Prologo

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"Una de las cosas más hermosas del mundo es encontrar a esa persona que con solo un ratito de su tiempo mejore todo nuestro día"

-Anónimo

...

-¡Pero claro! ¡Háganle la vida imposible a Anne Shirley-Cuthbert!-gritaba la pelirroja mientras pateaba la nieve que invadía su camino con impotencia-Esta semana es un castigo, definitivamente. ¿A caso algo podría ir peor?-se preguntaba-primero el mundo decide que es mi tiempo de florecer ¡Podría haber tardado un año más! ¡No me quejaría! Pero no, claro que no. Luego invito a Diana a tomar el té y todo mal, todo pessssimo... ¡Porque soy tan estupida! ¡Que la embriague sin darme cuenta! Y para los límites de mi agonía el señor Phillips me manda a llevarle sus libros "i si mijir ilimni" ¡Al demonio con Gilbert Blythe! ¡¿No puede ir el mismo por sus libros?!

La pelirroja seguía discutiendo con... sigo misma, si. Mientras caminaba a paso rápido a casa de los Blythe's, no comprendía porque todo le salía tan mal ¿Que estaba pagando? Se preguntaba dramáticamente, claro que ella la había pasado peor en muchos momentos de su vida pero cuando sufres te creas ilusiones sobre qué cuando todo mejore el mundo será perfecto.

No es así...

Aunque de una u otra forma valoras mucho más los momentos felices, aprendes a disfrutar cada segundo, cada roce del viento contra tu piel o la calidez de los rayos del sol contra tu rostro, la belleza del cielo, las nubes o el verde de los árboles... aprecias mucho más las pequeñas cosas.

Probablemente eso mejore mucho más tu perspectiva sobre lo que es disfrutar la vida, pero claro Anne en este momento no tenía cabeza para otra cosa que no fuera lamentarse.

La pecosa siguió caminando-a paso rápido-hasta que llego a casa de su compañero de clases.

-¡Gilbert!-toco la puerta-¡Gilbert!-volvió a tocar-¡GILBERT BLYTHE!-grito a todo pulmón, pero esta vez cuando intento tocar la puerta, está se abrió-¿Hola...?-susurró pero no había nadie.

¿Que rayos...?

Estuvo un alrededor de 2 minutos decidiendo si entrar o no ¿Sería muy atrevido? Si, posiblemente. Pero ella traía prisa, no podía estar ahí simplemente porque a Blythe se le daba la gana. Así que decidida entro a la casa, con el fin de dejar los libros sobre la mesa y alguna nota o algo.

Entras, dejas los libros y te vas. Eso es todo Anne, tú puedes.

Entro y observo el lugar maravillada, la casa no era muy grande pero sin duda tenía su encanto, después de todo los que vivían ahí eran sólo dos hombres-claro si es que se le podía considerar a Gilbert Blythe un hombre-asi que sin duda era muy diferente diferente a las casas como las de los Lynde o los Barry, mismas que tenían una decoración exquisita y sumamente femenina, aunque desde la perspectiva de Anne era demasiado, ella prefería lo simple, tal vez con decoraciones naturales como flores, plantitas y esas cosas pero no más de eso.

Sin darse cuenta fue hasta el pasillo donde estaba la escalera y se quedó observando a mucho detalle una pintura que había de una mujer rubia junto con un joven, se notaba que tenía años pero eso no la hacía menos encantadora, con la yema de sus dedos rozó el óleo del pliego de papel, pero no se había percatado que alguien más la estaba viendo.

-¿Es bonita verdad?-inquirió un señor de test blanca y pálida que se encontraba bajando las escaleras sin mucho equilibrio.

𝑼𝒏 𝒍𝒊𝒃𝒓𝒐 𝒚 𝒅𝒐𝒔 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂𝒔 | Anne x Gilbert | Shirbert Donde viven las historias. Descúbrelo ahora