Había una vez una chica perdida, su cabello era del color del oro más brillante que había en el reino, sus ojos eran cual dos safiros, sus labios carmesí, su piel era blanca, cual la nieve, las perlas de su boca relucían cada vez que sonreía, su cuello era alto y su vestimenta era un vestido largo de flores azules y unas sandalias de plataforma alta, acompañado por una cartera pequeña.
Ella quería encontrar la forma de volver a casa, pero no sabía cómo. Lo único que encontraba en su camino era bosque, nada más.
Ella pensaba que nunca encontraría su hogar. Eso la llenaba de tristeza, haciendo que una pequeña lágrima rodara por su mejilla.
—Espera. Tú no puedes saber lo que estoy pensando. Es MÍ mente. —dijo la chica bastante enfadada. —Además, no estoy llorando, eso es de bebés.
En todo caso, el narrador, tu servidor, siempre sabe lo que sucede con los personajes de la historia. Sobre todo, si es omnisciente.
—Claro que no. Solo inventas los sentimientos de los "personajes". Espera un segundo... ¿Narrador? Eso significa que... —la chica estaba muy confundida.
Sí, esto es una historia.
—Pero... ¿Cómo es posible?
¿Recuerdas cuando fuiste succionada por el libro? Eso te llevó al mundo de las novelas, los cuentos de hadas y las historias. Estarás viajando por todo tipo de historias a partir de ahora, puede que pases por algún comic en algún momento también...
—Bueno... —la chica no podía procesar nada de lo que le estaba diciendo. —Ahora quiero que me dejes sola, quiero caminar en silencio para poder "procesar las cosas", no con una voz estúpida que dice todo lo que hago. Además, estoy muy irritada. —la chica se fue caminando sola por el bosque en el que había despertado. Se volteó un segundo. —Pero, gracias por decir esas cosas bonitas de mí. —sonrió y continuó caminando.
Ese fue el relato contado por su servidor, ya que nuestro personaje principal no quería que una voz extraña contara su historia.
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Al fin estoy sola, no hay mejor vida. Ese lunático que se hacía llamar "narrador" me tenía cansada.
En lo único que ese torpe tiene razón es que, sí, quiero ir a casa, pero no sé como hacerlo. ¿Y voy a tener que pasar por más historias como esta? Sobre eso, ¿en qué historia me encuentro?
Camino por el bosque, la vegetación es siempre la misma, nada cambia. No sé si me estoy adentrando más en el área, o si estoy saliendo a un pueblo cercano.
Por lo que pude oír de don narrador, estoy en un reino, o sea, hay que encontrar un gran castillo en el que me ayudarán. Ne. Veamos la realidad, los reyes nunca ayudan al pueblo. Pero eso significa que esto es un cuento de hadas... Puede que alguien me ayude después de todo.
Sigo caminando para encontrar algo. Mismos árboles, flores, arbustos, aves, mamíferos y... ¿Mujeres con alas? Eso no es normal... Me escondo tras un árbol para que no me vean y escucho su discusión, se ve muy seria.
—Tenemos que encontrar la manera de que Preciosa Rosa no quede dormida por cien años. —¿Preciosa Rosa? ¿Dormida cien años? Este debe ser el cuento de hadas de los hermanos Grimm, la bella durmiente.
—Debemos pensar en algo rápido.
Camino lento para que nadie me oiga, pero, con la suerte que tengo, piso una rama, que cruje con muhas ganas. Las doce mujeres aladas se dan vuelta para mirarme. Yo las miro de vuelta y les hago una mueca nerviosa y les muevo la mano en forma de saludo.
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Odisea en tacones
Aventura"¡No volveré a escribir una palabra en mi vida!". Esas fueron las últimas palabras de una escritora, que comenzó una gran aventura, sin que ella la quisiera. Atrapada en el mundo donde solo las palabras describen la historia de las personas, tendrá...