ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 Յ

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Era un día hermoso en el interior del muro Sina, las flores y el césped brillaban a la luz del cálido Sol debido al rocío mañanero, el viento era suave y refrescant...

— ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Creo que ese grito lo escucharon hasta los pocos titanes que quedaban en el muro María.

— ¡DIOS MÍO, EREN, ES HERMOSA, AAAAAAH! — la rubia frente al castaño cargó a la bebé que se encontraba en brazos de Eren.

La pelinegra se rió por las cosquillas que Historia le hacía al soltar aire en su pancita al pegarle su boca. La risa resonaba por el salón donde se encontraba el trono real.

— Historia, Mikasa acaba de comer, no la alces. — dijo un preocupado Eren a la reina, temiendo por lo que pudiera pasarle a la infante.

Habían ido a visitar a la rubia debido a que querían que les facilitara el acceso a productos para bebés, pues el presupuesto de la Legión era sumamente limitado, por lo que no podían conseguirlos.

Historia los había recibido lo más inmediato que le fue posible al ellos haberles dicho que se trataba de una emergencia, llevándose la sorpresa de que su castaño amigo cargaba consigo a una bebé.

Bebé que al inicio pensó que era su hija.

Con Mikasa.

Para luego enterarse que era Mikasa quien yacía en brazos del Jaeger.

Tremenda decepción.

— No te preocupes, Eren, no creo que... — calló cuando una pequeña mancha de vómito se pintó en su vestido blanco y suspiró. — Vale, debí haberte hecho caso. — limpió con su vestido la boca de la Ackerman, ganándose una mala mirada por parte de una trabajadora del castillo.

— Majestad, no ensucie su vestido.

— Está bien, se puede lavar. — alzó los hombros restándole importancia. — Ahora, ¿qué necesitan?

Historia cargó a Mikasa cómodamente y Eren se sintió cohibido, pues ambas féminas lo miraban interrogantes y se sentía de cierta forma, regañado.

— Eh, bu-bueno... ¡Armin quería pedirte algo! — empujó a su amigo hacia adelante.

— ¿Yo?

— Cobarde. — masculló Annie a espaldas del moreno.

— Sí, tú. — Eren pellizcó disimuladamente el brazo de su amigo.

— A-Ah, cierto, ejem... — se aclaró la garganta, sintiéndose de igual forma que Eren al ser observado por sus dos amigas. — ¿Dónde está el baño?

Annie, Sasha, Connie y Jean ahogaron una risa a espaldas de los amigos de la infancia, junto a Hanjie, mientras Historia alzaba una ceja confundida.

— ¿Vinieron hasta acá porque querían hacer sus necesidades? — Armin y Eren se sonrojaron por la vergüenza.

— Tsk. — Levi se abrió paso entre todos los inmaduros, incluyendo a Hanjie, y ponerse al lado del castaño y el rubio. — No les da vergüenza hacer sus cochinadas, pero sí pedir cosas para bebés. Dios no quiera y se reproduzcan, mocosos hormonales.

— ¡Ca-Capitán! — se quejaron ambos adolescentes de 16 años.

— Ya veo, necesitan cosas para Mikasa. — la rubia se movía suavemente de arriba abajo mientras la mencionada jugaba con sus cabellos. — No hay problema, puedo darles todo lo que necesitan.

— ¿De verdad?

— Sí, hasta pueden dejarla aquí. — sonrió cálidamente a sus amigos y excompañeros de tropa.

— Oh, no queremos causar molestias. — dijo el castaño ojiverde.

— Sí, sobretodo a Eren “padre sobreprotector” Jaeger. — se burló Connie.

— ¿No habíamos quedado en Eren “asaltacunas” Jaeger? — debatió Sasha entre risas.

— Definitivamente me agrada más “asaltacunas”, gracias por la idea, Annie. — Jean palmeó el hombro de la mencionada mientras los cuatro reían.

Historia volteó a mirar al mencionado, quien se encontraba sonrojado y con la mirada desviada. Aquello le causó ternura.

— Ya veo, ni siquiera siendo ella bebé te quieres alejar de Mikasa. — expresó sin intención de maldad, pero aquello causó más la risa de sus amigos.

— Y-Ya basta. — se quejó débilmente, pues en estos dos últimos días había estado recibiendo comentarios sugerentes de sus amigos, siendo Armin partícipe unas veces.

— Tsk, te puedo dejar a la mocosa si con eso impido que el mocoso pedófilo se acerque a ella.

— ¡Capitán!

— ¡LEVIIII, NOOO! — se quejó sonoramente la de lentes, aturdiendo a los presentes. — ¡Hay muchas cosas que quiero aprender de ella! No todos los días tenemos a una Ackerman sin el poder despertado.

— ¿Qué demonios, cuatro ojos? — Levi se puso frente a Mikasa protectoramente.

— ¿Qué? No quería esperarme a que tú o Mikasa tuvieran un bebé. — se cruzó de brazos.

— Tsk, un Ackerman sin el poder despertado es como cualquier otra persona.

— Eso no puedes saberlo.

— Idiota, soy un Ackerman.

— Ah, cierto. — ante eso, Levi rodó los ojos.

— Está bien... — Historia siguió moviéndose suavemente. — Pueden venir al castillo cuando quieran, según lo que me dijeron, cancelaron las expediciones hasta que Mikasa vuelva a la normalidad.

— Así es, majestad.

— Sólo Historia, Hanjie-san. — pidió amablemente.

— Majestad, tiene que imponer autoridad, no puede decirle a cualquiera que le llame por su nombre. — regañó la trabajadora de antes, quien estaba encargada de enseñarle el protocolo real.

— Está bien, ellos no son “cualquiera”, son mis amigos. — la empleada sólo bufó. — Bueno, como decía... ¿Cuánto tiempo estará así?

Todos los presentes miraron a Hanjie, incluida Mikasa, quien no entendía nada de lo que hablaban, pero su carita estaba llena de curiosidad por el mundo.

Al ver los inocentes ojos grises de la menor, Hanjie no pudo evitar mostrar su preocupación.

— Pues... Este... — empezó a desviar la mirada. — Ella, jeje...

— Habla ya, cuatro ojos. — si bien, Hanjie ya no tenía sus dos ojos, Levi se había acostumbrado a llamarla así, por lo que no cambió su apodo. Cosa que la de lentes agradeció internamente.

— ¿No sé cómo revertir el efecto? — fue más una pregunta que una aclaración, a lo que todos agrandaron sus ojos.

— ¡¿QUÉ?! — gritaron lo más fuerte que pudieron.

— ¡¿Son sordos o qué?! — gritó más bajo que ellos mientras se destapaba los oídos. — Dije que: ¡No sé cómo revertir el efecto!

Error de cálculo • PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora