Capítulo trece

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No sentía mis brazos, mi rostro dolía, el antes cálido y amoroso ambiente se había vuelto en uno frío y duro. Mi labio sangraba, mi garganta ardía, cuando miré al frente lo ví, ví sus ojos de preocupación, aún estando en peor estado sus ojos verdes me observaban diciendo "yo te protejo".

— No fue una buena noche para salir, ¿O si rubiecito? — Las voces sonaban fuertes en mi cabeza, golpeaban cada rincón pero se oían tan lejanas al mismo tiempo.

Alguien se paró frente a mí, con el peso apoyado en una pierna y con la otra tomando impulso supe que hacía mi cara iba a ir una fuerte patada. Cerré los ojos sin pensar, como si me fuera a proteger y la patada nunca llegó. Se escuchó el golpe que suele hacer una persona al caer, abrí los ojos y frente a mí se encontraban los zapatos de Mark.

Su débil postura, el cansancio en su cuerpo, la sangre saliendo de varias partes, cortes profundos otros no tanto, se veía mal, demasiado mal, pero ahí estaba, de pie, frente a mí, con puños y con su mirada sería, sin brillo, con furia.

Intenté levantarme, mas alguien hizo presión con su pie en mi espalda, mi rostro volvió a golpear el suelo y Mark volteó hacia mí, atacando a la persona que me impedía levantarme. Aún con tan pocas fuerzas veía como luchaba para que no me hicieran daño, sentí una fuerte punzada en el pecho y la ira cegandome.

Y ahí fue, así fue la primera vez que yo, Denki Kaminari, me animaba a golpear a alguien con todas mis fuerzas, la primera vez que me defendía aún estando casi moribundo, aún cuando mis brazos estaban totalmente cansados la adrenalina hacia que siguiera y siguiera.

Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, lo golpeaba bruscamente que incluso dolía. Tomaron mis brazos intentado inmovilizarme, pero seguí luchando, intentando golpear de cualquier forma posible a los que me tenían, pero un golpe me hizo perder el aliento y hacer que caiga otra vez.

Miré a los lados y ví a Mark, sus ojos estaban cerrados y era sostenido por otras dos personas, fue lanzado junto a mí con brusquedad, abrió los ojos y me sonrió. Juntó nuestras ensangrentadas y doloridas manos con cuidado mientras me miraba a los ojos. “No sé si estaremos bien, sólo sé que yo te voy a cuidar” dijo con un hilo de voz que hizo a mi corazón estrujarse y que de mis ojos cayeran lágrimas.

No sabía que pasaba más allá de nosotros, no escuchaba a los otros hablar, mi cuerpo dejaba de doler, todo por mirar sus ojos y esa linda sonrisa que me daba. Volví a la realidad muy tarde, Mark me miraba transmitiendome calma mientras era arrastrado hasta el borde. Dijo un “te amo” para después ser callado por la voz de otro.

— Que sea un recordatorio de que aquí no aceptamos asquerosos como ustedes. — Se escuchó y con un golpe ví a mi mundo caer de aquél puente que hasta hace unas horas era nuestro lugar feliz.

El sol empezaba a salir, mis oídos se tapaban, no escuchaba de que hablaban, las lágrimas salían sin parar, sentí mi corazón encogerse y mi garganta cerrarse. — No. — susurré mientras cerraba los ojos con fuerza.

— ¿Disculpa? ¿Dijiste algo? —

— ¡No! — grité desgarrando más mi garganta, mis mejillas estaban húmedas, y yo casi no podía moverme.

Me arrastré como pude hasta el borde y lo ví, entre las piedras, todo de él sangraba, sus ojos estaban abiertos, su pecho no subía, no bajaba, sólo estaba ahí.

— ¿Por qué no lo acompañas? — Fui empujado al igual que él y antes de golpearme estiré mi mano hasta la suya.
Sentí el “crack” de mis huesos al caer y antes de cerrar mis ojos, también sentí que mi mano y la de él estaban juntas, cerré mis ojos, mi respiración se hacía más pesada, más lenta, entrelacé nuestras manos y caí rendido.

“Tal vez en otra vida seríamos aceptados.
Tal vez en otra vida tendremos
nuestro final feliz”

En otra vida // Denki KaminariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora