Capítulo 9

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(TN) tecleaba a toda velocidad mientras caminaba por la calle

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(TN) tecleaba a toda velocidad mientras caminaba por la calle. Era sábado por la tarde, a finales de mayo, y el cielo estaba nublado. Se notaba que el verano estaba cada vez más cerca.

A pesar de las nubes la temperatura era cálida. La peli(t/c) se había puesto un vestido color azul pálido, que le llegaba unos centímetros por encima de las rodillas. Ajustado en la cintura, y la falda un poco más suelta. Había cogido también una chaqueta de lana fina, por si más tarde refrescaba.

«Estoy más nerviosa de lo que esperaba», le comentaba a su queridísimo amigo Ace.

«Relájate y disfruta. Yo mientras voy pensando que película vamos a ver», respondió él. Junto con unos emoticonos sacando la lengua.

«Muy gracioso. ¡Ya está ahí! Qué puntual. Ya te contaré», se despidió, rápidamente.

Ni si quiera le dio tiempo a leer el mensaje de buena suerte que el pecoso le mandó. Ya había guardado el móvil en el bolso.

Esperó a que el semáforo se pusiera en verde para poder cruzar la calle. Su mirada se encontró con la de Arata y ambos levantaron agitaron la mano para saludarse.

—Hola, (TN) —saludó el chico, inclinando ligeramente la cabeza. Ella le devolvió el saludo—. Bonito vestido.

—Gracias —murmuró ella. Había pasado horas pensando qué ponerse. Eso de las citas no era lo suyo.

—Hay varias cafeterías, pero me gustaría enseñarte mi favorita —comentó él, mientras comenzaban a caminar—. Es donde suelo ir con mis amigos. Es de estilo vintage y creo que te gustará. Además, los batidos están buenísimos y hay muchos donde elegir.

—De acuerdo —accedió la joven.

La verdad es que no conocía muchos sitios. Siempre que tomaba algo con Ace, Kenzo y Kishi solían ir al bar de Makino. Era una amiga de la familia de Ace. Ella solía prepararles té y pastas para merendar.

Estuvieron caminando unos minutos hasta que, a pocos metros del local, Arata hizo un gesto indicando que aquel era su destino.

Fachada de ladrillo blanco, toldo de tonos pastel y preciosas mesas y sillas de madera pintada a juego con la gama cromática escogida. No se podía negar que parecía un sitio agradable.

Ambos se sentaron en una de las mesas que había libres en la terraza exterior. El tiempo no amenazaba con lluvia, a pesar de las nubes. Al menos no ese día.

(TN) no puedo evitar sorprenderse al hojear la carta de los batidos y demás productos. ¿Cómo podían los precios ser tan desorbitados? Debían estar deliciosos, aunque, aún así...

—No te preocupes, invito yo —escuchó decir a Arata. Levantó la mirada rápidamente. Debía haberse notado la sorpresa en su rostro.

—No hace falta, prefiero pagarme mis cosas —aclaró ella, amablemente. Se había ganado el dinero de su paga y no podía depender de nadie ya desde su primera cita.

Algo más que amigos «Ace x Lectora»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora