CAPITULO 3

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SALVADO POR EL CHOQUE, PARTE II

TaeHyung sabía quién era Jeon JungKook, mierda que lo sabía. Tenía el rostro del presidente estudiantil bien grabado en su memoria en un enorme letrero resaltado en mayúsculas rojas: ¡PELIGRO, NO ACERCARSE! Bien podría decirse que intentaba evitar cruzarse en su camino la mayor parte del tiempo, no porque no le agradara, sino por lo que estar a su alrededor significaba. 

Algo fastidioso que TaeHyung podría decir de las lecturas era que, cuando había un tumulto de gente, las vibraciones, que la mayoría de veces eran constantes e inmediatas, se multiplicaban y llegaban a producir efectos adversos, como mareos, náuseas y un prominente pitido en sus oídos que parecía que no tener fin.  Su perfil bajo eludía esa cuestión, mantenerse lejos del amontonamiento, que por lo general sucedía en la hora almuerzo, donde hubiera una pelea o donde se encontrara una joya estudiantil. JungKook cumplía dos de tres de esos requisitos. Aunque había veces como esta, donde el muy idiota se entrometía en asuntos que no le concernían.

Es decir, sí, TaeHyung estaba muy agradecido con que haya impedido que le siguieran pateando el trasero, pero al mismo tiempo estaba irritado. JiSung se había ido sin más, y no estaba seguro de cuando lo volvería a ver ahora que había sido descubierto.  

Bien podría estar en la enfermería de la mansión, recuperándose con calma y con la tranquilidad de que JiSung sería buscado por los Rastreadores y tal vez, si tenían la dicha, eliminado esa misma noche. Pero en su lugar, estaba en un pequeño cuarto que se hacía llamar enfermería, rodeado de olores medicinales nauseabundos, con una extraña mujer mayor atendiéndolo sin ningún tipo de instrumento o antibiótico para cazadores y, como si las cosas ya no fueran tan espantosas, tenia al jodido presidente estudiantil a su lado.

TaeHyung juraba que estaba a punto de asesinarlo por tanta amabilidad. 

— Te dije que no hacía falta que te quedaras — murmuró TaeHyung, atento a las manos arrugadas de la enfermera trabajando con sumo cuidado su muñeca derecha, que según ella estaba esguinzada. — Ya hiciste suficiente con intervenir. 

JungKook no respondió, el pelinegro parecía inmerso en su propio mundo. Si se hubiese tratado de uno de sus amigos, TaeHyung le hubiese golpeado cabeza o se hubiera tirado sobre él; sin embargo, y por obvias razones, no se sentía con ganas de hacer aquello, no quería agregar a su mal humor otra frustración. Buscaría luego una explicación del por qué la nula lectura sobre él, cuando no le doliera todo el cuerpo obviamente.

— Ya estamos — dijo la enfermera cuyo ya había olvidado. Ella le sonrió dulcemente al menor. — Sabes, normalmente me habría tomado más tiempo, pero me impresionó ver que realmente no se trataban de fisuras ni quebraduras. Así que sólo tendrás que hacer el menor esfuerzo y movimiento posible estos días, pero aún así deberías ir a ver a un doctor para estar seguros, ¿sí? 

TaeHyung sonrió bonito y asintió. La señora agregó: — Bien, espera a que venga tu tutor y te podrás ir.

— Muchas gracias, ahjumma

La mujer le sonrió una última vez antes de dejarlo solo con JungKook, quien había salido de su ensoñación y lo miraba expectante. TaeHyung le regresó la mirada con una ceja arqueada.

— ¿También esperarás aquí hasta que me vaya? ¿O acaso estás esperando a que te dé las gracias? Porque no pienso dártelas, ¿sabes? De hecho, lo que te daría sería una patada. 

Moon and Sun ♤ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora