ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 Տ

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Habían pasado dos semanas desde que Hanjie les había revelado a todos que no tenía la menor idea de cómo regresar a Mikasa a la normalidad, por lo que habían estado al cuidado de ella todo ese tiempo, dejándoles de tarea a los de la tropa 104 encargarse de la bebé hasta tener el antídoto mientras el resto de la Legión entrenaba sin parar para que no estuvieran de entrometidos, además de que les hacía falta bastante condición para estar a la altura de los veteranos, pues debían aprender a manipular completamente las lanza-relámpagos, ya que durante el entrenamiento como reclutas no los prepararon para esta nueva tecnología.

Era de madrugada en el cuartel de la Legión, horario en que todos, a excepción de los veteranos de mayor rango, se encontraban recuperando energías para gastarlas al amanecer. Una hermosa rutina, sin duda.

Una madrugada de merecido descanso para cualquiera de las ramas militares...

— ¡Mocoso, calla a esa mocosa!

… excepto para la Legión del Reconocimiento.

Al Mikasa permanecer como bebé, su desarrollo avanzaba como si hubiera vuelto a nacer… O bueno, así sería en circunstancias normales, pues la azabache parecía estar creciendo ligeramente más rápido que un bebé normal.

Para empezar, hace días que aprendió a gatear, lo que significó un gran problema al ser tan inquieta y curiosa, además parecía entender más palabras sumando a que...

— Mikasa, cálmate, por favor. — decía un desesperado Eren mientras mecía a Mikasa entre sus brazos bajo la mirada de Armin, quien tenía su dedo en la boca de la pelinegra.

— Tal parece que ya le están saliendo los dientes, Eren. — explicó Armin, viendo las encías de la menor. — Entonces ya tiene 6 meses… Creo. — rascó su cabeza con su mano libre. — Aún no sabemos mucho de los bebés Ackerman. 

— El capitán Levi dijo que no son tan diferentes a un bebé normal. 

— Pues la salida de su dentición si es acorde a lo “normal”. — Armin hizo comillas a la última palabra. — Pero no lo demás. 

Mikasa miraba a ambos jóvenes con sus mejillas sonrosadas y húmedas, no sabía lo que le pasaba, sólo que un feo dolor se había hecho presente en su boca y le estaba haciendo mucho daño. Quería que se fuera ya, pero los chicos no parecían entenderla.

La puerta de la habitación fue azotada y de ella entró Annie con una mirada enojada, acercándose a los tres.

— Dámela, idiota. — le arrebató a la bebé de los brazos y se la acomodó en uno, para darle agua de un frasco de vidrio que tenía un chupete flexible.

— ¿Qué estás h…

— Cuando a Gaby le empezaron a salir los dientes, Reiner fue igual de idiotas que ustedes y la dejó llorando. — explicó mientras mecía a la pelinegra con suavidad mientras esta la veía con sus ojitos cristalizados. — Darles agua fría a los bebés los calma un poco. 

Armin chasqueó los dedos. — Ahora que lo recuerdo, es cierto. Mikasa y yo lo hacíamos cuando cuidamos al bebé de la señora Clarissa. 

Eren y Annie fruncieron el ceño. — No me gustó cómo sonó aquello.

— Sí, a mí tampoco. 

El Arlert rodó los ojos. — Dios, con ustedes no se puede.

— 🌺 — 

Sobra decir que Historia empezó a frecuentar el plantel de la Legión, llevando ropa y comida para Mikasa, además de quedarse unas buenas horas jugando con ella.

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