(1) 𝐃𝐄𝐉𝐀𝐌𝐄 𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄 ━━ DICK G. ✔

Capítulo XXIII

—No puedes adoptar a Gar.

—¿Por queeee?

—Porque no.

—Eso no es una respuesta válida.

—¡Yo voy en el asiento delantero! –gritó Roth, haciendo que Gar bajara.

—¡No! ¡Yo voy!

Ambos adolescentes fueron corriendo.

—¿Segura que estás bien? No te haz curado.

—Tranquilo, sólo sé que para la próxima que me tomes de la cintura, te parto en dos.

•••••

—Grayson, bajameee. Yo puedo caminar sola.

Él castaño llevaba a Catherine cargada al estilo princesa.

—No, estás lastimada, y no te quisiste curar.

—Pero, ¿A dónde me llevas?

—A curarte.

—Yo me puedo curar sola, Grayson. Bajameee.

....

—Bien, ahora está de más decirte que te voy a coser la herida del Batarang, ¿cierto?

—Dale, pero hazlo suave que te conozco, Grayson.

Dick sacó la aguja y el hilo.

—Ok, 1...

—No cuentes, sólo empieza.

Y empezó a coser.

—¡Grayson! Eso duele.

—Pero dijiste que empezara.

—Sí lo sé, pero me coses como si soy una tela, esa herida es muy profunda, y duele. Ten piedad al menos de mí.

Dick suspiró con una sonrisa burlona, y empezó a coser más lento.

Después de unos 5 minutos, por fin terminó.

—Listo.

—Muchas gracias.

—Bien, ahora las demás.

—¿Las demás qué?

—Heridas, tu cuerpo está lleno de heridas.

—Bien...

La peli-blanca se quitó la ropa y se quedó en ropa interior.

—¿Así?

—Estás más herida de lo que pensé.

—Oh, pues muchas gracias. No todos los días te quieren sacar las tripas del estómago. Yo me puedo curar sola, Grayson.

—Catherine, sé que te puedes curar sola, pero yo te quiero ayudar.

—¿Qué hice yo para merecerte, Dick?

—Todo lo que nadie a hecho por mí. —dijo acercándose— Ni siquiera Bruce. —continuó, tomando la cintura de la chica para estar lo suficientemente cerca para besarla sin lastimarla.

—Eres... —dijo separándose mirándolo directamente a los ojos, Grayson puede ser de todo, asesino, psicópata disfrazado, impulsivo, pero sigue siendo una pequeña persona tierna— Eres demasiado para ser real, a veces no creo que existas.

—Creo que es al revés.

—No me contradigas mis tratos de seducción. Apenas estoy aprendiendo y a ti te quedan mejor que a mí. —respondió ofendida, algo que al castaño le encanta.