prólogo

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PARA ODETTE mudarse de París había sido un golpe bajo, y no era porque la economía familiar no les permitía vivir en la capital, todo lo contrario, si no por que el señor Blanc quería y necesitaba un cambio de aires.

Así que ahí estaba la rubia, jugando con la correa de su bolsa de tela mientras miraba de forma nerviosa el edificio frente a ella. Veía como un montón de estudiantes entraban al recinto hablando entre ellos animadamente.

Eso sólo la aterró más, ¿y si no hacía ningún amigo?

Suspiró en un intento de apaciguar sus latidos, sin embargo, el choque de hombros con una castaña la hizo fruncir el ceño.

— Ten más cuidado, por favor.— Pidió, la chica se giró sobre su hombro al mirarla y tras decir un: "¡Lo siento, voy tarde!" Se alejó de ahí entrando al instituto.

— Bueno Odette, ahora o nunca.— Soltó un suspiro y aferrándose a su bolsa se adentró en el recinto escolar.

Observó el patio con interés, divisando lo primero a dos personas peliplata, un chico y una chica, estos hablaban con un pelirrojo que estaba cruzado de brazos y había fruncido el ceño.

Odette se sonrojó al ver que los tres se habían girado a mirarla confusos, apartó lo mirada y observó el resto del patio.

Una chica pelirroja, una peli violeta y una castaña hablaban animadamente apoyadas en la pared de lo que parecía un gimnasio, la pelirroja miró a su alrededor encontrándose con la rubia, sacudió su mano y se acercó a ella con decisión.

— ¿Eres nueva?— Fue lo primero que le dijo a Odette. Ella asintió sonriendo suavemente.— Nunca te he visto por aquí, eres nueva en Sweet Amoris.

— Sí, he llegado hace nada, mi familia y yo nos hemos mudado desde París hace unos días.

— Oh, eso mola,— la pelirroja extendió su mano con amabilidad,— soy Iris, por cierto. Ven,— tomó el brazo de Odette y comenzó a arrastrarla por el patio.— Te presentaré a mis amigas.

— Yo soy Odette— contestó intentando seguirle el ritmo a la chica.

Minutos antes, Lysandro y Rosalya habían llegado al instituto juntos y se habían dedicado a buscar a Castiel por el patio.

Encontrarlo fue fácil, estaba apoyado en un árbol contestando unos mensajes, no parecían importantes, ya que dejaba ver dejadez en sus movimientos.

Los peliplata se acercaron a él y comenzaron a hablar temas sin importancia.

— Rosa, vendrás al concierto, ¿verdad?— Ella asintió ante las palabras de su cuñado.

— Claro, el viernes a las ocho, lo tengo apuntado. Con lo que hemos trabajado no me lo perdería.

— Chicos, una rubia nos está mirando.— Dijo Castiel cortando la conversación de golpe, los tres se giraron y observaron la puerta de entrada en busca de la chica de la que hablaba Castiel.

Rubia, ojos azules, debía medir más o menos 1,60, los observaba con vergüenza, al menos lo hacía hasta que apartó la mirada sonrojada.

Lysandro la siguió con la mirada, vio como Iris la arrastró para conocer a Kim y Violeta, e incluso cuando Nathaniel salió a recibirla cumpliendo con su función de delegado.

— ¿Lys?— Castiel lo codeó con una sonrisa divertida.— Vaya parece que alguien se ha fijado en la rubia cotilla.— Soltó una carcajada al ver la libreta de su amigo en el suelo.— Incluso se te ha caído la libreta y no te has dado ni cuenta.

poet ▭ lysandro ainsworthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora