𝗘 𝗥 𝗪 𝗜 𝗡 . . . →ᴇʀᴡɪɴ x ʟᴇᴄᴛᴏʀᴀ x ʟᴇᴠɪ←

✧ s u p e r a l o ✧

L E V I

Gritos dentro de aquella habitación. 

El pasillo estaba en silencio, cosa que agradecía, no tener que lidiar con más gritos además de los que se escuchaban en aquella habitación.

-¿Ves lo que provocas, idiota?- Dijo entre dientes Jean.

-¡¿YO?!-

-Si, tu.- Levantó la voz -Si hubieras cerrado la boca con lo de "caballo", ___ no hubiera roto fuente.-

-Jean. Era hora de que ___ rompiera la fuente, nadie tiene la culpa.-

-¿Quieren cerrar la boca?- Y de nuevo tuve que golpearlos como la vez que se pelearon en el comedor cuando dieron carne. -Ni se te ocurra vomitar de nuevo, Jean.-

La noche cayó, tal vez se dieron las tres de la mañana, y en el pasillo solo quedábamos Mikasa, Armin y yo. El rubio estaba temblando.

-Cálmate.-

-Es que...-

-Niño, basta. Supera lo de Erwin, agradece que estas vivo, debes seguir con tu vida como ___ lo hizo. Tu pareces más la viuda de Erwin que la persona que esta dentro pariendo un engendro.-

De pronto los gritos cesaron y un llanto agudo se hizo presente.

-¡¡ENHORABUENAA!!- Escuche a Hange gritar desde la habitación. Abrió la puerta y me llamo. -Como lo deducimos, es un niño.-

-Se parece a su papá.- Ese niño no era mío y se notaba de lejos, pero el parentesco que tenía con Erwin y ____ era impresionante -Ojalá seas igual de fuerte que él...- Extendí mis manos -¿Lo puedo tomar?- Ella asintió.

-Levi, lo mejor será que te encargues de él en lo que ___ se recupera.- Asentí y salí de ahí.

Pude sentir la mirada de Armin sobre mi. -¿Puedo...?- Con cuidado lo pase a sus brazos. -Le diste mucho trabajo a tu mamá, debe estar agotada, ni con los titanes.- Lo último hizo que formara una sonrisa en mi rostro.