Extra

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Esto es un
extra, una
realidad
alternativa,
no afecta en
nada :D.



2021, este covid me está volviendo loca.

—¡BUENOS DÍAAAAAS! —gritó Frank entrando a mi habitación.

—¡Cállate, pesado! —le grité somnolienta, siempre me despierta así.

—Yo también te amo. —sonrió lanzando un beso—. Hora de mover las nalgas de la cama, enana.

—Cinco minutos más.

—Sí, y yo nací ayer. —me quitó las sábanas de encima—. Levántate, vaga.

—Estamos en cuarentena, jodeeeeer. —giré rápidamente para sentarme en la cama—. Se supone que iban a ser dos meses, y ya llevamos un año y medio.

—Para eso están las mascarillas.

—Sal. —le señalé la puerta.

—Azúcar.

—Ahggg. —solté un chillido frustrada—. Hermanito hermoso.

—¿Sí?

—Si tantas ganas tienes de salir, ¡lárgate! —lo empujé y cerré la puerta, escuché que algo chocó con ella.

—¡MI NARIZ, JODER, CATHERINE BRAMSON!

—Hazte la rinoplastia y esfumate. —me lancé a la cama tapándome con las sábanas otra vez.

No volví a escuchar a Frank pero volvieron a tocar la puerta.

—Ya voy. —me levanté con pereza y abrí la puerta.

—Hola, mamá. —saludó Gar.

—Ah. Hola. —lo abracé lentamente.

—Tu cama es más suave que la mía. —dijo Frank en tono de reclamo.

—Gracias. —me despegué de Gar.

Un momento.

—¿Tú qué haces ahí?

—Me hice la rinoplastia y volví. —dijo sarcástico—. Tu esclavo no ha despertado.

—¿Mi quién? Ah... —entendí a quién se refería.

—¡Buenos días, algodón de azúcar! —me saludó Jason apareciendo con una Rose acabada de levantarse.

—¿Por qué todos vienen hacia mi habitación? —pregunto bostezando.

—Nos convocaste. —bostezó Rachel apareciendo—. ¿No te acuerdas?

—Ah, verdad.

•••

—¿Cuál es la urgencia? —preguntó Jason.

—Nos vamos a vacunar. —dijo Catherine directamente.

—¿Qué nosotros que? —preguntó Rose.

—Somos... Dick, Jason, Frank, Gar, Conner, Rachel, Rose, mis dos hijos y yo, somos diez. Si alguien se contagia, nos va a pegar esa cosa a todos. —explicó—. Y si mis hijos se enferman los voy a mandar a volar por la ventana.

Dick y Frank abrieron sus bocas indignados.

—No me miren así.

El ruido de los niños llorando se hizo presente.

En un abrir y cerrar de ojos, Catherine tenía dos biberones.

—Vuelvo ahora. —los señaló a todos.

Luego de unos minutos, Catherine volvió.

—Está bien. —dijo Jason—. Pero tú serás la primera.

—Bien. —respondió Catherine—. Espera, ¿Yo por qué?

—Porque sí.

—Conner no se puede vacunar. —recordó Gar.

—¿Por qué? —preguntó el nombrado.

—Las agujas no pasarían tu piel. —dijo Catherine y Jason rió pero recibió un zape de Rose.

Al otro día.

—Bien, así que tengo que llevar esto y esto. —señaló el papel de ambos lados.

—Ajá. —respondió Dick.

—¿Está embarazada? —empezó a leer—. No, estaba. “¿Sufe de alguna enfermedad?” Qué yo sepa no.

Siguió llenando el papel y ambos esperaron su turno.

—No tengas miedo. —le dijo Richard.

—¿Quién dijo que yo tengo miedo? Me quiero largar de aquí. No me acostumbro a esta mierda. —arregló por enésima vez la mascarilla negra.

—No seas dramática. —le sonrió apoyando su cabeza entre sus piernas y cerró sus ojos sintiendo las caricias de su esposa.

La gente los miraba con cierta curiosidad.

—Nací dramática. ¿Qué no te dije que nací llorando?

Eso le provocó una gran carcajada al castaño.

—¡Catherine Bramson! —gritó una de las mujeres.

—Ya me toca. —el castaño se levantó y la siguió.

Catherine se sentó en la silla y Dick estaba frente a ella. La enfermera puso alcohol en un algodón y lo pasó por el brazo de la peli-blanca.

Tomó un frasco pequeño y lo colocó a la jeringa tomando el líquido.

La castaña dirigió la jeringa hacia el brazo de Catherine y la inyectó.

Se sentaron e iban a esperar unos diez minutos.

—Vaya, pensé que iba a ser peor. —Dick volvió a reír y ella hizo lo mismo.

•••

Catherine estaba sola en su habitación, sudando.

Hacia un frío del carajo para ella.

Pero por su mente nunca pensó que era fiebre.

Se colocó en una posición incómoda para ella, ya que usualmente dormía con el brazo izquierdo abajo, pero ahora no podía hacer eso, y más con el frío que tenía era peor.

—¿Y? —preguntó Frank—. ¿Qué tal dormiste?

—Hacia un frío del carajo.

Todos la miraron confundidos, anoche hacia demasiado calor.

—¿Frío? —preguntó Rose—. Pero si ayer dormimos casi desnudos de calor.

Jason se acercó a la peli-blanca y le tocó la frente.

—Santo Dios, algodón de azúcar. Estás hirviendo. Con razón tu "frío" .

Jamás se vacunaría en su vida.

Maldito gobierno.

                                           [•••]

Hello, people. ✨

Esto no lo tenía pensado pero aquí está :D.

(1) 𝐃𝐄𝐉𝐀𝐌𝐄 𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄 ━━ DICK G. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora