Predicciones

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Arcane 

Voy saltando de árbol en árbol mirando a las personas desde las alturas, todos van camino a sus casas, ya que está anocheciendo, me causa gracia ver como todos visten como de los años veinte y ver a los intrusos con ropa ajustada y mucho más moderna. Debo admitir que sus ropas me quedan de maravilla, no es mi talla pero me quedan un poco holgada y me es cómodo para moverme 

Veo a mujeres corriendo detrás de sus hijos como si fueran animalillos salvajes que corretean por ahí y por allá, y hombres conversar con el periódico bajo el brazo fumando cigarrillos. 

Ya debería volver a casa, mi turno terminó hace unos veinte minutos si hay algo que amo de mi naturaleza es poder sentir las sensaciones y emociones de los animales y las personas, así es como sabemos que nuestra presa está asustada lo suficiente para poder asesinarla y saciarnos más rápido. Pero no funciona solo con el temor, sino también con el resto de las emociones, es algo hermoso de sentir. 

Nos llaman psicópatas por nuestra sed de sangre y poder ser unos intrusos en los sentimientos y en la mente de los demás, podemos hacer que sientan un miedo enorme o que se sientan enamorados, así como también podemos meternos en sus recuerdos y usarlos en su contra o a favor. 

Nuestras casas quedan en lo alto de la colina, ocultas entre los árboles y camufladas entre las pierdas y plantas. Somos renegados, por gusto y seguridad de los pueblerinos, porque somos capaces de aniquilarlos uno por uno. 

Entro a la casa y lo primero que veo es a mamá cortando algún tipo de carne roja, que se ve riquísima y mi hermano la observa desde abajo con ansias de que se le caiga algún trozo para poder saborearlo, sus ojos están deseosos de ese alimento. 

 Cuando pequeños nuestra sed de sangre es demasiada, apenas y nos podemos controlar, por ello nos mantiene encerrados gran parte del tiempo hasta que aprendemos a controlarnos lo mejor posible y si salimos debemos estar constantemente bajo el cuidado de un adulto. Mi hermano solo puede salir al bosque en compañía de mi madre, ella solo lo deja casar animales pequeños, como conejos, ratones, mapaches o ardillas. Es una pena, esos seres no hacen daño, no así como los humanos, pero no deberían sufrir el odio de mi hermano. A diferencia mía, mi hermano es mucho más sangriento de lo que yo era a su edad. A él le gusta descuartizar y hacer que sus presas sufran mucho dolor. 

Somos muy sigilosos, no metemos nada de ruido, por ello tenemos un oído super desarrollado, así que en casa todos nos escuchan o sienten igual, aunque no queramos. Por ello con tan solo cruzar el umbral de la puerta ya tenía a mi hermano pegado a mi pierna abrazandome. 

– ¡Cane! – grita mi nombre como si no me hubiera visto esta mañana y yo le revuelvo el cabello negro. – ¿A cuántos intrusos mataste? ¿Contra cuántos luchaste a la vez? ¿Encontraste algún oso gordo para cenar?

Me ataca con sus preguntas para saber y aprender lo que es ser un vigilante, pero siento que aún es muy pequeño, se puede convertir en un asesino mucho peor que toda una familia junta. Mamá quita a mi hermano de una forma un poco brusca, pero ya estamos acostumbrados. Las mujeres psicópatas son mucho más frías que lo hombres, el único momento en que son mas amorosas es cuando están embarazadas. Ya después es historia, nos tratan con un amor bruto, pero nos acostumbramos bastante bien, lo que no quiere decir que yo sea un frío sin sentimientos por mi infancia brusca, en lo absoluto.

– ¡Mira nada más cuánto creciste en el día! – digo sonando sorprendido, así lo distraigo, él sonríe y comienza a chillar, así se va a revolotear con otras cosas. – Hola mamá.

– Hola Arcane ¿Tienes algún daño para curar? – Me responde con voz monótona.

– No, nada. – digo rápidamente y es cierto. – ¿Te ayudo con la cena?

Un Rey Sin CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora