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Todos se encontraban de negro, con sus mejores ropas para ese día del entierro, era temprano por la mañana y los miembros del grupo lloraban sobre el cuerpo vestido en una túnica blancuzca que resaltaba entre la multitud oscura, el muerto estaba siendo rodeado por múltiples flores, siendo llorado por las ancianas y mujeres, los hombres tenían la cabeza gacha y plantaban joyas del hombre sobre su cuerpo helado.

La hora de dejarlo partir llegó y con ella llegó una manta que lo cubrió de pies a cabezas, lo envolvieron y lo llevaron su tumba, ahí tiraron la tierra con la ayuda de las palas que habían hecho ellos mismos.

- Descansa en paz hermano, Fahir te estará esperando. – Suwoong paso su brazo sobre el frágil cuerpo de Nayeon y miro con descaro a una joven de cabello atado, color café como su hermana.

Jongho se permitió escapar de ahí para correr a su tienda, ahí había dejado su celular junto al cargador portátil que tenía siempre en su bolsillo. Al llegar se fue sacando la túnica negra, colocándose encima la remera de alguno de los chicos, ya nada le importaba más que irse de ese extraño lugar.

Buscando entre sus cosas noto que su celular no estaba donde lo había dejado, el corazón le empezó a latir con fuerza, lo podía escuchar y eso le nublaba la vista de desesperación, reviso de esquina a esquina, incluso busco los celulares de sus amigos, pero parecían que se habían esfumado. Se agarró los cabellos rojizos y trato de contener el aire, pero se le resultaba difícil cuando estaba entrando en pánico.

- No, no, no puede ser. – se estaba ahogando. Cayó de rodillas con las manos sobre el pasto verdoso, su garganta se cerraba y sus mejillas se pusieron coloradas, detrás de él Nayeon veía todo, no podía acercarse, estaba prohibido ayudar a los recién llegados.

- ¡Jongho! – Hongjoong corrió hacia él, siendo ayudado por Mingi para llevar al menor a una de las camas. - ¿¡Tienen su inhalador!? – Seonghwa rebusco entre la campera de su menor y le paso el aparato al de cabello azul. Este con las manos temblorosas lo coloco en la boca del menor, quien al recibirlo pudo empezar a recuperarse. Yunho ayudo a sentarlo en la cama y Yeosang tomo su mano en modo de apoyo.

- ¿Qué sucedió para que tengas una ataque así? Hace años no tenías uno Jong. – Hongjoong tenía los ojos aguados y rojos, aguantándose las lágrimas. Mingi lo abrazo por detrás, llevando sus manos a la cintura del más pequeño de altura. – Ce...celu...- Wooyoung le sirvió agua y se la paso, el pelirrojo trago en dos tragos. Suspiro y cerro sus ojos ¿qué harían ahora?

- Vine a buscar mi celular, pero no lo encontré en ninguna parte y entonces pensé en buscar uno de los suyos, pero no...no...- San inmediatamente empezó a revolver las cosas, tiro y dio vuelta las camas, incluso salió de la carpa y miro a los alrededores. No había nada, pero lo que sentía eran las miradas, eran pesadas sobre él.

Al volver a entrar cerró la carpa abrochándola con broches, no quería que vieran que hacían allí adentro y un sentimiento raro se había instalado dentro de él.

- Algo pasa, todos me miraban extraño, incluso las ancianas sonreían. – le dio un escalofrío de solo recordar eso.

- Debemos irnos de aquí, no importa cómo, pero no podemos mantenernos con ellos. – Seonghwa se sentó en el suelo mientras pensaba en alguna forma de huir.

De por si las cosas se estaban poniendo bastante extrañas y no sabían con quienes lidiaba, eran ocho contra cincuenta personas afuera, esperándolos como si fueran un pedazo de carne.

- Y eso no es todo, en la noche vi como Suwoong torturaba a Nayeon...no puedo sacarme esas imágenes de la cabeza, son asquerosas. – hizo una mueca. Los chicos lo escuchaban atentamente.

Puentes De Vida ¡!ATEEZ!¡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora