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capítulo xxii. la corona maldita
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Es un mundo cruel.
No tiene piedad.
Te va a romper.
Nunca lo dudes.
Andrea Labonair abrigó el vacío, es gélido y la abrazó por tan poco segundos que realmente lo percibió como si hubiesen sido horas. La capacidad para distinguir su realidad, la perdió; no tenía a nadie a su lado.
Era la definición misma de soledad.
Atrapante.
Asfixiante.
La reina de lobos cerró los párpados con fuerza, esperando así —o más bien rogando— que si se trataba de una pesadilla se suprimiera. Las pesadillas se habían esfumado semanas atrás. El cambio en su conducta fue significativo después: El cansancio se transformó en un extraño deseo de vivir. La pena no dolía tanto. La culpa no era demasiada.
¿Por qué todo volvía ahora?
Tal vez, esos sentimientos nunca la dejaron realmente. Era posible que su mejora se debía a que a ella se obligó a mejorar antagonizando por completo las emociones que la hacían odiarse a sí misma. Tal vez, se enfocó en lo bueno y, al hacerlo, olvidó que ella también es lo malo. Se dijo a sí misma que estaba rota, que estaba bien serlo. ¿No era otra mentira?
Una voz entonaba palabras que la rubia no alcanzaba comprender.
Hablaba mucho.
Sonaba fantasmal.
Llamaba su nombre.
Fue, entonces, cuando Andrea Labonair abrió los párpados. Su respiración se agitó ligeramente pero al cabo de unos segundos logró controlarla, no por ella, quién la perturbación le dejo hormigueos en las manos. Sino por el hombre que amaba que estaba a su costado: Elijah Mikaelson la trajo de vuelta de un lugar oscuro y él ni siquiera lo sabía.
En los labios de Andrea surcó un gesto parecido al de una sonrisa: tierna y adormecida.
— ¿Me estabas observando dormir? —Andrea indagó en tono afable. Se acomodó de tal forma de poner el peso de su cabeza en su mano derecha y la izquierda viajó hasta el pecho desnudo de Elijah donde comenzó a hacer líneas sin forma.
—Hmmm —Elijah tomó su mano libre y le dio un beso en la palma—. Posiblemente. Sí.
Elijah Mikaelson lo hacía a menudo; siempre que dormían juntos, a decir verdad. Él tenía la tendencia de levantarse primero, y aunque esto se debía a que su mente no la daba tregua a un descanso prologando, Andrea, también, era la razón. Elijah encontró que verla dormir le transmitía relajación. Además de que tenía esta teoría de que si, en su memoria, podía guardar estas vivencias de calma, de paz, serían lo suficientemente estrepitosas cuando las malas quisieran hacer estragos.
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The Curse ━━ Elijah Mikaelson [2]
FanfictionEl aullido eclipsó la sangre derramada y poco a poco se fue acercando a la oscuridad. the queen series #3 | the originals - season 3 © voguecastle