Parálisis del sueño.

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Sofía se despierta de golpe, asustada, son las 3:30 AM y sólo escucha el aullido del viento.

Intenta moverse, pero su cuerpo no responde, sólo puede ver a su alrededor. Se dice a sí misma que se calme, no es como si fuese la primera parálisis del sueño que le da y tampoco cree que será la última, por lo que lo único que le queda es tranquilizarse y esperar a que se le pase.

Y Sofía lo habría hecho, estaba decidida a calmarse, pero cuando se dijo mentalmente aquello, no se esperó a que al segundo siguiente una mano fría le tocase el tobillo, ni mucho menos a que después, sintiese un peso que iba subiendo por su cuerpo.

Ella cerró los ojos cuando sintió que aquel pesado ser se sentaba encima de su pecho, y un terrible escalofrío le corrió por todo el cuerpo cuando un chillido que intentaba parecerse a una risa hizo estruendo en su habitación, el miedo la invadió por completo y no resistió más, abrió los ojos, aunque al instante se arrepintió de su decisión, pues lo último que vio fue a ese horrible ser sonreírle.

Un par de policías y forenses llegan a la casa de Sofía 4 días después, pues los vecinos reportaron un olor a podredumbre que provenía del lugar. Entran al cuarto y todos quedan en completo shock, no saben cómo puede haber rasguños en el techo y las paredes, pero en realidad, eso no es lo que les asombra más. Ninguno de los hombres sabe cómo es que el cuerpo de Sofía puede estar pegado en el techo con enormes rasguños en el pecho y la cara desfigurada, pero pronto lo averiguan.

La puerta se les cierra y los cuerpos de cada uno de los hombres dentro de la habitación caen al suelo paralizados, cada uno siente el mismo pesó instalarse en su pecho, cada uno siente el mismo escalofrío recorrerles el cuerpo entero y cada uno ve a esa cosa de aspecto huesudo y garras afiladas, sonreírles antes de asesinarlos.

Microcuentos de terrorWhere stories live. Discover now