Capítulo 1

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Sábado, 10 de julio (presente) -Emma-

El sol de Dubai ya entraba por la ventana del hotel donde me estaba quedando, la pasarela ya había terminado por lo tanto sería mi último día aquí y seguramente también mi última pasarela, se podría decir que ya no tengo la edad, o eso dicen los directores, solo tengo 25 años pero las demás chicas no sobrepasan los 23, con el modelaje de ropa interior es así, llega un momento donde solo te quieren para fotos o pasarelas donde no vas a ganar nada de dinero, pero en un desespero la gente acepta.

La verdad es que esta idea me entristece, llevaba en esta compañía desde los 18 años, rechace el trabajo que me ofreció mi padre como directora en su empresa por trabajar de esto y la verdad es que no me arrepiento de la decisión que tome.

Pero bueno, ahora no debo pensar en esas cosas, tengo que arreglarme y salir corriendo de aquí, si no mi avión me dejara tirada y la verdad no me haría mucha gracia que eso pasara.

—¡Emma! —gritó uno de los directores—vamos a perder el avión por tu culpa, date prisa o te dejamos aquí.

—Ya voy—respondí saltando de la cama y metiéndome rápidamente a la ducha— salgo en 5 minutos te lo prometo.

—Te espero en la entrada.

Me duché rapidísimo y me vestí con lo que la noche anterior había dejado fuera de la maleta (anoche la hice ya que si no hoy no me iba a dar tiempo).

—Hey, ya estoy aquí—dije corriendo en dirección a la entrada.

—Bien Emma, ya estábamos pensando en dejarte aquí—dijo poniendo los ojos en blanco.

—Sé que no es verdad, me quieres demasiado—dije haciéndome la diva.

—En momentos como estos todo mi amor por ti se va.

—Señor la furgoneta ya está aquí— dijo una de mis compañeras. Llevaba aquí muy poco tiempo y tenía poca confianza con el director, yo nunca le llamó señor, si no por su nombre o de alguna forma amigable.

—Ahora vamos— dijimos los dos a la vez.

Nos subimos en una furgoneta negra en la cual cabíamos todos, en total éramos yo y cinco modelos más, tres directores, uno de vestuario y otro de maquillaje, y también algunos estilistas y personas que siempre van con nosotros por si a alguno de los trabajadores se pone malo o les pasa algo y tienen que ocupar su lugar.

La verdad es que esta pasarela ha sido fantástica, ha venido mucho público y la verdad a sido de esos momentos que te gustan de tu trabajo, ser modelo no es fácil, nos matamos a dietas, gimnasio, pruebas de vestuario, andar en tacones todo el dia... y bueno que decir de los comentarios de la gente o de los mismo directores, eso sí que es un calvario.

Aún recuerdo cuando le dije a mi padre que no quería el puesto que él me ofrecía, se enfadó conmigo casi por un mes entero y a mis primeras pasarelas ni vino, ahora simplemente soy más distante con todos e intento pensar en mí y en mí futuro.

***

Al llegar a Estados Unidos lo primero que hice fue despedirme de mis compañeras y poder coger lo más rápido posible un taxi para irme a mi casa de una vez por todas.

—Oye Emma, me gustaría hablar contigo sobre unos temas— dijo el director "Marcus" acercándose a mí— se que igual no es buen momento pero como tenéis tres días de descanso prefiero comentarlo ahora.

—Claro dime, no pasa nada.

—Mira Emma, llevas aquí desde los 18, para nosotros eres una más de nuestra familia y realmente te apreciamos mucho.

—Si vas a echarme la verdad prefiero que no sea ahora.

—No tranquila, no te queremos echar ni mucho menos, solo que últimamente las ganancias que tu creas son muy bajas y la verdad hemos pensado que igual te viene mejor tener otro puesto.

—¿A qué te refieres con otro puesto? — dije casi poniéndome a llorar.

—Podrías trabajar con las chicas, enseñarlas y aconsejarlas, prepararlas o hablar con las nuevas y comentarles lo que realmente es trabajar aquí.

—¿Me estás diciendo que me quieres sacar de las pasarelas?

—Emma no quiero ser así de directo pero si, no vemos rentable el que sigas modelando en pasarela, pero igualmente queremos tenerte aquí, eres muy buena y podrías ayudarnos en muchas cosas.

—Marcus no se que decirte, a mi me gusta la pasarela, no quiero estar metida en una oficina, no quiero perder mi imagen pública.

—Te doy hasta el martes para que te lo pienses, tienes tres días de descanso, disfrútalos y cuando vuelvas me dices, vale. —dijo antes de agarrarme la mano haciéndose el amigable.

—Vale, lo pensaré— dije antes de coger el primer taxi que vi.

No quería, más bien dicho, no podía dejar esto, han sido 7 años, ha sido mucho tiempo haciendo lo mismo, trabajando solo de esto y dando mi vida para que diferentes marcas quieran colaborar conmigo, y ahora, ahora me están obligándome a dejarlo todo.

Al llegar a casa lo primero que hice fue quitarme toda la ropa y tirarme en la cama, estaba muy cansada y aquí en Chicago (que es donde llevo viviendo ya hace unos cuantos años) hace siempre mucho calor en verano, es casi insoportable, bueno casi no, lo es, yo desde pequeña he vivido en Washington "DC" si hacía calor, pero menos que aquí, después mis padres se fueron a Los Ángeles y yo me fui a Chicago, (ahí conocí a mi compañía de modelaje.)

Después de dormir unas 2-3 horas como poco, mi teléfono sonó, y agh eran mis padres.

—Hola— dije con voz de cansada.

—Hola hija, ¿te hemos despertado?— dijo mi madre.

—No tranquila— la verdad es que si lo había hecho pero bueno, como dicen ellos "hay que ser amable incluso con la gente de tu familia"

—¿Ya has llegado de tu pasarela verdad?

—Sí mamá, he llegado hace ya unas horas— dije levantándome de la cama y poniéndome la ropa.

—Entonces tienes tres días libres, por lo tanto tú padre y yo queremos que vengas.

—No creo que pueda mamá, tengo que hacer cosas— no tenía que hacer nada, pero la verdad no quería verles ahora, además tenía que tomar una decisión muy difícil y no podía perder tiempo.

—No es una propuesta, tienes que venir, tú padre y yo necesitamos verte, es urgente Emma— el tono de mi madre dejo de sonar amigable y me empezó a recordar cuando de pequeña suspendía alguna asignatura y ella se enfadaba.

—Bueno mamá, ya veré que hago.

—Tienes el ticket del avión en tu gmail, mañana a las 7:00 de la mañana sale.

—No se si voy a poder, no puedes decirme a menos de 12:00 horas que tengo que coger un avión e irme a Los Ángeles— ya empezaba a enfadarme y la verdad no quería.

—No tienes nada que hacer asique empaca otra vez la maleta y coge el avión.

Agh mamá, espero que sea algo importante por qué si no te juro que no vuelvo a ir.

—Es algo demasiado importante, así que si, vale la pena venir.

Adios Mamá...

Casada con la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora