OMG : II

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—¿Estas seguro sobre esto? —Preguntó el pelirrojo—Sigo creyendo que es una idea realmente terrible y estúpida.

—Sabes que soy el tipo de persona que le gusta llevarle la contraria a los demás, pero esta vez estoy de acuerdo con Doyoung —Dijo ahora el ojiazul viendo preocupado a un pelinegro que solo se frotaba sus cienes cansado después de haberles asegurado a sus dos amigos que todo saldría bien varias veces. Ya se estaba hartando —, no creo que vaya a funcionar.

Después de que Haruto les contara su nueva idea para derrocar a el de arriba a sus amigos, ambos aceptaron ayudarlo. Sin embargo, ahora que iban a empezar a llevar a cabo aquel descabellado plan sus amigos habían empezado a dudar de nuevo. Un cansado y algo molesto pelinegro, se encontraba sentado en su magnífico trono suspirando cansado mientras escuchaba a los otros dos ahí presentes quejándose y repitiéndole que su plan no iba a dar resultados. Pero... ¡Por Satán que era un magnifico plan! No había forma de que fallara, pensó Haruto ya cansado de los otros dos.

—¡¿Se pueden callar de una maldita vez?! ¡Demonios, me duele la cabeza de escuchar cómo se quejan! —Gritó el pelinegro haciendo sobresaltar a los chicos—Ya me harté de decirles que va a funcionar, y en caso de que no lo haga a la primera, podemos hacer que nuestro infiltrado lo termine de convencer.

—Tal vez Junghwan nos ayude con algunas cosas, como traernos información o llevársela a El, pero dudo bastante que lo pueda convencer de creerte que lo-

—¡Tiene que! —Haruto lo interrumpió y se levantó abruptamente de su trono—Además, eso solo lo haríamos en caso de que no me crea a mí, Doyoung.

—¿Y cómo o en donde piensas hablar con él? No creo que Él quiera venir a verte aquí y te recuerdo que tú no puedes entrar al cielo. —Le dijo Jaehyuk con obviedad.

El pelinegro bufo molesto —Ya veré como. Ustedes solo manténganme informado sobre cualquier cosa que llegue a ocurrir.

—Está bien. Nosotros nos retiramos. —Ambos hicieron una reverencia y luego Doyoung añadió: —Me haces saber si necesitas algo más.

Haruto asintió y los otros dos salieron de la habitación.

Luego de escuchar la puerta cerrarse y el sonido de sus pasos alejándose por los pasillos de la mansión, se dejó caer en su trono suspirando pesadamente. Gobernar y dirigir el infierno a veces era agotador, pero aun así amaba hacerlo.

En los últimos días, había estado pensando demasiado en su plan, tal vez más de lo necesario, y eso lo agotaba aún más. Se intentaba convencer a sí mismo de que todo lo que iba a hacer, era una farsa y que sus sentimientos no eran reales. En el pasado, había creído que la mentira y la traición era el mejor escape, tanto de El cómo de sus sentimientos, sin embargo, ahora no quería hacerlo. Una parte de el no quería seguir huyendo de lo que había dejado pendiente hace miles de años, pero otra parte de el —la que se había podrido después de tantos años en el inframundo— quería conseguir su venganza y, desafortunadamente, su sed de venganza estaba por encima de sus sentimientos.

Soltó un potente gruñido que resonó en todo el cuarto y golpeó el recarga brazos de su trono con fuerza.

—No voy a permitir que me confundas más, Junkyu. —Habló solo el pelinegro.

Se levantó de su trono y se acercó a la salida de la habitación, pero antes llamó a su compañero. Podía comunicarse telepáticamente con él, por así decirlo.

—Doyoung.

Dime, Haruto.

Voy a salir. Hazte cargo hasta que vuelva. —Dijo con voz firme y finalmente salió de aquella habitación comenzando a caminar por los pasillos de su mansión.

OH MY GOD [Harukyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora