Capítulo 1; ¡Que Nervios!

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Pov -Dietlinde-
¡Hola!, Soy Dietlinde Shizuma, ¿apellido raro no? Pues eso porque mi madre es de Alemania y mi padre de Japón.
No, no estoy presumiendo el origen de mis padres, solo me estoy presentando.

Te contaré más de mi; mi cabello es hasta los hombros y dos pequeños mechones pasan por de lado de mis orejas. Mi flequillo llega hasta las cejas y es color café oscuro.

Tengo 16 años, mañana es mi primer día de clases en 1° año de preparatoria.

Así que desde hoy tengo que ir a comprar la merienda para la escuela, no puedo ir mañana porque entro a las 6 y no soy de madrugar. ¡Así que directamente me voy!

Como dije antes, tengo que comprar la merienda porque sinceramente, nunca me gusto lo que dan en la escuela.

-Mi madre tocó la puerta de la habitación- Dietlinde, cariño, ¿No dijiste que irías a comprar material para mañana?, Yo te veo muy pegada al celular.

-¡¿Ah?! -conteste exaltada- Ahh, si si. ¡Ya voy!

En eso salí del cuarto, baje las escaleras, me puse un suéter y salí de la casa, le dije a mi madre que iría por materiales faltantes porque ella detestaba que comprará comida para la escuela.
Dice que hay que ser humildes porque les cuesta trabajo alimentarnos, yo obviamente tomo en cuenta eso pero tengo miedo de estar un día entero con diarrea.

Cuando llegue a la tienda ví la infinidad de chucherías que había para comprar, pero yo ya había pensado en que llevarme.

-tome dos paquetes de mantecadas y me dirigí al mostrador- quiero estás.

-la señora me miró amargada- Serán 10 centavos.

- pagué , la señora puso mis mantecadas en una bolsa y me entrego el dinero, así que tome la bolsa y me dirigí a la salida-

Mientras caminaba devuelta a mi casa miraba las estrellas, parecía que iba a llover.
Estaba tan distraída mirando el cielo que sentí que mi pie se había doblado y di un tropezón.

-Mierda...- dije cuando me caí y ví que la bolsa de había roto-

-Si mi madre se da cuenta de que llevo esto, se los comerá. -dije en voz baja-

Mientras recogía las mantecadas y tiraba la bolsa rota me pensaba en cómo llevar mis mantecadas a casa sin que mi madre se diera cuenta,
Cuándo llegó una idea a mi cabeza -¿ y si me las llevo en el estómago y le digo que estaba cerrado?- pensé que era una idea tonta pero era lo único que se me ocurría. No me quedaba más dinero para volver.

Lleve a cabo mi plan y me puse las mantecadas en mi estómago.

-espero que no se de cuenta.- dije por último y me fuí a mi casa.
Cuando llegue allí estaba mi madre, leyendo un libro de cocina.

-Ya llegue.- dije con la mayor seguridad posible.

- que bien, ¿Que compraste?- preguntó.

-solo unos lápices y un borrador- dije, me temía que preguntara eso.

-¿Que?, Yo pensaba que ya era suficiente con los que tenías. -dijo ella.

-pues...- dije de espaldas aún con un pie en el escalón- no servían muy bien.- dije con seguridad.

-Ahh, bueno. -dijo mi madre y siguió leyendo su libro.

Yo, aliviada seguí subiendo las escaleras, cuando mi madre hablo de repente.

-por cierto, ¿Que es eso que tienes en el estómago?, ¿Engordaste o compraste algo que no debías?- preguntó.

-Ay mamá, ¿Cómo puedes preguntarme si engorde?- dije nerviosa.

-soy tu madre, ahora muéstrame tu estómago. -dijo seria.

Yo iba a subir corriendo pero mi cerebro decía que pensaría mal de mi.
Así que solté mi estómago y dejé caer las mantecadas.

- así que comprando comida para la escuela otra vez, señorita -dijo mi madre mientras se levantaba y caminaba hacia mí.

-es para la cena, ahhh -solte una última mentira.

-si hubiese sido real eso que dijiste, no las llevarías escondidas. -dijo mi madre mientras levantaba las mantecadas y ponía una mano en su cintura- además, tu nunca compras comida para la cena.-

-Hmp- gimoteé cruzandome de brazos.

-sabes que los cocineros tardan mucho en preparar tu alimento, debes aceptarlo aunque no tenga buen sabor.- dijo mi madre.

-pero tu sabes que odio la comida que hacen, toda viscosa, ¡Puag! -dije asqueada.

-¡¿EH?!, ¡Señorita, respete! -dijo mi madre enojada conmigo- ¡Mejor deje de decir tonterías y siéntese a cenar!

-Ahg- dije enojada también.

Después de eso fuí a la mesa y me senté en una de las sillas, esperando que mi madre me sirviera mi plato.

-¿Que estás haciendo?, ¡Sirvete!, ¡¿Acaso no tienes hambre?!- grito mi madre

-¡¿AHHH, AHORA RESULTA QUE ME TENGO QUE SERVIR?!, NO ERA PARA TANTO.-grite también.

-¡Pues tiene que aprender a cuidarse sola!, Buenas noches. -dijo mi madre dando un portazo.

-las señoras de ahora. -dije negandome.

Cuando finalmente termine de comer, subí a mi pieza, me puse mi pijama y me acosté en mi cama. Después de unos minutos de arreglar todo para mañana estando sentada me acosté y dormí.

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⏰ Última actualización: Mar 25, 2021 ⏰

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