Shota despertó y vió los cabellos rubios despeinados, el delgado y delicado cuerpo del omega y la pequeña cintura de este, un amague de sonrisa se posó en sus labios, antes de darse cuenta que el rubio no era el correcto, el cabello no era tan largo, la figura era diferente y el olor, el maldito olor que desprendía el omega era de peras dulces, no era de limón, el aroma a limón que le hacía picar la nariz y le daba una tranquilidad impensable.
Ese no era su omega, ese no era su Hizashi.
Se levantó rápidamente, salió del hotel y se dirigió a su casa, en cuanto llegó entró rápidamente a la casa, donde un leve aroma a limón lo recibió, era tenue, casi imperceptible, muestra de que el dueño del olor no se encontraba presente —aunque el silencio en ese hogar era suficiente prueba de que el ruidoso omega no se encontraba— pero el olor estaba ahí, y aunque fuera débil lo tranquilizó.
En la puerta de entrada se quitó la ropa para que el aroma en ellas no profundizara en la casa, corrió hacia la cocina y se lavó con el agua del grifo, no quería que quedara rastro de ningún olor a peras dulces. Cuando estuvo satisfecho con su lavado se secó con una toalla que había dejado en la cocina para cuando volviera a ocurrir.
Se dirigió a la habitación cerrada con llave, y vio en el suelo un cómodo lugar donde descansar, un nido, el nido de su omega, donde sentía una combinación de café y limón —una mezcla que las personas no dejaban de recordarle era extraña, pero que a él le encantaba— volteó la cabeza para ver la cama y se tiró en ella, abrazando al almohada con el olor del omega impregnado en ella.
Las lágrimas amenazaron con salir, abrazó más fuerte la almohada para sentir el débil aroma en ella.
Ya habían pasado dos meses y él hacía lo posible para preservar el aroma de Hizashi en esa casa, sabía que tarde o temprano el olor desaparecería, pero haría todo lo que pudiese para que fuera lo más tarde posible.
Todos pensaban que Shota sería el primero el caer, ya que parecía estar en el lugar de las catástrofes la mayor parte del tiempo, pero nadie esperaba que el rubio gritón cayera a manos de un villano antes de lo planeado. Present Mic era un profesional, maestro en al UA, demasiado gritón y llamativo pero era un héroe y todos lo sabían. La noticia de su muerte sorprendió a todos, Shota de negaba a recordar el informe que le habían dado, él era su Alfa, él debió haber estado ahí para protegerlo, él no debió dejarlo ir.
Todavía recordaba el día que lo había visto por última vez.
Estaban en el salón de maestros en la UA, él se había quedado dormido en su saco amarillo y Hizashi lo había levantado para dejarlo en el sillón, aún cómodamente envuelto abrió los ojos y le preguntó que hacía, Hizashi le sonrió de esa manera en que hacía que todo lo demás se opacara y le dijo "I'm leaving, darling, hoy es el especial del programa ¿You forgot it? Te dije que que no iría contigo a casa por este especial" el omega sonreía sabiendo que su pareja lo había olvidado, "Ah" fue todo lo que le respondió intentando recordar cuando se lo había dicho, el rubio sonrió "no te preocupes honey, te veo en casa cuando termine, solo no te quedes durmiendo aquí para siempre, y ¡Por favor! no te quedes calificando a los alumnos hasta muy tarde" se acercó y le dio un dulce beso en los labios, Shota se relajó al sentir los labios de su pareja contra los suyos, toda esa pequeña conversación había sido dicha en un susurro, para que nadie más los escuchara —aunque no había nadie más en el salón— y eso le había dado una atmósfera tan íntima ya que el rubio acostumbraba a gritar todo el tiempo, cuando el rubio se separó, sonrió y con el característico brillo loco en sus ojos gritó, sin activar su quirk, "Bye, bye baby. I love you" Mientras desaparecía tras la puerta.
Hizashi, era su Hizashi, debió haberle acompañando, debió haberle cuidado, Hizashi era un omega, Shota un Alfa, él debió seguirlo y cuidarlo hasta el cansancio, pero se confío en que era un héroe y sabía protegerse, olvidó que ser un héroe lo hacía más vulnerable, lo ponía en la primera línea de fuego.
Habían veces en las que la casa vacía cobraba vida, haciéndolo sentir que su omega había vuelto, solo para recordarle cruelmente que lo había perdido, que nunca lo vería de nuevo, que se había ido.
A veces podía escuchar el ruido de las ollas en la cocina que hacía el rubio solo para calentar agua, la risa estrepitosa que resonaba por toda la casa, el televisor y la radio que el omega solía olvidar apagar, sus gritos, el sonoro "Shooooo" que siempre decía cuando regresaba del trabajo, todos esos detalles que le recordaban que lo único que le daba vida a esa vacía casa era él.
Y que él ya no estaba.
Que Hizashi estaba muerto y él no había podido hacer nada.
Y entonces salía, porque el débil aroma a limón lo aturdía y sabía que era mejor salir antes de volverse loco, buscaba a un lindo omega rubio y se arrepentía en la mañana. Ninguno era rubio de cabellos oros, ninguno tenía el cabello tan largo y fino como hilos, ninguno tenía una sonrisa traviesas, ninguno tenía ojos verdes que brillaban en locura, ni gritaba tanto que le hacía sonreír en secreto.
Porque ninguno era Hizashi.
Si, Aizawa Alfa porque es mi fanfic y hago lo que me da la gana :3
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Ausencia ↭ Erasermic↭
Fanfiction"Él debió seguirlo y cuidarlo hasta el cansancio, pero se confío en que era un héroe y sabía protegerse, olvidó que ser un héroe lo hacía más vulnerable, lo ponía en la primera línea de fuego". Porque un omegavers nunca está de más.