II

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-Hermana, ¿qué son exactamente fenómenos?- Preguntó el niño.

Britornes quedó pensativa unos momentos, tras los cuales se decidió a hablar.

-Fenómeno, hermano, es alguien cuyo cuerpo o mente es diferente al resto.

- Pero hermana, ¿no somos todos diferentes, en cuerpo y mente?

Nuevamente la hermana mayor se vio pensando, realmente no sabía que decirle,mas no quería dejarlo con la duda.

- Si hermano, pero éstos fenómenos son muy diferentes, extremadamente diferentes. Tu y yo, como cualquier otro, somos diferentes debido a cómo hemos vivido, las condiciones en las que vivimos, y muchas otras cosas que me son difíciles de explicarte.

Sin embargo, los fenómenos son diferentes desde el momento en que nacen, y además no pueden cambiar esa condición, vivirán así hasta que dejen de hacerlo.- Respondió Bri en tono calmo.

La hermana mayor observó cómo su hermano caminaba dubitativo, y se consideró satisfecha con la respuesta que le había dado.

- ¿Y qué son tragadores de fuego?- Preguntó el niño, de sobresalto.

- Son hombres que, como dice su nombre, son capaces de tragar fuego, y también exhalarlo.

- ¿Son dragones entonces?

- Son personas, pero sí, en cierta forma.

-Hermana, cuando crezca, quiero ser un dragón.- Dijo Thomas, con los ojos imbuidos en un brillo celestial.

- Si hermano, y yo seré un hada del bosque.- Se burló Britornes, causando así el berrinche de su hermano.

En medio del acto bélico que Thomas había emprendido contra su hermana, sobre la plaza de la ciudad, una carpa enorme se alzaba, decolores desgastados y con varios parches. Aunque Britornes se decepcionó un poco ante esta imagen andrajosa, su hermano vibraba de emoción, y pidió enérgicamente poder acercarse.

Apenas habían levantado la carpa, y se encontraban colocando los asientos,faltaba aún un día para el evento. Varias personas, se habían congregado a observar, principalmente niños y jóvenes.

Britornes y Thomas se colocaron donde pudiesen ver el trajinar de los empleados del circo, moviendo cajas y jaulas. Jaulas con leones y tigres, un simio y varios perros salvajes.

Un hombre extremadamente alto, calvo y con un bigote negro azabache, cargaba con increíble facilidad un bloque de asientos, y lo transportaba dentro de la carpa.

-Hermana, ¿es ese un fenómeno?- Preguntó Thomas con curiosidad.

- Así es Thom. Seguro ahora veremos más.

Una mujer de escasa estatura se paseaba de aquí hacia allá, dando ordenes e instrucciones, la dama no era más alta que el mismo Thomas, quien apenas en invierno había cumplido sus diez años, sin embargo, las facciones de su rostro denotaban que tendría unos treinta años.

Britornes se incomodó al sentirse presa de una mirada, miró a frenéticamente de izquierda a derecha, y su vista se cruzó con unos ojos azules blanquecinos que la observaban desde la oscuridad de la gran carpa, esos ojos brillantes contrastaban con la oscuridad del interior de la carpa. Y aunque le producían un temor primordial e inexplicable,también le evocaba una atracción no menos extraña.

Sus miradas quedaron fijas durante varios segundos.

-Hermana, ¿qué ves?

Las palabras de Thomas sacaron a su hermana del limbo en el que se encontraba.

-Nada, algo llamó mi atención.- Dijo Britornes mirando a su hermano.

En el momento en que volvió a ver hacia la carpa, no encontró nada, esos ojos azules que tanto pavor e interés le provocaban ya no estaban ahí.

El Circo de las BestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora