente a Peter, contuvo su risa. Luego de medio minuto todo volvió a estar como antes, con la nieve cayendo a penas y los faroles iluminando miserablemente ese parque.

—Es mi padre —canturreó Loki, divertido. Le había dejado una broma en casa y parece que recién había caído en ella. Controló sus ganas de volver a reír y se puso en modo serio—. Mocoso, bebe esto.

Peter tragó saliva, con todo su cuerpo congelado por lo vivido hace minutos. Negó con dificultad, temiendo romperse el cuello ante el más mínimo movimiento.

—No —murmuró.

—Tienes que beberlo.

—No sa-sabes qué es.

ANTOLOGÍA STARKERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora