Fate/Orígen Avanzado

Capítulo 12: El desenlace de una obsesión, parte 1

Era un nuevo día. No era un día en el que pudiera realizar su rutina habitual. Tenía la esperanza de haber hecho más progresos a estas alturas. No lo había hecho. Shirou había abierto los ojos y estaba mirando a través de la rendija de las puertas ligeramente abiertas del almacén en el edificio secundario de la residencia Emiya que había cumplido su función principal como taller mágico.

Había elegido quedarse dormido en el taller ya que había pasado la noche anterior practicando su magia. Fue más rápido de esa manera y no había sentido la necesidad de disfrutar la sensación de dormir en su vida. Estuvo bien. Si bien no era el mejor lugar para dormir, suponía que era lo suficientemente cómodo. Había estado pasando cada vez más tiempo durmiendo en el taller del almacén en comparación con su habitación recientemente. Los últimos meses antes de que se le ordenara asistir a la educación en la escuela secundaria recién construida en el distrito sintoísta habían terminado. Había pasado demasiado rápido.

Después de su primera incursión, había profundizado más en maldiciones avanzadas y más libros sobre mitología. Después de revelar la verdad sobre su búsqueda para ayudar a la condición de su padre, Rin le había dado su aprobación e incluso lo había ayudado ocasionalmente en su investigación. Su búsqueda para encontrar una solución se había vuelto más difícil al descubrir que probablemente era un espíritu heroico de la Guerra del Santo Grial el que había maldecido a su padre.

El Espíritu Heroico probablemente había sido un lanzador o un asesino, pero Shirou había supuesto que eso importaba poco. La guerra había terminado de todos modos y el Espíritu Heroico estaba de vuelta en el trono de los héroes. La raíz de la dificultad fue encontrar una solución para curar a su padre que sobrescribiera las propiedades de una maldición lanzada por un Espíritu Heroico.

Había muchas formas de curar a un individuo una vez que conocía la existencia de la magia. Sin embargo, no fue tan simple. Esto fue una maldición. Esto no fue solo una simple lesión. Esto fue lanzado por un espíritu heroico. Había formas de curar la enfermedad de lo que Kiritsugu estaba sufriendo, pero incluso si tenía éxito, aún existía la posibilidad de que la maldición continuara a pesar de los síntomas aliviados. Incluso podría desencadenar la maldición para entrar en un estado más avanzado que mataría a su padre más rápido, torturándolo más mientras moría.

Shirou ya había descartado la posibilidad de usar la curación como un método para curar la condición de su padre. Ya había muchas historias en la mitología de que las maldiciones tienden a eludir incluso los métodos de curación más potentes. Muchas de esas historias fueron tragedias griegas, ambientadas durante la Era de los Dioses. Si la magia curativa no había logrado vencer los efectos de una maldición, ¿qué podía hacer Shirou, que estaba lejos tanto en habilidad como en poder, en comparación con un mago de la era de los dioses?

Shirou le había confiado a Rin sus problemas, pero no había mucho más que pudiera hacer. Por mucho que se disculpara, no ayudó a Shirou en nada. Él le había agradecido por sus esfuerzos, por supuesto, pero creía que tenía una vía adicional que podía seguir para ayudar a su padre en comparación con la situación de un callejón sin salida en el que Rin había creído que su búsqueda se encontraba actualmente.

La única vía que tenía era algo que su amigo no conocía. No había tenido necesidad de decírselo. Shirou no estaba seguro de que fuera prudente de todos modos. En el mundo de Magi, generalmente era extremadamente privado y un gran paso en falso preguntar sobre el origen de otra persona, y mucho menos los detalles exactos. No es que hubiera importado si uno estaba realmente determinado, pero en general casi todos los Magos de la era moderna no habían intentado, no habían podido o no habían podido despertar su Origen. Incluso si lo hicieran, generalmente no comprendieron el significado y no sabían qué hacer con él.