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— Lo ha repetido desde el primer día que llegó. — le dijo Noah, su compañero de grupo.

— No entiende el juego, no te preocupes. — le dijo Débora y miro hacia el gimnasio. — Tengo un grupo bien dirigido, no quiero a un soldado desviado.

— No es una opción Deb. — le dijo y alzo los hombros. — Tendrás a Theo ayudando.

Ella lo miro con una ceja alzada. — A Theo lo amo pero no me parece justo, ¿por qué yo? Hay más líderes que pueden con tipos como el. — dijo mirándolo con enojo.

— Te están probando, no puedes quejarte. No ahora. — sentenció alejándose.

Dejándola con una amargura, se alejó de aquel lugar hacia la Oficina de los dirigentes. La iban a escuchar, siempre le daban a los más salvajes.

Aun pensaba si fue buena idea aceptar el puesto de líder, siendo la única mujer.

Claramente querían que se volviera loca, ya tuvo suficiente con los anteriores salvajes.

— Señorita, no se encuentra la Jefa. — le avisaron apenas la vieron en la Oficina.

— ¿Y cuando esta? — pregunto con una ceja alzada.

Simplemente levantaron los hombros, agradeció de todas formas y se retiró.

Hoy no era su día.

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— ¡Quieto! — le ordenaban mientras lo llevaban a otra celda.

— Debes volverte salvaje frente a ella, idiota. — lo reto uno.

Dejándolo confundido, hace años se encontraba de aquí para allá.

Conociendo gente que hablaba de una nueva orden social, pero solo veía idiotas peleando todo el día y líderes apostando.

— En el otro bloque será divertido. — aseguró uno de seguridad.

— ¿Por qué? — pregunto mirándolo.

— No habló contigo. — lo reto y siguieron con el traslado en silencio.

Desde que llegó solo quería volver con su familia, pero le estaba costando tanto que ni cuenta se dio que pasaron cuatro años.

Una vez que llegaron a la nueva estación se quedaron esperando hasta que un hombre serio se acercó a ellos.

— Lo estábamos esperando. — afirmó el hombre.

— Suerte, la necesitará.  — aviso uno de seguridad.

El hombre solo asintió y comenzó a caminar, soltando un "que esperas, sígueme".

A paso lento el nuevo comenzó a caminar a su lado, mientras miraba todo lo que lo rodeaba. Buscando así una nueva salida, esa era su táctica en cada lugar. 

Hasta que el hombre se quedó en medio de un gimnasio que tenía en grande en una pares sector E, y ahí se dio cuenta de que había más gente formando filas.

— Bien, supongo que eres el líder. — dijo mirándolo y agregó. — Soy Rick, Rick Grimes.

El hombre serio lo miro pero otra voz habló. — Para suponer no lo veo tan bien señor Grimes. — dijo una pelirroja en frente de aquellas filas. — Espero que sea bueno como sobreviviente sino prepárese para irse a otra estación.

Rick Grimes la miro con una ceja alzada.

— ¿Quieres una invitación especial? - pregunto la mujer imitando su gesto y agregó. — Ve a formar. — ordenó.

Sectores en Llamas- Rick GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora