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A finales del mes de abril, Jinyoung se encontraba sumido en la incertidumbre acerca del paradero de su exnovio. Miraba distraídamente el televisor mientras esperaba la llamada de su padre, quien solía contactarlo todas las noches para preguntarle sobre su día y desearle buenas noches. En los últimos días, los dramas y las discusiones de Park Yohan habían cesado, por lo que cada vez que revisaba el teléfono, esperaba ansiosamente escuchar la voz reconfortante de su padre.

El reloj en la pared marcaba las 11:07 pm, y su padre ya llevaba treinta y siete minutos de retraso. Desde hace seis noches, su padre llamaba puntualmente a las 10:30 pm, sin importar la pequeña diferencia horaria de una hora o lo cerca que estuviera de la medianoche.

"Debería de llamar yo esta vez" pensó Jinyoung preocupado. Su padre era conocido por ser un hombre de palabra. Con cuidado, marcó el familiar número, sintiendo cierto temor de que nadie respondiera, de que algo le hubiera sucedido a Yohan, o incluso de pensar que podría haberlo olvidado. Estuvo a punto de presionar el botón de "llamar" cuando finalmente sonó la esperada llamada. Respondió al primer timbre, aliviado de escuchar la voz de su padre al otro lado de la línea.

¡Jinyoung! Lo lamento, tu madre estuvo aquí —suspiró Yohan, evidentemente agotado. Había sido una visita larga y agotadora —Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos —confesó, recordando la relación rota con su exesposa.

—¿Jiyeon? ¿Qué demonios quiere esta vez? —preguntó Jinyoung, sin ocultar su molestia y sorpresa. Sabía que cualquier visita de su arrogante madre solo podía significar problemas —¿Dinero? ¿Joyas? ¿Pelear por algo que cree que le corresponde, pero que el tribunal negó? No creo que quiera otra cosa de ti, papá.

En realidad... Jiyeon vino buscándote a ti, Jinnie —bufó Yohan. Su exesposa era todo lo contrario a lo que había mostrado durante su prolongado noviazgo. Había revelado su verdadero rostro detrás de su sonrisa y sus palabras falsas —Hizo un escándalo porque no estás aquí.

—¡¿A mí?! ¡¿Está loca?! —soltó el menor con agudeza, dejando ver su resentimiento hacia su madre —No quiero verla. Menos mal que no estoy en Seúl, sería lo último que desearía hacer.

Es tu madre, Jinyoung. Podrías darle una oportunidad de redimirse o simplemente decirle que no estás interesado en buscarla, al igual que yo he hecho en el paso. Jiyeon no merece entrar a mi casa, pero si tú quieres que vuelva a tu vida, respetaré tu decisión.

—¡NO! ¡Nunca tomaría esta decisión, papá! ¡¿No recuerdas todo lo que nos hizo en el pasado?! ¡Nos abandonó cuando más la necesitábamos! ¡Te dejó solo con un bebé de dos meses, papá!

Ella volvió por ti después-

—¡Y por el divorcio, papá!

Los gritos se llenaron la habitación de hotel, Jiyeon siempre sería la raíz de los conflictos y la causa de las discusiones entre Jinyoung y Yohan, su padre. El resentimiento y el dolor acumulados se manifestaban en cada palabra pronunciada dejando claro que el pasado había dejado cicatrices profundas en ambos.

La historia de los Park había transcurrido de manera confusa y lenta, tanto que ni siquiera la propia familia podía hablar de ello con facilidad. Cuando Jiyeon y Yohan se conocieron, todo pareció perfectamente escrito por el más romántico de los poetas. Su tiempo juntos antes de comenzar su noviazgo, e incluso durante su relación fue como caminar sobre las nubes. Ambos estaban completamente enamorados, y en su quinto aniversario, Park le propuso matrimonio, convencido de que eran la pareja perfecta y de que su amor duraría para siempre.

Pocos meses después, se casaron en una pequeña y privada ceremonia a las afueras de Seúl, cumpliendo con cada deseo y petición de la novia. Durante su luna de miel en Roma, Italia, Jiyeon quedó embarazada y lo que parecía ser una espera por el fruto de su relación, se convirtió poco a poco en una pesadilla. Una vez que Jiyeon descubrió que estaba embarazada, la ahora señora Park comenzó a ejercer un control excesivo y obsesivo sobre todos sus derechos como esposa. Empezó a exigir lo que le correspondía en caso de que su esposo falleciera, y gastó cada último centavo en diversas cuentas. Rápidamente, la personalidad amorosa, comprensiva, generosa y empática de Jiyeon desapareció por completo.

Don't Call Me | MarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora