Esquizofrenia.

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Lucas camina de un lado a otro sin saber qué hacer, las manos temblorosas y la cabeza echa un lío. No encuentra explicación racional que dar a la policía para la locura que acaba de hacer.

Le queda poco tiempo, las sirenas de las patrullas ya se empiezan a escuchar. Se da por vencido y lo único que se le ocurre es cooperar, decir la verdad y, tal vez así, puedan conseguirle lo que su familia no le quiso suministrar más.

La policía llega y encuentra una escena bastante perturbadora, la madre del hombre de aproximadamente 1.78 cm, se encuentra en la cocina y el padre en el cuarto del segundo piso, ambos fueron asesinados con arma blanca, el forense dice que la madre recibió 15 puñaladas en el estómago y el padre unas 23.

Pero lo realmente perturbador no es eso, ni tampoco el hecho de que las tripas de ambas personas se encuentren regadas por el lugar como si tratasen de dejarlos huecos por dentro. No, lo que en realidad atemorizó a los policías que mantienen a Lucas arrestado es lo que les grita entre temeroso y orgulloso en cuanto llegan:

-¡Fue culpa de ellos! Papá y mamá no quisieron darme más medicamento para la vista, por eso empecé a ver las sombras de nuevo, ¡las vi, las vi, las vi otra vez! Se metieron en sus estómagos, pero ya se las saqué.

Microcuentos de terrorWhere stories live. Discover now