escorpio

05

— Hmm, está delicioso.— murmuró Yeonjun, empezando a comer del plato.

— Me alegro de que te guste, solía venir aquí de pequeño. Bueno, también de adolescente, pero ya no tanto. No tengo casi tiempo.— comentó, comenzando a comer también de su plato.

— ¿En serio? Eso no es lo que parece cuando pasas toda la tarde en el café.— elevó la cabeza, sonriendo al ver como Minho se sonrojaba.

— Ya, sabes por qué voy.— apartó un mechón de cabello de su frente que le impedía ver correctamente al menor.

— Ya... ¿para ver a Taehyun?

— Sí, para ver a Taehyun.— respondió en un tono sarcástico, haciendo reír al chico cuando puso los ojos en blanco. Taehyun no le desagradaba, pero al parecer él al chico sí.

— ¡Espero que estéis disfrutando la comida!— la señora Yang volvió a aparecer en su mesa, esta vez trayéndoles un helado de dos.— Veo que Minho te está haciendo reír, ¿es bueno?

— Sí, es bueno.

— ¿Es bueno o está bueno?

Yeon, quien estaba terminando de masticar su comida, se atragantó al tragar. Soobin no pudo evitar reír ante la reacción exagerada de su compañero de mesa, quien después de eso lo miró con los ojos muy abiertos y la cara totalmente roja.

— Ya, solo estaba bromeando. Ya sé que sí.

La mujer se fue riendo, volviendo a dejarlos solos.

— Hey, ¿acaso ha dicho algo que no sea verdad?— cuestionó Soobin, tendiéndole un vaso de agua a Yeonjun. El chico lo aceptó, bebiendo enseguida.

— Qué ego.

Siguieron comiendo, sin hacer más que algunos comentarios sobre la comida o sobre el buen ambiente que envolvía el rústico restaurante. Yeonjun no recordaba haber ido a uno desde hace tiempo, por lo que se sentía maravillado con el sitio.

— ¿Tanto te gusta?— el menor no tardó en asentir, terminando su plato y dejándolo a un lado de la mesa mientras Soobin lo observaba, con la cabeza apoyada sobre sus brazos en dirección al chico.— Podemos venir la próxima vez, si quieres.

— Por favor.

Yeonjun escondió bastante bien la emoción que le causaba "la próxima vez". ¿Eso significaba que Soobin realmente estaba interesado en él? Sabía que sí, pero las inseguridades siempre estaban ahí. Aún dudaba de la existencia de un chico tan perfecto.

— ¿Comemos el helado y vamos a dar el paseo?

Yeon asintió, cogiendo la pequeña cucharra para empezar a comer, aunque Soobin se la arrebató.

— Es de pareja, se supone que se tiene que comer como tal.

Yeonjun se esperaba algo como que le empezara a dar de comer, pero el mayor no hizo más que colocar el borde de la cucharra entre sus labios y empezar a intentar coger helado de esa forma. No pudo evitar reír por al menos quinta vez en el día, sin entender qué estaba haciendo el contrario.

— ¿No vas a comer? Será romántico...

— ¿Cómo se supone que vas a darme de comer así si tengo una cucharra en la boca?

— Bueno, se puede.

— Quedaría todo lleno de helado.

— Pero sería romántico.

— Sería gracioso y se lo podrías contar a nuestros nietos.

— ¿Por qué querría tener hijos contigo?

— Soy guapo.

Yeonjun ahogó una risa, intentando controlar la sonrisa que amenazaba por conquistar sus labios.

— Lo que digas...

Estaban a punto de empezar a comer, esta vez correctamente, cuando el teléfono de Soobin comenzó a sonar, interrumpiendo su momento.

El mayor lo tomó, molesto. Esperaba que fuese una urgencia, si no, estaría dispuesto a sacrificar a un amigo.

— ¡Soobin! ¿has llamado al spa?

— Joder, Kai, para esta mierda me llamas. Luego hablamos.— le colgó inmediatamente, poniendo los ojos en blanco al recordar esa odiosa voz al otro lado de la línea.

— ¿Qué ocurre?— preguntó el menor al ver el cambio de actitud del mayor.

— No es nada... Solo mi amigo molestando diciendo que debería llamar a un lugar. Bueno, mi madre me regaló una postal con un número de un spa, supongo, y el tipo al otro lado de la línea es odioso.

— ¿De verdad? ¿Tan odioso es?

— Es insufrible. Me hizo preguntas extrañas, ¡y me colgó!

Yeonjun volvió a reír, sintiendo sus ojos aguarse. Ver a Soobin con esa reacción era nuevo, y ver sus gestos confusos y exagerados aún más.

— Si quieres podemos llamarlo, quizá a mí me hable bien y tú consigas tu sesión.— propuso, volviendo a incorporarse en la silla.

— Después, no quiero estropearnos la noche desde tan pronto.

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Nada más terminar su cena, se despidieron de la señora Yang y salieron del restaurante, encontrándose con una lluvia abundante.

— No creo que podamos pasear con este tiempo.— Soobin se empezó a quitar la chaqueta, poniéndosela sobre la cabeza y viendo a Yeonjun hacer lo mismo.- Vivo aquí cerca, si quieres puedes quedar te conmigo hasta que deje de llover.

— Solo si vemos el último capítulo de mi serie turca.

El mayor aceptó, tomando la mano del menor y guiándolos por las calles llenas de agua lo más rápido posible.

Subieron a su apartamento empapados, pero riendo por los resbalones que habían tenido nada más entrar al portal.

— Te voy a traer ropa seca, para que no te resfríes.

Yeon asintió, observando el lugar. El hogar de Soobin estaba decorado a un estilo minimalista moderno, lo que le atraía de sobre manera.

Tomó el mando de la televisión, buscando rápidamente su serie y viendo como aún quedaban quince minutos para que empezara.

— ¡Ya estoy! Puedes cambiarte en mi habitación mientras preparo unas palomitas o algo.

Yeonjun entró al cuarto después de aceptar lo que Soobin le había propuesto, empezando a cambiarse. La habitación del mayor estaba impregnada con su aroma, y a duras penas se resistió a hundirse en la gran cama. Estaba tomando la ropa mojada cuando un papel llamó su atención, más bien le llamaron la atención los característicos y familiares dígitos que estaban grabados ahí.

— ¿Soobin?— llamó al mayor. Al parecer no lo escuchó, por lo que solo cogió el papel y salió en su busca.

— ¿Ya estás listo? Las palomitas...

— ¿De dónde conseguiste este número?— cuestionó, tendiéndole el papel con curiosidad.

— Oh, es el número del spa que te dije.— respondió el mayor, algo confuso.

Yeonjun entrecerró los ojos, recordando lo que el chico le había dicho esa misma tarde.

"El chico odioso..."

— Joder, ¿eres el escorpiano insoportable?

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