Confesión nº 1: Anika.

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¿Naciste para resistir o ser abusado?

Todos en esta vida somos personas comunes y corrientes. A tu parecer puede haber una excepción con la gente famosa, ya sean actores, actrices, grandes escritores, etc. Pero tú y yo sabemos que a pesar de ser el popular de la clase, la más linda, el más guapo, el más inteligente, somos olvidados al morir. ¿La razón de mi pensar? Nadie nació para ser recordado, especialmente si eres al o la que todos abusan.

Una vez escuché una canción que cita: "¿Naciste para resistir o ser abusado?". En mi caso es ser abusado, o ser abusada. Sí, suena bastante extraño que a una mujer sufra abuso escolar, especialmente si no te lo hacen solo mujeres.

Mi nombre es casi improbable como mi vida. Mi madre decidió que Anika sería un buen nombre. Ella me decía Ana, creía que era más lindo. Me puso Anika por que fue la última voluntad de mi padre, que al yo llevar 7 meses en el vientre de mi madre, murió en un grave accidente automovilístico. Trágico, ¿no?

Mi edad tampoco es relevante para mí, tengo 17 años, muy joven.

A lo mejor, por tu morbo o el mío, querrás saber a qué me refiero con todo lo que he escrito. Y no te culpo, a todos les gustan las historias sufridas como la mía.

Siempre fui muy gorda, desde niña. Mi mamá decía que no me preocupe, que era normal a veces al tener 4 o 5 años, pero al crecer, seguía igual. Algunas veces hacía esfuerzos por bajar de peso, pero no tenían resultado. La ansiedad era horrible, aún más cuando toda una familia te criticaba por tu peso. Que todas tus primas, tus tías o todo fuera más delgado que tú.

Es obvio que sufría bullying. Desde el jardín de niños. Desde insultos inocentes a muy crueles. Puedo decir que me terminé acostumbrando, pero finalmente, no. Siempre había sido tan infeliz sin un padre a mi lado, con una familia que me ignoraba, una madre ausente que salía con muchos hombres cada 2 meses, con hechos tan deprimentes.

Mis compañeras me aborrecían y yo por ser querer ser aceptada en algún grupo lo ignoraba. Ellas me hacían muchas cosas haciéndose llamar mis "amigas", bromas muy crueles. Pero con el tiempo, al ir creciendo, ya ni siquiera para ser mis amigas me tomaban atención. O era ignorada o era abusada.

A veces me decía a mí misma que al graduarme en el último curso todo acabaría por fin, que los insultos, los golpes, las bromas, todo... ya no sería nada para mí. Lo olvidaría.

Pero no fue así.

Llegué a cursar la secundaria, liceo, como lo llamen en cualquier país. En el primer curso todo se volvió negro. Aquel verano antes de entrar a clases había subido 10 kilos. La ansiedad había vuelto porque mi abuela había muerto. Ella era la única en la familia que me quería realmente, que me entregaba amor diariamente. La única que peleaba por mí, la única que abogaba. Un terrible cáncer la consumió y ella se había llevado mi corazón.

Cuando estaba triste, engullía comida como una cerda. La comida saciaba mi necesidad, aunque no sabía cuál era exactamente.

En donde iba: primer curso. Fue un tormento. Había quedado con los mismos compañeros que tuve casi toda la vida, los que me atormentaban, los que me llamaban gorda cada día, los que me golpeaban, los que no me dejaban tratar de ser una mujer.

No tenía ningún amigo. Nadie quería serlo. Porque ninguna persona debía ser amigo/a de la estúpida, gorda y asquerosa Anika.

Siempre me lamentaba en secreto, algunas veces hasta me cortaba a mí misma: brazos, piernas e incluso el abdomen. Hasta que llegó un momento en el que ya no pude más. Las ofensas, golpes y humillaciones eran parte de mi vida diaria, y no solo en el colegio, sino que también en mi casa. Mi madre se había casado con un hombre llamado Carlos, quien era un completo asqueroso. Él me pegaba y ofendía a escondidas de mi madre. Claro que ella también me trataba mal. A veces, me dejaba semanas enteras sin comer, porque le daba asco como yo estaba.

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