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❪ ♡ CAPITULO 03⤾꒷꒦꒷ ࿐ྂ ❫
Como era obvio, Remus despertó con un fuerte dolor el la garganta y en la cabeza. Levantó la vista, a su lado se encontraba Becca, quien dormía como un ángel. Todo en ella se veía espectacular, misterioso pero a la vez hermoso, tal vez con una pizca sombría pero de todas formas era una belleza. Remus de repente imagino lo que pasó, un pensamiento brillante y aterrador le vino a la mente. ¿Se había acostado con Becca? No era para nada de lo que recordaba o hasta donde él sabía. Quizá si, estaba muy borracho. Quizá los dos habían bebido demasiado la noche anterior.
Por alguna razón recordó el mundo mago. En especial a Sirius y su hogar, su familia y sus costumbres sangres-puras. Primero que nada, ninguno de ellos, ni siquiera James que era sangre limpia, iba a Grimmauld Place bajo ninguna circunstancias, principalmente por que su familia estaba loca, sus padres eran primos y odiaban a los hijos de muggles y a los traidores de la sangre, pero también porque había vida misteriosa en aquella casa. Algo... secreto pero puro.
Nunca supo que era, tal vez fuera una presencia maligna de un fantasma que rondaba por el hogar, pero Sirius lo sabría si se hallaban fantasmas y el siempre lo negó.
Recordó un día, en el que se veía obligado a pasar la noche en la casa de los Black porque Sirius lo había invitado y él no podía negarse. También se acordaba de que no había salido de la habitación de Sirius en toda la noche, fueran las circunstancias que fueran. Cuando estaban por dormir y Sirius estaba por apagar la luz, algo brillante se prendió y se apago de repente, era una mujer. Un angel. Era casi blanca, lo único que no estaba iluminado era su pelo, que era de un color negro opaco y también sus bellos ojos, de de color canela, lo demás era blanco de diferentes texturas. Era hermosa, mucho más hermosa que Becca, pero también era tan parecida a ella. Se suponía que a las dos de la noche ya se estaban por dormir, pero Remus no pego el ojo en toda la noche. Sirius le había confesado que se sentía extraño, pero que no había notado nada y que ese sentimiento no era nuevo.
Otra vez, Remus estaba en medio de la oscuridad, pensando, hasta que Becca dijo:
— No sabia que roncabas. Por la noche, roncabas demasiado.
El dio la vuelta, no estaba al tanto que ella estaba despierta, pero tenía los ojos cerrados. Lentamente ella se movió hasta quedar boca arriba, y después se estiró lo máximo que pudo, abriendo los ojos.
— Imagínate que tenía que dormir cerca de tres niños más. He aprendido algunas cosas, pero nunca dejar de roncar.
— Debes evitar tomar mucho alcohol, eso afecta mucho.
Se calló. En verdad no se acordaba de cuando alcohol había consumido. Ya que estaba recordando, ni siquiera sabía cómo había llegado a casa.
