Capítulo 5. Amor y Traición

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Atsushi jugaba con las flores en su cabello, se quitaba algunas y dejaba ir con la corriente del agua disfrutando del paisaje, Akutagawa mientras le sostenía las flores dejando al menor jugar a su total placer. Fue cuando el albino pudo ver un punto brilloso en la oscura agua, miro al cielo y comenzó a verlos. Rápidamente y casi volteando la canoa, Atsushi se levantó para agarrarse de la popa. Akutagawa miro al chico emocionado.

Las luces brillantes comenzaban a subir desde el palacio, los barcos en la bahía comenzaban a dejar salir las luces también, los ojos del albino brillaban entre tanta luz entre la oscuridad, su gran asombro y sorpresa hacían su corazón latir. Sus mejillas sonrojadas y recargado en la madera del bote, simplemente viendo las luces, las linternas de distintas formas y tamaños envolver el reino en luz, el agua reflejada, su sueño hecho realidad...

Tiempo aquel, viendo a la distancia. Tiempo fue viendo al interior. Tiempo que no me imaginaba lo que me perdí, y hoy aquí, viendo las estrellas y hoy aquí todo es claridad, desde aquí, ya puedo ver que es donde debo estar. Y la luz encuentro al fin, se aclaró aquella niebla. Y la luz encuentro al fin, ahora el cielo es azul, es real brillando así, ya cambió la vida entera. Esta vez, todo es diferente, veo en ti la luz

Entre el silencio reacciono, miro a sus espaldas viendo al azabache sostener dos linternas encendidas. Atsushi se sentó frente a él emocionado. Miro las luces y luego al mayor – También tengo algo para ti – tomo aquella mochila con la corona entre sus dedos delgados, frente al azabache y sobre su pecho. Le sonrió – Sé que debí dártelo antes... pero estaba asustado. – Akutagawa se sorprendió de verlo y miro al albino, esté seguía sonriendo – solo que ahora... Ya no me asusta más... - le miro – ¿comprendes?

Akutagawa puso su mano sobre la mochila y la bajo sin ningún interés – empiezo a hacerlo... - ambos se sonrieron. El azabache le acercó al albino la linterna y esté la tomo alegre.

Ambos pudieron dejarla ir al aire.

Las luces subieron rodeándose de las demás, pero jamás separándose, igual a una bella danza donde podría comprender, sus sueños habían cambiado, su objetivo también, su sonrisa era brillante, y sus ojos eran el cielo.

Tiempo aquel, persiguiendo un sueño. Tiempo fue, en la oscuridad. Tiempo que no había visto cómo es la realidad

Él aquí, luce como estrella. Él aquí, todo es claridad. Si aquí está, me es fácil ver que aquí hoy quiero estar

Atsushi miraba las luces rodearlos, estaba emocionado viéndolas todavía, Akutagawa no podía evitar verlo lleno de ternura, ¿Cómo hacia ese chico para ver todo tan bonito? Encerrado y olvidado, asustado, pero era responsable y alegre, entusiasta y aventurero, era adorable y sereno...

Pudo ver como tomo una luz solo para subirla de nuevo y como su corazón latió con más fuerza, no era la situación, ni el corto día que pasaron, era su desenvolvimiento, su cariño, su terquedad, su entusiasmo, sus ojos, su sonrisa. Lo era todo, su nuevo sueño.

Sin pensarlo dos veces, tomo su mano, el albino lo miro y pudo ver en sus ojos aquello que siempre leyó en libros, cuentos, historias, poemas pero que nunca comprendió hasta ese momento en cuanto sus ojos se cruzaron. Era amor.

Atsushi tomo la otra mano del mayor, se miraron sonrientes - Y la luz encuentro al fin – cantaron ambos

―     Se aclaró aquella niebla

―     Y la luz encuentro al final... - cantaron ambos

―     Ahora el cielo es azul...

AtsuzelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora