Capítulo 4
KHATA
Me encontraba mirando al segundo piso, desde la parte baja de las escaleras. Recientemente había visto como mi tío Bruno entraba al despacho de mi padre, ahora de Baran, con la intención de conversar con él sobre mi tutela. Mi cuerpo comenzaba a cosquillar de los nervios al notar como pasaban los minutos y la charla se hacía eterna. No tenía razón para preocuparme, sin embargo, los nervios parecían querer consumirme lentamente. Estaba segura de que todo iría bien, Baran no tenia por qué negarse. Mi estancia en la hacienda siempre había traído, sin yo querer, problemas y constantes discusiones. No había un solo momento el que yo me sintiera a gusto y pasaba lo mismo con ellos, si no fuera sido por la presencia de mi padre, estoy segura que ya habría escapado de este lugar para siempre.
Escuché una puerta abrirse y pasos provenientes de la parte alta. Solté el aire con nerviosismo y me apresuré a subir los escalones con prisa, quería irme cuanto antes. La idea de comenzar de cero, alejada de todos, me emocionaba, no lo negaría.
Me posicioné frente a ellos, haciéndolos detenerse de golpe. Era muy consciente de que esa acción podría llegar a considerarse un tanto grosera, pero me daba igual.
—Tío. —lo llamé, ignorando por completo la mirada molesta que Baran me había proporcionado. Volteé la cabeza para evitar su penetrante mirada. Era la típica mirada que me había regalo desde que tenía memoria, mirada que en un momento me asustaba y que ahora me ocasionaba un fuego inmenso en lo más profundo de mi ser. —¿Podemos hablar?
—¿No piensas ir a la escuela? —la voz de Baran casi me hace sobresaltar del susto —. Por si lo olvidaste, tienes responsabilidades por cumplir.
—No estaba hablando contigo. —le respondí luego de soltar el aire que estaba sosteniendo en mis pulmones con algo de molestia —. Ya tengo listo mi equipaje. —la emoción en mi voz era notoria, demasiado diría yo.
Sin embargo, esa misma emoción se desvaneció un poco dentro de mí al notar como me miraba un tanto con pena.
—Khata, hablemos un momento, por favor. —su voz sonaba despacio como si temiera lastimarme con sus palabras.
Baran no dejaba de mirarme de esa forma tan penetrante, pero ahora se veía un tanto alejado, casi con culpa. No había dudas de que algo no muy agradable había ocurrido en esa platica.
Nos alejamos del pasillo rumbo a la sala de estar, bajo la atenta mirada de Baran. Todo dentro de mí se puso en alerta, toda la repentina emoción se desvanecía lentamente. Cuando llegamos al sillón volteé ligeramente la cabeza para comprobar si él seguía en la misma posición, pero para mi sorpresa, ya se había retirado del lugar.
—¿Pasó algo grave? —le pregunté con algo de inseguridad.
Me regaló una media sonrisa, sin embargo, el gesto no llegaba a sus ojos.
—Lo siento mucho. —fueron las únicas palabras que mencionó, no hacía falta decirme nada más para que yo comprendiera.
—Entiendo. —fue mi respuesta, mientras sentía como todo el lugar se hacia cada vez más pequeño. Atrapando todas mis esperanzas por comenzar de nuevo.
—Te prometo que vendré a verte seguido e insistiré para que Baran reconsidere la idea.
Claro, era él, todo era su maldita culpa. Siempre arruinando todo a mi alrededor sin aparente razón. Es que, por mas que tratara de entender, no podía conseguirlo. Él me odiaba, siempre lo había hecho, su forma de mirarme, de tratarme, me despreciaba, y era lo que pretendía seguir haciendo manteniéndome junto a él.
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Khata © (En edición)
RomanceKhata llegó a la vida de Baran con sólo seis años de edad, con su rostro de ángel y su muñeca de trapo inseparable. Su padre: un hombre ejemplar para todo el pueblo, la trajo a casa luego de que la pequeña quedara huérfana, con la única intención de...